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Análisis

¿Cómo aprender física y química con una secuencia de la serie Stranger Things?

  • El género que más contribuye a la educación científica es la ciencia ficción
  • La ley permite emplear todos los géneros cinematográficos como recurso didáctico en el aula
  • Una escena de Stranger Things, explica el concepto de flotabilidad y su relación con la densidad
  • Si te interesa la ciencia, no dejes de explorar todos los contenidos de la web de Ciencia y Futuro de RTVE

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¿Por qué flota la protagonista de Stranger Things?
Once, la protagonista de Stranger Things, flota en una piscina en el capítulo de la serie titulado La Bañéra (TqE7).

El cine es una gran base de información científica y puede ser usado como recurso didáctico para aumentar la motivación de los estudiantes por las ciencias. El impacto sensorial de las imágenes en movimiento supera habitualmente al que producen las fotografías estáticas, lo que conlleva un mejor refuerzo memorístico y de asociación. Pero hay que tener cuidado, ya que su carácter lúdico puede dificultar su aplicación cuando existe falta de rigor en las actividades propuestas.

Ciencia ficción en el aula

El género que más contribuye a la educación científica es la ciencia ficción. Aproxima la realidad científica a los alumnos aprovechando sus ideas previas. La ficción y la ciencia son mundos compatibles: la ficción se alimenta de la realidad y la ciencia necesita de ingenio e imaginación para avanzar.

Lo primero es evitar posibles ilegalidades. Según el Artículo 32.3 de la Ley de Propiedad Intelectual española, se permite la reproducción parcial de material audiovisual con fines educativos. Es decir, podemos emplear todos los géneros cinematográficos como recurso didáctico en el aula de ciencias.

Física y química en series y películas

Ejemplos de series que han acercado la física al público son The Big Bang Theory y Lost in Space. Las Aventuras de Tadeo Jones es una película que conecta con el público más joven. Un tema recurrente son los viajes espaciales, como en Gravity, Marte o Interstellar, donde encontramos constantes referencias a la física moderna. También, por qué no, podemos incluir los caminos de “la fuerza” de la saga Star Wars.

Actualmente, la física en el cine es habitual, pero la química se camufla entre imágenes, sin evidencias significativas. Sin embargo, encontramos ejemplos como Bones, serie bien documentada basada en la ciencia forense, Breaking Bad, cuyo protagonista es profesor de química, y la película El club de la lucha, donde se detalla la fabricación de jabón por saponificación.

El tanque de Once

Para apasionados con la física y la química, ya sea dentro del aula o desde casa, os proponemos analizar un fragmento de la serie Stranger Things - minuto 22 al 32 del capítulo 7 de la primera temporada-, donde los protagonistas quieren generar un portal para que Once, la niña protagonista que tiene poderes extrasensoriales, contacte con un amigo atrapado en una realidad distinta.

Su profesor de ciencias les explica por teléfono cómo crear el portal idóneo: necesitan construir un tanque de privación sensorial Once también debe flotar.

El reto

Los protagonistas disponen de 700 kg de sal, que tienen que diluir en el volumen de agua que entra en una piscina infantil y a una temperatura concreta. Los niños sitúan la piscina en una cancha de baloncesto, la llenan de agua y van añadiendo sal. Uno comprueba con un huevo si la concentración es suficiente aplicando el concepto de flotabilidad y su relación con la densidad.

En el primer intento, el huevo se hunde. En la vida cotidiana se observa este fenómeno al cocer un huevo. Sin embargo, tras echar más y más sal, exclama… “¡Eureka!”. El huevo flota.

“¡Eureka!” es la expresión que se atribuye a Arquímedes de Siracusa cuando descubrió que todo cuerpo sumergido en un líquido experimenta un empuje vertical y hacia arriba igual al peso de fluido desalojado. Si este empuje contrarresta el peso de un objeto, el objeto flota.

¿Por qué flota la protagonista de Stranger Things?

Dustin, Mike y Lucas comprueban que el huevo flota en agua salada. Stranger Things. Netflix

La imagen del huevo flotando es la más significativa y despierta la curiosidad del espectador y, por supuesto, del estudiante de ciencias. La secuencia finaliza cuando Once se introduce en la piscina y flota.

Un ejercicio posible y una conclusión

A partir de aquí, se puede inducir la reflexión del estudiante mediante preguntas y predecir si es factible o no que el huevo flote de manera estable.

Se debe calcular la densidad de la disolución final. Se necesita conocer la cantidad de agua que hay en la piscina. Para ello, se aplican estimaciones tipo Fermi, pues la información de la escena es muy limitada. El estudiante, cual detective, buscará información entre los fotogramas.

¿Por qué flota la protagonista de Stranger Things?

Once flota en una piscina de agua y sal común. Stranger Things. Netflix

Por ejemplo, el diámetro de la piscina puede ser estimado mediante el fotograma de la Figura 2: la piscina aparece en el interior del círculo central de una pista de baloncesto americana (3,6 m). También se necesita conocer la solubilidad de la sal, que depende de la temperatura. Este valor se obtiene de otro fotograma, uno de los niños sostiene un termómetro donde se puede leer la temperatura.

Por cierto, el análisis de los datos indicará que la disolución salina no está saturada. Se puede demostrar que todas las imágenes presentan rigor científico.

Esta secuencia de Stranger Things es, además, mucho más que ciencia: fomenta las relaciones de respeto entre iguales, la curiosidad por aprender y experimentar y da una visión del profesor de ciencias amable e implicado con sus alumnos. Este es solo un ejemplo de lo que podemos encontrar entre el amplio abanico de secuencias posibles. La finalidad es siempre aumentar la motivación y la curiosidad por la ciencia.

Beatriz García Vasallo, Profesora titular en el Área de Electrónica (Departamento de Física Aplicada), Universidad de Salamanca y Patricia Desire Aldonza Cimas, Profesora Enseñanza Secundaria especialidad Física y Química, Universidad de Salamanca, firman este artículo, que fue publicado originalmente en The Conversation. Aquí puedes leer el texto original.