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Millán Salcedo: "El internado me marcó, me sentía abandonado"

  • Charlamos con uno de los máximos referentes del humor sobre sus inicios en el mundo del espectáculo
  • Un recorrido a través de su infancia en un internado, su afición a la zarzuela y la forma de conseguir el éxito

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20 entrevistas de humor y una más, desesperada - Millán Salcedo

"Mejor persona que cómico" así ha presentado nuestro compañero Ramón Arangüena, al reconocido Millán Salcedo. Una charla desenfadada en el programa 20 entrevistas de humor y una más, desesperada de RNE Solo en Podcast que ha dado el pistoletazo de salida con un repaso por la historia de su vida. Desde su infancia en un poco afable internado, hasta el éxito que le otorgó Martes y Trece.

Una infancia dura

Los inicios no fueron sencillos, o al menos, así lo recuerda: "El internado me marcó. A mí me sirvió. Mi padre murió cuando yo tenía siete años. Me tocó ir allí, un hospicio horrendo. Yo decía que me habían abandonado. Y entonces, apareció un cura y nos llamó a los nuevos para probarnos la voz para el coro. Y canté "Chiquitina" de Marisol. Le gusté y me puso de solista. Allí descubrí que me gustaba estar sobre los escenarios", ha confesado el artista en los micrófonos de RNE.

A los 17 años salió de este lugar que recuerda con un regusto amargo: "A mí me han pasado mogollón de cosas, no voy a contar lo que viví allí porque eran cosas...en fin". Pero esto no era más que el comienzo: "Cuando salgo de allí, mi madre ya había venido a Madrid porque no teníamos ningún futuro. Cuando salgo de Villareal mi madre viene a por mí a la estación de Atocha. Cuando la vi , tan horonda, pues era muy gordita, nos abrazamos. El abrazo que nos dimos no lo olvidaré nunca. Cuando paso por ahí me paro siempre", ha recordado Millán Salcedo con ternura.

Primeros comienzos

Fue entonces cuando empezó su vida en una portería, con luz artificial. Algo que rememora como una casa horrenda. "Éramos los habitantes del escaparate. No teníamos ni ducha, nos lavábamos en una pila. Mi hermano, mi hermana, mi madre y yo". Un edificio del que poco queda en la actualidad pues allí han construído viviendas nuevas, con un estilo de: "Habitación de hotel".

En el internado les enseñaban un oficio a cada uno de ellos. A él le tocó el de sastre. Algo que no le gustó jamás pero que le ha permitido desempeñar una gran destreza en su día a día: "Ahora me meto pantalones, me saco de aquí, de allá, es útil". Esta labor aprendida le permitió obtener un oficio que le dejó en los huesos: "Yo era el retrato de mi radiografía. Planchaba mangas de camisa nueve horas al día. Pero lo dejé. Llegúe a mi casa y se lo dije a mi madre. Yo quería ser actor. Me arrodillé y me abracé a su barrigota. La primera prueba la suspendí y en septiembre aprobé".

Nacho Duato se quedó un papel al que él optaba. Era para un musical de Gospel: "Hice las pruebas muy bien y en la última me dijeron que no daba el perfil. Entonces el señor que havía el casting me dio la tarjeta para ir a ver a un amigo suyo. Su amigo era cirujano plástico. Todo porque tenía acné. Nacho Duato era alto fornido y también tenía acné pero a él sí que le cogieron", ha confesado el humorista.

People en Guzman el Bueno

Este fue el comienzo de su despegue hacia el éxito. El local People en Guzmán el Bueno en Madrid, es un edificio con dos plantas, en la de abajo se fraguaba el verdadero espectáculo: "Nos presentamos al encargado, queríamos hacer humor. Y nos hizo la prueba en el momento. Estaba Pajares, la prensa, todo el mundo. Subimos al escenario, a pelo, el propio Pajares dijo de dónde habéis salido. Nos contrataron, esa sala se convirtió en nuestra referencia". Había comenzado la carrera de Martes y Trece.

Miguel Bosé fue a verles y le encantaron: "Él nos puso en contacto con su representante que era lo máximo de entonces. Gracias a nuestro talento y a Miguel Bosé nos hicimos famosos".

¿Cuales son los referentes de Martes y Trece

Junto a Josema Yuste y Fernando Conde formaba este particular equipo: el grupo de Martes y Trece: "Nuestros referentes eran Pajares, Tip y Coll, Tony Leblanc: "Qué fuerte que Doña Rogelia sea un muñeco de verdad. Tip y Coll nos bautizaron. Lo podéis ver. Es en una actuación donde estamos los tres de rodillas y detrás ellos dos como bautizándonos".

Un éxito que les llegó sin previo aviso y que a veces les dejaba completamente exhaustos: "Trabajar en sitios tan grandes como campos de fútbol es agotador. Llenábamos las plazas de toros por eso teníamos que buscar fechas para volver a actuar. Pero a mí eso no me llenaba. Yo quiero que me vean los granos".

Durante este extenso recorrido también han tenido tiempo de debatir sobre la libertad de expresión en la actualidad en los espectáculos de humor: "Los ofendiditos se ofendían entonces. Pero antes sabías que había tres cosas con las que no te podías meter porque te lo censuraban: la Iglesia, el Ejército y la Corona. Pero hoy en día no sabemos con quién no te puedes meter. La gente a día de hoy se ofende por cualquier cosa. ¿Qué hacemos parodia de los microondas?".

Una vida con obstáculos desde una edad muy temprana, de superación, de vivencias inolvidables que Millán Salcedo ha recordado de una manera gráfica y profunda. Un gran humorista, fan de la zarzuela, del teatro cercano, del humor, de los escenarios, del canto...en definitiva de la vida.