Enlaces accesibilidad

China censura y critica el "teatro político" de la ceremonia de entrega del Nobel a Xiaobo

  • Además, los puntos clave del país están bajo un fuerte despliege policial
  • Las autoridades mantienen a la disidencia bajo arresto domiciliario

Por
El mundo se divide ante la entrega del Nobel de la Paz

Como se esperaba, la ceremonia de entrega simbólica del Nobel de la Paz al disidente chino Liu Xiaobo ha sido retransmitida en directo en muchos países pero ha sido censurada en China.

Directamente, las pantallas de los canales de televisión de la BBC, TV5 o NCC, solo han podido mostrar una pantalla en negro en el momento en que comenzaba la ceremonia en Oslo.

Todo ello, para evitar la retransmisión de lo que el ministro de Asuntos Exteriores chino ha calificado de "teatro político".Y en definitiva, todo esto refleja los dos objetivos que tenía China ante la entrega del galardón: incrementar la presencia policial y del ejército en puntos clave de Beijing y, por otro lado, elevar, más aún, la presión que ejerce sobre la disidencia, a la que no ha dudado imponerle el arresto domiciliario.

Todo ello se debe a, tal y como reflejan los medios locales de este viernes, el objetivo de chino de mantenerse inmune "ante los ataques del extranjero que busca imponer sus valores en el país y enjuiciar a China".

Ya que, según ha reiterado el ministeio de Exteriores a través de un comunicado: "Nos oponemos firmemente a cualquier país o cualquier persona que utilice el Premio Nobel de la Paz para intervenir en los asuntos internos de China o de atentar contra la soberanía jurídica de China".

"El juicio contra China"

"Hoy en Oslo, Noruega, se ha organizado una farsa: el juicio contra China", titula el popular Global Times, dirigido por el Diario del Pueblo del Partido Comunista de la boquilla, en un editorial.

Pero, más allá de lo que exponen en sus editoriales, China también quiere dejar claro su interés por controlar lo que se diga estos días sobre sus actuaciones. Prueba de ello es la denuncia de la cadena BBC que asegura que su sitio web ha sido sido bloqueado en varias zonas de China, algo que no ocurría desde los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. Esto mismo es lo que le ha ocurrido a otras páginas de noticias internacionales como la CNN.

Beijing, que emplea su influencia política gracias a que se ha convertido en una potencia económica líder, ha presionado a numerosos países para que se mantengan alejados de la ceremonia en honor al que culpan por haber estado "estrechamente involucrado" en el 1989 en las manifestaciones de Tiananmen, las protestas que desafiaron al poder del Partido Comunista.

Pero, pese al hermetismo que imponen las autoridades chinas, la esposa del ex profesor de literatura ha asegurado a la agencia Reuters que su marido quiere dedicar el premio a las personas que murieron en dichas protestas. Esto supone un nuevo desafío para China ya que Pekín nunca ha proporcionado ninguna cifra oficial de muertos o víctimas en aquellas protestas.

Las cosas en China han cambiado. La gente como Liu son irrelevantes

Mientras se especula sobre las libertades, China ha desplegado un mayor número de vehículos de la policía y los oficiales patrullan puntos clave en Beijing, incluyendo la Plaza de Tiananmen. La seguridad también se ha impuesto alrededor de apartamento de Liu, donde se cree que la esposa de Liu permanece bajo arresto domiciliario, así como en la embajada de Noruega.

Mantener vivo el recuerdo de la disidencia

Si bien el premio ha permitido que Liu Xiaobo volviera a la actualidad, lo cierto es que entre los chinos su nombre se ha ido perdiendo ante el auge económico que vive el país. 

"Ahora todo es diferente desde la revuelta de 1989. Las ideas de la gente han cambiado. China ha cambiado", asegura la empresaria Ma Junpeng que no duda en asegurar que  "La gente como Liu son irrelevantes".

Quizá sea por eso por lo que China se ha enfurecido tanto al conocer que su disidente iba a ser premiado con un galardón de la categoría de un Nobel de la Paz. Porque supone que los ojos del país y los del mundo vuelvan a dirigirse hacia Liu, hacia la disidencia y, en definitiva, hacia la falta de libertades que se vive en el país.

El Comité del Nobel aseguraba el pasado jueves que lo único que pedía era el reconocimiento de los derechos humanos básicos, los "valores universales", pero los ideólogos del Partido Comunista consideran que esta afirmación no es sino la base del código de valores liberales occidentales que buscan imponerles.

Pero, pese a los intentos de varios países y organizaciones, lo cierto es que China no está sola. Varias naciones han escuchado su llamamiento a boicotear la ceremonia, muchos de ellos conscientes de la evidente y creciente influencia económica de China. Esto ha sido aprovechado por las autoridades chinas que no han dudado en afirmar que se debe a que la "inmensa mayoría" de los países comparten su postura y que no le encuentran sentido a la ceremonia de los Nobel.

El legado de Liu

Aún así, las voces que no comparten esta opinión siguen haciéndose oir: "Lamentablemente, las acciones del gobierno chino comparten con los gobiernos de la Alemania nazi y de la Unión Soviética el factor común de ser los únicos gobiernos que tratan de impedir que un Premio Nobel de la Paz acepte el galardón" asegura el estadounidense Chris Smith a través de un comunicado en el que también asegura estar "indignado ante el hecho de que casi 20 países se hayan sometido a las presiones de China para boicotear la ceremonia".

Con todo, el comité del Nobel ha decidido representar el laureado con una silla vacía durante la ceremonia.

Por otro lado, las voces de la disidencia también han querido mostrar su apoyo a Liu, el principal autor de la Carta 08, un manifiesto que pedía una reforma democrática en el país.

Una de ellas es la de Zhang Xianling, que perdió a su hijo en las protestas de Tiananmen, que ha asegurado que había sido llevado a la provincia suroccidental de Yunnan para que no pudiera hablar con los periodistas. Pero lo ha conseguido por teléfono: "Creo que el Premio Nobel de la Paz es de gran ayuda para impulsar la política democrática, de lo contrario el gobierno no tendrá miedo a nada".