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Memoria histórica

A través de 'La huella borrada' se conoce la historia olvidada del alcalde republicado de Sevilla Horacio Hermoso

El regidor de Izquierda Republicana gobernó durante cinco meses, apoyado por los partidos del Frente Popular

Su cuerpo nunca ha sido encontrado, ni se sabe en qué fosa común pudo ser enterrado

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'La huella borrada', Antonio Fuentes

Horacio Hermoso Araujo fue un alcalde republicano de Sevilla. Con 36 años, lo fusilaron al inicio de la Guerra Civil en las tapias del cementerio el 29 de septiembre de 1936. Hay tres mil libros editados sobre la Guerra Civil. Tras cinco años investigándolo y contrastando su memoria con la de supervivientes e historiadores, el escritor y periodista Antonio Fuentes Ruiz ha rescatado del olvido su figura en ‘La huella borrada’(Plaza & Janés): “Creo que me lo he leído todo y cada hecho está documentado y cotejado”.

Eran republicanos ante un sistema monárquico que ya se había agotado

Según el autor, la novela tiene muchos paralelismos con el presente y, al recomponer la historia, cada lector puede interpretarla a su manera. “Me han dicho que esto es una lectura solo para personas de izquierdas, pero no”, recalca Fuentes. “Esos republicanos no eran ni de izquierda ni de derecha, eran republicanos ante un sistema monárquico que ya se había agotado, que ni siquiera los generales más mimados por la monarquía lo mantuvieron, como eran Sanjurjo y Franco. Incluso las primeras palabras de Queipo en Radio Sevilla son alabando la República”.

¿Qué saben los jóvenes de la Guerra Civil? El peligro de la desmemoria

En la Plaza Nueva de Sevilla se produjo la primera batalla de la guerra civil en territorio peninsular. Esto es un dato bastante desconocido y poco divulgado. “No conocemos mucho de nuestras historias”, confiesa Fuentes. “Precisamente el título de la novela es eso: nos borraron lo que era la historia de esta ciudad, de esta generación de personas que querían un país mejor y una sociedad distinta a la que habíamos tenido hasta entonces en España”.

Horacio Hermoso Araujo

“Era una persona con inquietud política, sobre todo humanista. Creo que todo lo que he investigado sobre él lleva a que tenía una gran humanidad y una persona muy desafortunada, como lo fue también la II República”, nos define Fuentes.

Se eligió un perfil muy técnico.

Además, Hermoso tuvo la responsabilidad de ser el alcalde de Sevilla en un momento en el que nadie quería serlo. Era el político del partido de Azaña y, tras la práctica del desmoche, gobernó el Frente Popular en las elecciones de febrero y a él le tocó ser el alcalde de Sevilla. Después de investigarlo, Antonio Fuentes llegó a una conclusión de que intentaron salvar las cuentas del ayuntamiento, que estaban depauperadas por la exposición de 1929: “Se eligió un perfil muy técnico. Él era contable del Instituto Español, una empresa de perfumería y de colonias”.

El regidor de Izquierda Republicana solamente pudo gobernar durante cinco meses​, apoyado por los partidos del Frente Popular. En esos meses, tuvo que gestionar las riadas del desbordamiento del Guadalquivir, que todavía no estaba dragado ni tenía las infraestructuras necesarias, y eventos como la conmemoración del centenario del nacimiento de Bécquer. También se celebraron fiestas, como la Semana Santa y la Feria de Abril. Además, estabilizó la plantilla del ayuntamiento y creó la oficina de urbanismo que continúa hasta la actualidad.

“Al final de su mandato, está esa reivindicación de espíritu autonomista, junto a Blas Infante, de rescatar e intentar que Andalucía tuviera los mismos derechos que otras comunidades que ya lo habían hecho, como Cataluña, que tenía su estatuto, País Vasco, Galicia estaba a punto de tenerlo y otros impulsos autonomistas estaban también muy maduros”, cuenta el autor. Esta propuesta se quedó en el tintero porque esperaban prepararla en julio y finalizarla cuando se reanudar la actividad parlamentaria en el Congreso en octubre. Sin embargo, les interrumpió el golpe de estado.

El golpe del 18 de julio

Pese a lo que se está comentando en España y al golpe de Estado en Melilla, Horacio Hermoso continuó su actividad legítima como alcalde y convoca un pleno en el ayuntamiento y la Diputación. Durante una reunión con su concejal de fiestas mayores para preparar la Velá de Triana, le pilló a las tres de la tarde el golpe de Estado. “Su chófer le dice de recoger a su familia que estaba veraneando en un hotel en Chipiona e irse quizá a Gibraltar, para ponerse a salvo, él piensa que tiene que continuar con su actividad como representante de la legitimidad republicana”, nos cuenta Antonio Fuentes.

Al día siguiente lo mandan a la cárcel de La Ranilla.

“Los golpistas le detienen, le aprisionan en Capitanía, junto al resto de autoridades y al día siguiente lo mandan a la cárcel de La Ranilla”, continúa relatando. “Jamás pudieron prever la barbaridad de lo que iba a suceder porque en este país nunca había habido un golpe de estado con violencia y muertos. Creo que ellos incluso estaban deseando que hubiera un golpe militar para que de una vez se acabara con el run-run permanente que impedía la normalidad democrática. La República era un sistema político nuevo, que necesitaba estabilidad, y estos militares no se la estaban dando”.

Las democracias necesitan dar a conocer su historia a través de la educación y la cultura. Según el autor, historias como la de Hermoso rescatan del olvido el golpe que fue la dictadura: “Han sido más de 40 años que han obstaculizado el progreso social al que esta sociedad estaba encaminada en línea con otros países. Lo que hizo fue mantener los privilegios a quienes siempre lo habían ostentado desde el medievo”.

Celebrar la Semana Santa

En los primeros años republicanos, el Cardenal Ilundain se opone a que, mientras que haya un régimen político como la República, haya manifestaciones religiosas en la calle. “Cuando gobiernan las derechas, sí hay una Semana Santa completamente normal”, puntualiza Fuentes ejemplificando la de 1935. “Cuando el frente popular gana, vuelve el boicot de la iglesia y a las clases acomodadas”.

La vida del alcalde depende del Palacio Arzobispal.

La mayor osadía de Horacio Hermoso fue conseguir que se celebrara con normalidad la Semana Santa de abril de 1936 y le costó la vida. “Durante los meses siguientes se queda ese run-run de que se ha desafiado a las élites por parte de un alcalde rojo”, cuenta el escritor. “Cuando la familia intermedia por él ante Queipo, la respuesta que obtienen del general sublevado es que la vida del alcalde depende del Palacio Arzobispal. Ellos empiezan a hacer gestiones para salvarles la vida, como sucedió con otros sevillanos en esos meses del verano del 36, pero ellos no consiguieron salvarle la vida al alcalde”.

El cuerpo de Horacio Hermoso Araujo nunca ha sido encontrado, ni se sabe en qué fosa común pudo ser enterrado.

“¿Dónde reside ese poder o la violencia, que en puridad corresponde ejercerla al Estado?”, se pregunta a sí mismo Antonio Fuentes. “Pues lo cogen estos contrapoderes. En algunos pueblos lo coge la Guardia Civil, en otros pueblos lo cogen los caciques y en las ciudades hay mucha labor por parte de los curas tanto a favor como en contra. Es muy arbitrario a quién se mata y a quién no. Si alguien intercedía por ti podías liberarte, pero, si alguien te condenaba por rencillas, incluso familiares, o por problemas económicos, podías verte de repente detenido, incluso fusilado”.

‘La huella borrada’

“Hoy no estamos tan orgullosos de nuestro país o de nuestra bandera porque nos robaron esa parte de nuestra historia. Fue deliberadamente borrada durante la dictadura, olvidada durante la Transición y confío que rescatada por una generación que no tenemos por qué tener miedo”, afirma Antonio Fuentes. El autor conoció la biografía de Hermoso Araujo a través de su hijo, quien, con noventa años, contó la tragedia familiar en un instituto sevillano.

La novela permite identificarte con algunos personajes y construirte a ti mismo: qué ideas tenemos sobre la República.

La rigurosidad de los hechos se traspasa a la novela. “Para mí, era muy importante tener una versión contundente sobre este período histórico y era secundario cómo narrarlo”, confiesa. “La novela permite identificarte con algunos personajes y construirte a ti mismo: qué ideas tenemos sobre la República”.

La visión generalizada suele estar centrada en los eventos de Madrid. Con las voces de los periodistas que trabajaban fuera de la capital, se ha podido conocer más que las versiones parciales. “Está la lectura de que cada bando se enfrentaron entre ellos, pero en Sevilla no pasó nada de eso”, recalca. “En Sevilla solo hubo represión y muerte de los sublevados contra quienes estaban ejerciendo el poder en ese momento. A partir de ahí, fueron pues represaliados, estigmatizados, expoliados y, al final, arrojados a fosas comunes”.

“Hubo una intencionalidad manifiesta de borrar a esta generación de políticos que quisieron cambiar el estado y el régimen político que se había vivido siempre”, explica el autor y recalca: “Todas las historias son Sevilla, pero se borran si no las conocemos”.

Sevilla es diversa y hace falta que se conozca para que podamos seguir construyéndola.

Dentro del contexto político y social de Sevilla, convivían muchas personas. De hecho, había barrios conocidos como ‘Sevilla la roja’ o ‘el Moscú sevillano’, aunque en todos ellos había iglesias. “Después de Roma, no hay otra ciudad donde haya más iglesias que Sevilla, donde la tradición de la Semana Santa se mueve prácticamente todo el año”, destaca Antonio Fuentes. “Sevilla es diversa y hace falta que se conozca para que podamos seguir construyéndola”.

Esta historia proporciona un mejor conocimiento sobre la época. “Una novela tiene los componentes necesarios para poder identificarte y para poder reconocer a las personas que la protagonizan, tanto para homenajearlas como para condenarlas lo que hicieron”, concluye el autor.