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La empresa que operaba la central de Fukushima admite su culpa en el desastre nuclear

  • Tepco admite que los fallos en la central podían haber sido evitados 
  • Reconoce falta de seguridad y malos hábitos 
  • Suscribe los resultados de un informe Parlamentario 

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Vista aérea de la central de Fukushima Daiichi, tomada el 24 de marzo
Vista aérea de la central de Fukushima Daiichi, tomada el 24 de marzo.

El operador de la planta nuclear de Fukushima, Tokyo Electric Power Co. (Tepco), ha admitido que la falta de seguridad y sus malos hábitos contribuyeron el accidente que se produjo tras el terremoto del 3 de marzo de 2011.

Tepco admite así los resultados de un informe parlamentario sobre el desastre nuclear, el peor en todo el mundo desde el de Chernobyl. La declaración supone el reconocimiento más claro hasta el momento por parte de la empresa.

El terremoto y posterior tsunami del 11 de marzo de 2011, que causó decenas de miles de víctimas, dañó los sistemas de refrigeración en varios reactores de Fukushima, lo que provocó fugas radioativas al aire y al mar, y que la zona en torno a la central fuera evacuada. Aunque el gobierno japonés declaró que la emergencia había terminado, la zona permanece despoblada.

Takefumi Anegawa, que encabeza un comité para la reforma de Tepco, ha declarado en rueda de prensa que el informe incluye "muchas descripciones sobre la falta de una cultura de seguridad y nuestros malos hábitos". "Admitimos completamente esa parte del informe parlamentario", ha afirmado Anegawa.

El documento asegura que el desastre pudo haber sido evitado y que en parte fue el resultado de la "colusión" entre la compañía y los reguladores.

El presidente de Tepco, Naomi Hirose, afirmó hace meses que estaba desconcertado por las críticas. Hasta hace poco, la compañía culpaba a la magnitud del terremoto y del tsunami que, aseguraban, habían sido impredecibles.

En octubre, 18 meses después del desastre, Tepco admitió por primera vez que podría haberse evitado. La compañía está actualmente bajo control gubernamental.