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Festival de San Sebastián

'Courtroom 3H': lágrimas de realidad en el sistema judicial estadounidense

  • Méndez Esparza compite con un documental sobre un juzgado de Florida especializado en custodias de menores
  • La película se estrena el 25 de septiembre en cines de España

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Imagen del documental 'Courtroom 3H', de Antonio Méndez Espaza
Imagen del documental 'Courtroom 3H', de Antonio Méndez Espaza

Courtroom 3H es un documental que existe gracias a la Primera Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos y su defensa de la libertad de prensa. Fue la protección que ha permitido a Antonio Méndez Esparza plantar su cámara en un lugar público como el Tribunal de Familia Unificada de Tallahassee (Florida) para retratar un dilema brutal para cualquier estado y devastador para muchas familias: ¿Qué es lo mejor para el futuro de un menor?

El resultado es un privilegio para el espectador, arrojado a una realidad que difícilmente podría conocer de otro modo. Privilegio guiado por la mirada humanista de su director, que carece de juicio sobre lo retratado, pero también crudo: renuncias a la patria potestad, luchas por la custodia, abandonos, negligencias o familias de acogida destrozadas.

Courtroom 3H es la única cinta de un cineasta español que compite por la Concha de Oro, aunque la carrera de Méndez Esparza ya está enmarcada en el cine independiente estadounidense. La vida y nada más, su anterior cinta, obtuvo un Independent Spirit Awards en 2018, aunque reconoce que la dificultad de sacar sus proyectos sigue siendo la misma de siempre.

Dice Méndez Esparza que hace cine para descubrir realidades que desconoce y librarse de prejuicios. “Nunca había estado en un juicio, pero imaginaba a los abogados como desastres, el juez como un tipo firme que hace acatar la ley y nada más, el fiscal como alguien sin humanidad. Gente culpable o inocente”, explica.

Antonio Méndez Esparza compite por la Concha de Oro con su tercer largometraje, 'Courtroom 3H'

Y lo que encontró fue una tensión que lo cubría todo: familias, abogados, fiscales y jueces. “Los juicios arrancan como algo muy procesal, pero los abogados van cerrando espacios y se crea una enorme tensión: aunque a veces hay hasta comedia, lo que está en juego es algo muy grande”, analiza.

Pese a lo universal, su documental está circunscrito a la realidad estadounidense y su marcada desigualdad. “Tallahassee no es el lugar más pobre de Florida, es un lugar medio, carece de industria y tiene muchos funcionarios, pero existe ese trasfondo que viene de hace siglos, de antes de la Guerra Civil. La población negra lleva ahí tres siglos y todavía hay una división racial importante”, opina.

¿Qué tiene de especial el sistema judicial estadounidense? “Al final los sistemas son personas que toman decisiones y el estadounidense es bastante individualista en ese sentido”, explica. “Una cosa buena del sistema es que siempre evoluciona, es un organismo vivo. Creo más en las personas que en los sistemas, lo malo es si la persona es la equivocada. Pero hay que intentar empoderar a las personas para que tomen las decisiones correctas. Si las personas se equivocan, lo pagan; si el sistema se equivoca no tiene culpa.

Su documental pudo ser rodado, pero tuvo que someterse a su propio ‘proceso’ y el juez retratado podía decidir si lo filmado tenía interés público o no. El magistrado –como el público del primer pase en Sebastián- consideró que lo tenía: Courtroom 3H muestra todas las variantes de las relaciones paterno-filiales y sus límites.

Opina Méndez Esparza que la sociedad del espectáculo no invita a producir obras “trabajadas y largas”, ya sean cinematográficas o periodísticas, sobre una realidad. Es ese sentido, su película es un lujo que se puede resumir en la cita del histórico activista James Baldwin que la precede: "Si uno realmente desea saber cómo se administra la justicia en un país, se acerca al desprotegido y escucha su testimonio".