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El deseo de paz del soldado Shalit choca contra la realidad en Oriente Medio

  • La euforia simultánea de palestinos e israelíes dibuja una jornada inédita
  • La comunidad internacional espera que sirva para reactivar el proceso de paz
  • Israel y Hamás se muestran reticentes a dar pasos más allá
  • El futuro del bloqueo de Gaza, termómetro de futuros acercamientos

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Liberan al soldado Shalit y a cerca de 500 presos palestinos

Que palestinos e israelíes celebren a la vez el mismo acontecimiento sin enfrentarse es ya todo un acontecimiento en Oriente Medio.

Que el protagonista del mismo, el soldado Gilad Shalit,  haga borrón y cuenta nueva tras cinco años de secuestro y pida que su liberación lleve la paz a palestinos e israelíes es una señal esperanzadora.

Que dos enemigos acérrimos, como Israel y Hamás, hayan accedido a cerrar de manera efectiva un acuerdo inédito pese a que no se reconozcan mutuamente es un signo de que cuando se quiere llegar a un pacto en la región, se logra.

Satisfacción internacional

Y que Estados Unidos, la ONU, China, Europa y el resto de actores internacionales hayan aplaudido el acuerdo y lo hayan visto como una señal positiva para reactivar las conversaciones de paz -aunque la mayoría no reconoce a Hamás como interlocutor- es un apreciable gesto diplomático.

"Esta liberación tendrá un impacto positivo y amplio en el estancado proceso de paz en Oriente Medio", ha declarado el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.

"La liberación de Gilad Shalit y el intercambio de prisioneros deberían ser aprovechados como una oportunidad para llevar nuevo movimiento al proceso de paz en Oriente Medio", ha añadido el jefe de la diplomacia alemana, Guido Westerwelle.

El propio presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha pedido a israelíes y palestinos que aprovechen el nuevo clima para dar pasos para retomar las negocioanes de paz.

"Si la gente ve más allá del espectáculo del acuerdo y mira al pragmatismo con el que se han implicado ambos bandos,  esto es definitivamente una causa de esperanza", ha declarado a Reuters Uri Dromi, portavoz del exprimer ministro israelí Isaac Rabin.

"En algún punto, Hamás y el Gobierno se sentaron en el mismo edificio. Tal vez no se encontraron cara a cara, pero a través de mediadores se pusieron de acuerdo en algo", ha añadido.

Los contrastes en Israel

Sin embargo, decir que lo ocurrido este 18 de octubre de 2011 sirva para poner una primera piedra para resolver el conflicto o, al menos, para reactivar el moribundo proceso de paz es algo muy distinto.

Para comprobarlo, solo hay que ver el caso del propio Rabin, que de nuevo ha saltado a la actualidad en los últimos días después de que su tumba fuera 'violada' por un graffiti en el que se pedía la liberación del extremista judío que le asesinó en 1995 por sus esfuerzos para conseguir la paz.

Quien lo hizo es Shvuel Schijveschuurder, cuyos padres y tres hermanos murieron en un atentado suicida en una pizzería de Jerusalén en 2001 y lo hizo por una sencilla razón: dos de los responsables del ataque han sido liberados en el canje por Shalit.

"Pon una bandera negra sobre tu casa... Es un día de luto", le dijo Schijveschuurder al padre del soldado israelí, que tuvo que vivir momentos de tensión el pasado lunes cuando familiares de víctimas de algunos de los liberados recurrieron al Tribunal Supremo israelí el acuerdo de su Gobierno con Hamás, un recurso que finalmente fue rechazado.

Las palabras del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, al recibir al soldado Shalit abundan también en la excepcionalidad de este acuerdo.

"Todo terrorista que quiera reiniciar sus actividades se encontrará con sangre sobre su cabeza", ha declarado el político israelí gráficamente.

Los israelíes reflejan este sentimiento 'bipolar' en las encuestas publicadas recientemente. No solo aprueban masivamente que se libera a un solo soldado a cambio de 1.000 presos entre los que hay muchos con delitos de sangre.

Además, este intercambio ha mejorado la imagen de un Netanyahu que antes había repetido, por activa y pasiva, que nunca haría un canje de este tipo.

"Este intercambio es un caso muy específico, no creo que haya más allá de ello", ha subrayado a Reuters Michael Herzog, experto del Washington institute for Near East Policy.

Herzog resume estas contradiciones de la siguiente manera: "La mayoría de los israelíes están a favor de la solución de dos estados pero la misma mayoría es también escéptica sobre si eso ocurrirá algún día. Creo que se puede tener una misma imagen en un espejo en el lado palestino".

Lo cierto es que esa imagen del espejo palestino muestra las dificultades intrínsecas para que se cumpla el deseo de Shalit.

Gaza quiere otro Shalit

En Gaza, la multitud de 200.000 personas que ha celebrado la liberación de 1.000 presos palestinos a cambio de un solo soldado israelíes cantaban sin rubor: "Queremos un nuevo Gilad".

Esas palabras, de una manera más elaborada, han sido repetidas por el número dos de Hamás en Gaza, Musa Abu Marzuq, que ha advertido a Israel que quieren libres al resto de sus prisioneros.

"Si no son puestos en libertad con normalidad, lo serán por otras vías", ha advertido.

Un buen termómetro para ver hasta dónde llegará este entendimiento entre Israel y Hamás está en el bloqueo de Gaza. Según Marzuq, Israel se ha comprometido a levantarlo como parte del acuerdo para el canje del soldado Guilad Shalit por más de un millar presos palestinos.

En declaraciones a la televisión palestina, Marzuq -considerado el lugarteniente del líder de Hamás, Jaled Meshal- ha señalado que Israel utilizó el caso de Shalit como un pretexto para el bloqueo a Gaza y ha asegurado que se produjeron "acuerdos extraoficiales" para poner fin al cerco sobre la franja durante las conversaciones con el mediador alemán para el canje.

"Eso fue confirmado en las últimas negociaciones", ha aseverado.

Pero una negociación entre ambas partes sobre el bloqueo puede abrir una cuestión tabú en Israel, que ve con buenos ojos negociar sobre un soldado con una organización que le niega su existencia, pero no sobre el futuro de ambos pueblos, tal y como censuraba recientemente el escrito de izquierdas Gideon Levy en el diario Haaretz.

"¿Por qué es permisible negociar con Hamás sobre el destino de un solo soldado y se prohíbe hacerlo sobre el destino de dos pueblos que se desangran?", se preguntaba el pasado domingo.