Enlaces accesibilidad
Lazos de sangre

Ángel Nieto: las tres mujeres que marcaron al ligón de las motos

Por
Lazos de sangre - Ángel Nieto, los amores de su vida

Ángel Nieto era un campeón dentro y fuera de la carretera, lo hemos podido comprobar en el documental de Lazos de sangre. Vivió intensamente hasta el mismo día de su muerte por el, ya conocido, trágico accidente con un quad en Ibiza. Le gustaba acudir a las fiestas y relacionarse con todo tipo de gente. Pero entre sus cualidades destaca el gran éxito que tenía entre las mujeres.

Su madre, su ojito derecho

La primera mujer importante en su vida es su madre, Teresa Roldán. Una mujer sacrificada y luchadora, con una energía inagotable y por supuesto que adoraba a Ángel. Dicen que él era su ojito derecho y nos lo confirma su sobrino Fonsi Nieto. No lo esconden, todos en la familia lo sabían.

Tal era el afecto que sentían que hace tres años tras morir el piloto, decidieron ocultarle la noticia a su madre. Manolo Nieto, el hermano del piloto, nos cuenta apenado: “Si mi madre se entera de lo de mi hermano, posiblemente se hubiera muerto a la vez”.

Teresa murió el pasado mes de marzo, hasta entonces consiguieron ocultarle la muerte de Ángel. Un trabajo en el que se implicó toda la familia, “decíamos que estaba de viaje” nos dice Gelete, hijo de Ángel. Una mentira que consiguieron mantener durante muchos años.

Ángel Nieto y su madre, una relación muy especial

Pepa, su única mujer

Pepa Aguilar se convirtió en su primera mujer, se conocieron de pequeños cuando Ángel se fue con 12 años a vivir a Barcelona solo. Coincidían en la calle cuando Pepa salía del colegio y aunque al principio ella se resistió, acabó cayendo en sus redes.

Se casaron en 1975 en Madrid con Pedro Carrasco y Rocío Jurado de padrinos. A Pepa no le gustaba el protagonismo, siempre dejó que fuera Ángel quien brillase. Ella esperaba la vuelta de Ángel con ganas cada vez que se marchaba a un campeonato. Era una sufridora, entendía el trabajo de Ángel pero sabía el riesgo que suponía para su marido.

Sin embargo, fue una gran compañera de vida, siempre supo estar a su lado y apoyarle en la vida y en su gran carrera.

El matrimonio de Pepa y Ángel llegó a separarse tras 15 años, pero nunca se divorciaron legalmente. Pablo Nieto, su hijo, nos cuenta que nunca llegó a ser una ruptura brusca, sus padres siempre se llevaron bien y afirma que aunque él “era muy pequeño, su padre seguía yendo mucho a casa”.

Para Pepa fue el amor de su vida, sigue estando triste desde que no está y es Pablo quien nos da de nuevo la clave para entender esta relación: “Desde que mis padres se separaron yo no le he conocido una pareja a mi madre, al final eso quiere decir muchísimo”.

Belinda, la modelo que le volvió loco

Belinda Alonso era modelo, tenía catorce años menos que él y Nieto dice que se enamoró locamente de ella, “como un caballo desbocado”. Con ella formó una segunda familia, de ahí nacería Hugo, que por el momento es el único que escapa del mundo del motor.

Tanto tiempo después volvió a vivir la paternidad con ilusión. Esta vez pudo disfrutar mucho más de esos momentos, ya que no estaba continuamente de viaje en viaje, no es ya un piloto en pleno auge de su carrera. Ángel y Hugo forjan un relación muy especial, aunque él no quiere reconocerlo como tal, “especial no puedo decir, tiene otros dos hijos, pero sí que es verdad que teníamos un vínculo muy estrecho”.

Ángel Nieto y su hijo Hugo, su ojito derecho

Con Belinda viviría unos años preciosos, siempre que podían se escapaban a su casa en Ibiza para vivir su amor lejos de las miradas y en la más absoluta tranquilidad. Fue el amor con el viviría los últimos días de su vida, ya que seguían juntos cuando el piloto falleció.

Era un mujeriego

Aquellos que le conocen mejor en su círculo íntimo de amigos no es ningún secreto: Ángel Nieto era un mujeriego. Le gustaban las mujeres y en cuanto veía una mujer guapa y atractiva, el piloto se volvía loco. Ninguno confirma ni desmiente si él le fue infiel a alguna de sus parejas, pero reconocen que le gustaba ligar y no perdía el tiempo con las mujeres.

Las dos mujeres que se le conocieron lejos de ser enemigas, se llevaban fenomenal y las imágenes de su funeral con ambas abrazadas y llorándole, explican la grandeza del piloto que fue siempre la unión las dos.