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"No quiero ver al hombre al que llamaba mi padre": la campaña contra la desprotección ante la violencia vicaria

  • Según Save the Children, uno de cada cinco menores, especialmente las niñas, son víctimas de violencia sexual intrafamiliar
  • La muerte de dos niñas presuntamente a manos de su padre ha reabierto el debate sobre la violencia vicaria

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Una niña llorando en la esquina de su habitación
Una niña llorando en la esquina de su habitación GETTYIMAGES

Belén (nombre ficticio) se atrevió a denunciar los abusos de su padre cuando tenía nueve años. Cumplió 14 y seguía desprotegida, el juez archivó su causa porque no creyó su testimonio. “Cuando me hicieron ir a declarar estaba aterrada e indefensa. Me separaron con un biombo de mi padre agresor. Notaba su respiración otra vez cerca de mí”, cuenta la joven en una campaña en redes que pone de relieve la indefensión de los menores en casos de violencia vicaria.

Su caso no es único. El hombre que asesinó presuntamente a sus hijas de 2 y 4 años en Alboloduy, Almería este domingo, tenía un procedimiento penal abierto por violencia de género y una orden de alejamiento sobre su expareja y madre de las niñas. Aun así, disfrutaba de un régimen de visitas a las menores, y esto ha reabierto el debate.

Miriam entiende ese debate. Desde que tiene uso de razón insistió, por activa y por pasiva, en no querer "ver al hombre al que llamaban mi padre". "Mi madre se separó de él por malos tratos cuando yo solo tenía cinco meses, pero ni la condena a 21 meses de prisión por maltrato hacia ella, ni el miedo y rechazo que yo sentía fueron motivos suficientes para mantenerme lejos y a salvo de él", explica.

La justicia trató a su madre "como una delincuente" y le quitaron la custodia para dársela a él. A ella la acusaban de haber incumplido las visitas. "Mi madre siempre intentó protegerme", incide la joven, inmersa ahora en una lucha en su nombre. Pretende usar su voz "hasta ahora silenciada para pedir que cese la tortura institucional" a la que llevan sometida más de 20 años.

Los testimonios en primera persona de menores que han sufrido este tipo de violencia y denuncian no haber sido oídos en la justicia ni en los sistemas de protección, se han difundido este jueves a través de esta campaña en la víspera del III Encuentro sobre Violencia Vicaria y Violencia de Género Institucional que se va a celebrar en Barcelona este 22 y 23 de marzo.

Los servicios de protección, otro pilar fundamental

Luna (nombre ficticio) rompe su lanza contra los servicios psicosociales. A los seis años ya dibujaba insistentemente sus miedos. “Dibujaba monstruos, personas sin cabezas, sangre, una niña llorando, junto a frases como: no me gusta, me siento mal…". El vivo reflejo de las brutalidades que vivía. "Me cuesta entender que ninguno de ustedes pudiera verlo. Me hubiera gustado que esos dibujos hubieran servido de prueba de la verdad y que me hubieran protegido”, sentencia la joven.

Pero también hay buenas palabras. "Sentía dolor en el pecho. No podía respirar y mi pediatra diagnosticó que no era daño físico, sino emocional", cuenta Blas. Tenía 12 años cuando empezó a ir al psicólogo. Durante un año y medio le ayudó a encontrar el camino.

Él había aprendido muchos comportamientos de su padre, condenado a 14 años de prisión por violencia de género. "Quería doblegar la voluntad de mi madre y causarle daño", explica. Gracias a su psicóloga pudo generar estrategias para modificar su conducta violenta y gestionar la ira. Le dio herramientas para guardar recuerdo precioso y de supervivencia de mi infancia. De esa forma se convirtió en una pieza fundamental en su recuperación y en su toma de conciencia sobre lo que hacía. "Gracias a eso, hoy puedo tener una vida adulta plena y feliz", sentencia.

Fallos en el sistema judicial

El golpe más grande se lo lleva la justicia española. Diversos informes y organismos internacionales han alertado sobre la persistencia de estereotipos de género en ella. La relatora especial de Naciones Unidas sobre violencia hacia la mujer ha pedido explicaciones al Estado español en al menos cinco ocasiones por la utilización del denominado Síndrome de Alienación Parental (SAP) en el sistema de Justicia.

El SAP es una patología inexistente que es utilizada de manera recurrente para deslegitimar el testimonio de las madres y de sus hijas e hijos cuando denuncian violencia de género y/o violencia sexual intrafamiliar. Según el organismo de la ONU, el tratamiento que reciben estas víctimas en el sistema español de Justicia equivale a "actos de violencia que pueden constituir tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, o incluso tortura".

De acuerdo con la organización Save the Children, uno de cada cinco menores (especialmente las niñas) son víctimas de violencia sexual intrafamiliar. Sin embargo, solo el 15% de las agresiones se denuncian y de estas, el 70%, no llegan a juicio porque no se cree el testimonio de las niñas y niños.

Un informe encargado por el Ministerio de Sanidad en 2022 sobre la violencia institucional contra las madres y la infancia reveló que la desprotección es mayor en las víctimas de menor edad. En un 86% de los casos en los que se denuncia violencia sexual intrafamiliar contra niños y niñas menores de 8 años, las denuncias acaban archivadas sin que llegue a celebrarse juicios. El estudio señala que la desprotección no se produce solo en los juzgados, sino que se extiende a toda la red de protección de la infancia y que la principal vía de entrada del SAP se encuentra en los informes psicosociales: en el 86,5% de los casos se pone en entredicho el testimonio de niñas, niños y adolescentes víctimas de este tipo de violencia.

III Encuentro sobre Violencia Vicaria y Violencia de Género Institucional

Estos testimonios han sido recopilados para una campaña que pretende visibilizar a los niños y niñas que denuncian no haber sido escuchados en la justicia ni en los sistemas de protección en vísperas del III Encuentro sobre Violencia Vicaria y Violencia de Género Institucional que tendrá lugar en la sede del Ilustrísimo Colegio de la Abogacía de Barcelona este viernes y sábado.

El objetivo de este encuentro es acordar medidas concretas y efectivas para erradicar la violencia vicaria y la violencia de género institucional que se ejerce sobre la infancia y sobre las madres por no creer o escuchar sus testimonios.

La cita, organizada por entidades de la sociedad civil -Mujeres libres, mujeres en paz y la Asociación Internacional para la Erradicación de la Violencia de Género Institucional-, la Consejería de Igualdad y Feminismos de la Generalitat de Catalunya y el Ayuntamiento de Maracena, donde se celebró el anterior encuentro, y subvencionado por el Ministerio de Igualdad, será inaugurado por la ministra de Infancia y Juventud, Sira Rego; la Consejera de Igualdad y Feminismos de la Generalitat de Catalunya, Tània Verge Mestre; la Delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Carmen Martínez Perza y la Síndica de Greuges de Catalunya, Esther Giménez-Salinas.

Entre la treintena de profesionales que se darán cita en el encuentro figuran además la Fiscal de Sala de Violencia sobre la Mujer, Teresa Peramato, la exdelegada del Gobierno contra la violencia de género, Victoria Rosell, así como juristas, pediatras y psicólogas que han analizado el impacto de estas violencias en niñas, niños y adolescentes y sus madres.