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Vietnam, la guerra que Estados Unidos perdió en los medios de comunicación

  • Los Acuerdos de París, hace 40 años, precipitaron la retirada de EE.UU.
  • La presión de la opinión pública marcó el desarrollo de la guerra

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La foto que ganó el Pulizter y que inmortalizó a Kim Phuc, la niña que corría desesperada y desnuda abrasada por el napalm.
La foto que ganó el Pulizter y que inmortalizó a Kim Phuc, la niña que corría desesperada y desnuda abrasada por el napalm.

Este domingo se cumplen 40 años de la firma de los Acuerdos de París, el tratado que el 27 de enero de 1973 decretaba un alto el fuego en Vietnam y ponía las bases para la salida de Estados Unidos y el fin de la guerra que habían enfrentado al norte y al sur del país asiático desde 1955.

La fuerte presión de la opinión pública fue la causa principal de la retirada estadounidense, en la que tuvieron una gran influencia los medios de comunicación, que difundieron las atrocidades cometidas en el conflicto; no en vano se considera que la de Vietnam fue la primera guerra televisada de la historia.

Pero por encima del conflicto interno, Vietnam fue el escenario en el que los dos grandes protagonistas de la 'guerra fría', Estados Unidos y Rusia, se enfrentaron de forma indirecta, evidenciando la división en bloques que, desde la Segunda Guerra Mundial, se había ido agudizando en todo el mundo.

La división, el primer paso para el conflicto

El origen de la Guerra de Vietnam hay que buscarlo en la lucha contra el colonialismo francés que tuvo lugar en los años 40 del siglo XX, como consecuencia de la cual el país quedó dividido en dos: el norte, en el que se instauró un régimen socialista, con Ho Chi Minh como líder, respaldado por China y Rusia; y el sur, donde se impuso una república democrática al frente de la cual se situó Ngo Dinh Diem con el apoyo de EE.UU.

La división fue el primer paso para el conflicto; el norte empezó a presionar al sur, viendo la posibilidad de unificar todo el territorio bajo un régimen socialista, lo que llevó a la internacionalización de la guerra.

Aunque la implicación de Estados Unidos en los primeros años, con Eisenhower en el poder, no fue especialmente signficativa, la llegada a la Casa Blanca de Kennedy y, sobre todo, de Lyndon B. Johnson,  multiplicó la presencia de militares en la zona.

La llegada al poder de Kennedy primero y de Johnson después multiplicó la presencia de militares de EE.UU.

Hay una hecho que marca un antes y un después en la implicación norteamericana en la guerra: el ataque por parte de los norvietnamitas al buque Maddox, en el verano de 1964,  lo que justificó de pleno la intervención.

El Congreso dio luz verde a Johnson y durante tres años se generalizaron los bombardeos en la zona y se recrudeció aún más un conflicto ya de por sí muy sangriento.

Las masacres que produjo el bombardeo indiscriminado con napalm forman parte de la historia del horror del siglo XX y nos han legado imágenes escalofriantes como la que encabeza este reportaje: una niña desnuda, con graves quemaduras, huye mientras a sus espaldas se desencadena el infierno en forma de bombardeos.

Pero Vietnam no fue, ni mucho menos, un paseo para EE.UU. Su ejército se encontró también con múltiples dificultades a la hora de combatir al 'vietcong', que empleó la vieja táctica de la 'guerra de guerrillas' para salvar la superioridad armamentística y numérica de su enemigo.

La opinión pública dicta sentencia

Aunque lo que no podía prever el Gobierno de Lyndon Johnson es que la batalla iba a empezar a perderla en los medios de comunicación, sobre todo a partir de 1968, cuando se difundieron las imágenes de un general sudvietnamita ejecutando sumariamente a un vietcong.

A partir de ahí, en EE.UU. comenzó a formarse una corriente de opinión contraria a una guerra que consideraba cruel e inútil y que se estaba cobrando numerosas bajas entre los jóvenes estadounidenses que eran alistados.

Consciente de su creciente impopularidad, Johnson renunció a presentarse a la reelección en 1968 aunque ya había dado los primeros pasos para encontrar una salida negociada paralizando los bombardeos.

Su sucesor, el republicano Nixon, inicidió en esa línea y empezó a retirar soldados estadounidenses, cuya cifra había llegado a superar el medio millón de efectivos.

Una paz efímera

Pero las conversaciones de paz que habían arrancado en París parecían bloqueadas incluso tras la muerte del líder norvietnamita Ho Chi Minh. Hanoi insistía en la completa retirada estadounidense para firmar la paz. 

Para la administración Nixon la paz era un arma de doble filo: por un lado, estaba moralmente obligado a salir de la guerra debido a la presión interna; por otro, EE.UU. no podía permitirse el lujo de dar la imagen de vencido a la comunidad internacional.

Tras una violenta escalada final, los Acuerdos de París terminaron por firmarse en enero de 1973. Era un tratado de 21 puntos que, básicamente, contemplaba la salida definitiva de EE.UU. de Vietnam, la formación de un Gobierno provisional y elecciones.

Pero en realidad la guerra no concluyó aquí.  Poco después, el norte y el sur volvieron a enfrentarse, aunque en esta ocasión Nixon tenía las manos atadas para intervenir. El resultado fue que el 30 de abril de 1975 los norvietnamitas se apoderaban de Saigón, reunificando ambas partes bajo un régimen comunista.

A Estados Unidos, que sufrió la pérdida de más de 58.000 hombres y gastó miles de millones de dólares, pareció importale poco el desenlace y el destino de Vietnam. Pero toda una generación sufrió las secuelas físicas y psicológicas y la guerra terminó por convertirse en un lugar recurrente en la literatura y la cinematografía, especialmente a partir de los años 80.

Si algo demostró Vietnam es que la superioridad militar no conlleva necesariamente la victoria. Y muchos han querido ver el fantasma de Vietnam detrás de otros conflictos como el de Afganistán, de donde EE.UU. saldrá en 2104 habiendo sufrido más de 2.000 bajas y sin haber logrado controlar a los insurgentes talibanes.