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La paz de Colombia se cocina entre fogones

  • En Colombia la Fundación Elcielo trabaja para reconciliar a las personas que participaron en todos los bandos de la guerra
  • Más de mil excombatientes, exparamilitares, soldados y víctimas han hecho las paces en los restaurantes de la Fundación

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Dos mujeres enfrentadas por las FARC: "la reconciliación es posible"

En la cocina de uno de los restaurantes más famosos de Bogotá, Astrid y Dulce María trabajan codo a codo para preparar uno de los menús principales. Hacía tiempo que no coincidían así que, mientras elaboran figuras con los vegetales para decorar los platos, aprovechan para charlar y ponerse al día. La escena no tiene nada de atípica si no fuera por el pasado de estas dos mujeres; se trata de una víctima de las FARC y una excombatiente de esta misma guerrilla.

Dulce María se presenta, no sin antes advertirnos de que prefiere que no le hagamos fotos de su rostro. “Tengo 33 años y estuve en uno de los frentes de las FARC. Fueron situaciones muy difíciles porque me tocó hacer cosas que nunca se me habían pasado por la cabeza y que yo no quería hacer pero me obligaron a hacerlas”, señala Dulce María.

Astrid, frente a la cámara, y Dulce María, que prefiere ocultar su rostro BEATRIZ VIAÑO

Astrid escucha con atención el testimonio de su compañera aunque ya lo conoce de sobra. Ella también nos hace una pequeña introducción de su vida. "Vivía en un pueblo donde trabajábamos en la agricultura. Era una vida humilde pero teníamos todo pero llegaron las FARC de un momento a otro y sacaron a una prácticamente de allí a la fuerza", nos cuenta Astrid.

Un proyecto para reconciliar a través de la cocina

Este pasado dramático en la vida de las dos aspirantes a jefas de cocina quedó enterrado gracias al empeño de otra mujer; se llama Gloria Valencia y junto a su familia creó en 2008 la Fundación Elcielo. Este proyecto nació con la intención de reconciliar, a través de la formación culinaria, a todas aquellas personas que habían participado del conflicto armado.

Gloria Valencia creó en 2008 la Fundación Elcielo BEATRIZ VIAÑO

“Se les hace una evaluación para ver que realmente quieren el cambio. Nosotros le damos esa oportunidad. No solo de trabajar sino de empleo. Tenemos personas que han cumplido sentencias de quince años de cárcel por todos sus actos y realmente una les ve la convicción de que quieren el cambio”, señala Gloria, la directora de esta fundación.

Un proceso de reconciliación que no está exento de obstáculos

Gloria nos cuenta también que su familia sufrió las consecuencias de la guerra, aunque no con la misma dureza que vivieron muchas de las personas que ya han pasado por su Fundación. Reconoce que el proceso de reconciliación no es fácil y ella lo sabe bien porque está directamente involucrada en el acercamiento que se produce entre los fogones de sus restaurantes. "Cuando llegan personas que han tenido mucho dolor y estaban en la otra posición y se encuentran y lloran y se abrazan, empieza una amistad de un camino muy bonito", señala.

Astrid comprende cada una de esas sensaciones de las que nos habla Gloria, las entiende porque las sintió en primera persona. "Fue duro saber que me estaba enfrentando a personas que en el pasado nos habían hecho daño, nos habían obligado a dejar nuestro pueblo, pero ya después se convirtió en una relación muy bonita", dice. Astrid se refiere a la amistad que tiene con Dulce María. Después de entrar en la Fundación ambas fueron becadas en la Escuela Superior de Hostelería de Santiago de Compostela donde estuvieron formándose durante seis meses. La experiencia les sirvió para conocerse mejor.

"Te das cuenta de que ella también era una víctima"

“Luego esa persona se convierte en tu mejor amiga. Te das cuenta de que ella también era una víctima y que en realidad no era mala pero tuvo que hacer ciertas cosas porque entonces la guerrilla capturaba a la gente y tenían que trabajar para ellos quisieran o no”, prosigue contando Astrid.

Una reflexión que llega ante la atenta mirada de Dulce María, quien a su vez utiliza la tercera persona para referirse a un pasado en el que ya no se reconoce. "No me podía creer la oportunidad que le habían dado de salir a otro país a formarse a una persona que había hecho cosas horribles", dice Dulce María, que pronto retoma la primera persona para ya hablar de su presente. "Tengo cinco hijos ya soy una persona profesional gracias a Dios y a la Fundación que me ha ayudado mucho y la cocina me ha cambiado la vida", concluye.