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La sobrepesca y el cambio climático llevan al pingüino africano a una "trampa ecológica"

  • Las señales falsas provocan que busquen alimentos en lugares equivocados
  • Además, las poblaciones de peces se han visto drásticamente reducidas
  • Esta ave, en peligro de extinción, vive en Sudáfrica, Namibia y Angola

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Colonia de pingüinos africanos (Spheniscus demersus), cerca de Ciudad del Cabo.
Colonia de pingüinos africanos (Spheniscus demersus), cerca de Ciudad del Cabo.

El pingüino africano, catalogado como especie en peligro de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y que vive en las costas de Sudáfrica, Namibia y Angola, está bajo una "trampa ecológica" debido al cambio climático y a la sobrepesca, lo que hace que busquen alimentos en lugares equivocados.

Así lo afirman varios investigadores de la Universidad de Exeter (Reino Unido) y la Universidad de Ciudad del Cabo (Sudáfrica) en un estudio publicado en la revista Current Biology.

Los ejemplares jóvenes de pingüino africano (Spheniscus demersus) buscan grandes áreas del océano con señales que generalmente indican que hay muchas presas, pero los cambios rápidos causados por el cambio climático y la sobrepesca indican que esas señales pueden conducirlos a lugares donde la comida escasea, lo que se denomina "trampa ecológica".

"La degradación ambiental puede causar una selección de hábitat mal adaptada, lo que significa que las señales que solían funcionar para una especie ahora las ponen en peligro", recalca Richard Sherley, del Instituto de Medio Ambiente y Sostenibilidad de la Universidad de Exeter en Cornwall.

Los pingüinos africanos juveniles buscan áreas con bajas temperaturas del mar y mayor concentración de clorofila A, lo que indica la presencia de plancton y, por lo tanto, peces que se alimentan de éste. "Eran señales confiables como aguas ricas en presas, pero el cambio climático y la pesca indujstrial han agotado las reservas de búsqueda de comida", apunta Sherley.

Rastreadores por satélite

Científicos de las universidades de Exeter y de Ciudad del Cabo se asociaron con científicos de los gobiernos de Sudáfrica y Namibia para desplegar rastreadores por satélite en 54 pingüinos jóvenes de ocho colonias que cubrían la distribución de la especie.

Sherley apunta que la sobrepesca en Namibia y el efecto combinado de la pesca comercial y los cambios ambientales en el oeste de Sudáfrica han reducido drásticamente las poblaciones de peces que suelen ser presas de los pingüinos.

Pequeños cambios en la temperatura y la sanilidad en las aguas del degradado ecosistema de Benguela (Angola), donde solían abundar sardinas y anchoas, han provocado que estas especies se hayan desplazado cientos de kilómetros.

"Nuestros resultados apoyan la suspensión de la pesca cuando la biomasa de presas cae por debajo de ciertos niveles y sugieren que la mitigación de las trampas ecológicas marinas requerirá una gran acción de conservación", apunta.

Stephen Votier, también de la Universidad de Exeter, recalca que esa "trampa ecológica" sólo fue descubierta cuando los pingüinos jóvenes fueron monitorizados desde múltiples colonias. "Esto destaca el poder de estudiar los movimientos de los animales, particularmente para las especies marinas de vida larga como los pingüinos. De hecho, el rastreo es ahora una herramienta crucial en la biología de la conservación".