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El efecto analgésico de los abrazos

  • Pablo Eguía, de la Sociedad Española de Neurología, nos habla en InquietaMENTE de Radio 5 de los efectos que tiene un abrazo en el ser humano
  • "Estamos programados para tocar, programados para sentir, solo hay que fijarse en los bebés y como aprenden a través del contacto”, explica el neurólogo

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InquietaMENTE - Abrazos analgésicos - 09/02/21

Los abrazos tienen efectos muy directos en el cerebro humano, consecuencias emocionales y también físicas. El alivio que produce un abrazo cuando hay dolor es similar al de algunos analgésicos, según explican neurólogos como Pablo Eguía, de la Sociedad Española de Neurología “este fenómeno tiene lugar a nivel de modular neuronas capaces de anular el efecto dolor desde receptores y de alguna manera inhibir esta información y dar prioridad a la información de los mecanos receptores del tacto”.

El sistema somatosensorial humano transmite al cerebro las diferentes cualidades de los contactos “el estímulo que se produce en la piel es recogido por los mecano-receptores, asciende al cerebro y tiene como destino final las áreas asociativas capaces de integrar estímulos de todo tipo, tanto información visual como auditiva” como explica Eguía, “probablemente a nivel cerebral un abrazo o caricia activen circuitos cerebrales capaces de bloquear o disminuir el input desde la lesión o extremidad donde hay dolor”.

En sentido inverso, la necesidad humana de contacto físico y abrazos se resiente en su ausencia. La falta de relaciones sociales tiene efectos adversos para las personas. “Esta es una más de las consecuencias negativas de la situación de pandemia que nos obliga a disminuir el contacto cercano. Incluso en situaciones normales ya conocemos los efectos de la soledad sobre el cerebro, hace que percibamos la realidad como una amenaza” explica Pablo Eguía.

En todas las etapas de la vida humana el contacto físico es imprescindible pero más aún en la infancia, como señala el neurólogo Pablo Eguía “biológicamente estamos programados para tocar, programados para sentir, solo hay que fijarse en los bebes y como aprenden a través del contacto”.

El contacto y la socialización para la que estamos programados los humanos optimizan las posibilidades de supervivencia, aunque como añade Pablo Eguía, sin duda, en esta situación de pandemia algo podemos hacer y aunque el contacto físico es insustituible, siempre queda una mirada de empatía.