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Los socialistas parten como favoritos en unas elecciones marcadas por la crisis en Portugal

  • Sufre con especial fuerza el aumento del paro, los bajos salarios y el cierre de empresas
  • Sócrates (PS) y Ferreira Leite (PSD) proponen dos modelos opuestos para salir de la crisis
  • Los socialistas tienen una ventaja del 8% sobre los socialdemócratas en intención de voto
  • Parece improbable que Sócrates revalide su victoria por mayoría absoluta de 2005
  • Ferreira Leite fue la vencedora en las elecciones europeas, con un 63% de abstención
  • El enfrentamiento por el AVE Portugal-España ha sido una de las polémicas de la campaña

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La crisis en Portugal, la peor en tres décadas, ha avivado el escepticismo electoral de los diez millones de portugueses, que reprochan a su clase política no haberles llevado al nivel de desarrollo de otras naciones europeas.

Los electores eligen este domingo, día 27, entre dos modelos para salir de la recesión: el de las inversiones públicas del Partido Socialista (PS), cuyo líder es el actual primer ministro José sócrates, o el de la austeridad económica del Partido Social Demócrata (PSD), que dirige la conservadora Manuela Ferreira Leite.

Según los sondeos publicados el 24 de septiembre, los socialistas, con un 38% de intención de voto, amplían su ventaja sobre el PSD, que tendría entre un 29 y un 30% de votos. De esta manera, el PS se distanciaría de su gran rival aunque seguiría lejos de la mayoriá absoluta que consiguió en 2005.

Un país sacudido por la crisis económica

La tasa de paro ha crecido en Portugal hasta el 9,1%; las empresas no paran de desaparecer -cerraron 46 al día entre agosto de 2008 y el mismo mes de 2009-, y los bajos salarios -el sueldo mínimo en Portugal no rebasa los 500 euros- afectan a amplias franjas de trabajadores.

En un país que aún tiene en el exterior cerca de dos millones de emigrantes (equivalentes a una quinta parte de la población), muchos portugueses reprochan a sus gobernantes la incapacidad de haberles situado en la clase media europea.

Entre los problemas socio-económicos del país están los niveles de escolarización -sólo un 53,4% de la población de entre 20 y 24 años tenía estudios secundarios completos en 2007-, y la limitada cobertura de la sanidad pública -3,7 médicos por cada mil habitantes en 2008-.

Portugal ha disfrutado durante dos décadas de los Fondos de Cohesión de la UE, ahora mermados ahora por la competencia de los comunitarios del Este de Europa, y de los que empresarios y sindicatos lamentan que no se hayan aprovechado para mejorar la competitividad de la industria.

Una legislatura de manifestaciones

Las anteriores elecciones legislativas de 2005, que dieron la mayoría absoluta al PS de José Sócrates, se saldaron con casi un 35% de abstención, que fue aún mucho mayor en las elecciones europeas (63%) que ganó Ferreira Leite en junio pasado.

Pese a la tendencia a esos porcentajes de indiferencia ante las urnas, en el último año se han producido varias grandes manifestaciones en Portugal, protagonizadas por el numeroso colectivo de los funcionarios públicos.

Maestros, policías y otros colectivos de empleados de la Administración contestaron en la calle las políticas de reducción de costos aplicadas por Sócrates mientras los partidos a la izquierda del PS se lanzaron también a las calles para pedir más atención al empleo y protestar contra las políticas "neoliberales" del Gobierno.

La relación con España, tema de fondo en la campaña

La relación entre Portugal y España, en máximos históricos tras la incorporación de ambos países a la Unión Europea, generó uno de los temas de fondo de la campaña electoral lusa más polémicos e incómodos para los políticos portugueses.

En 2005 una de las frases resonantes del socialista José Sócrates en los comicios que le dieron el poder por mayoría absoluta, fue "España, España, España", con la que quiso simbolizar su apuesta por estimular el comercio y la cooperación con el país vecino.

Cuatro años después, cuando España es el primer mercado de Portugal, la gran rival de Sócrates en las elecciones del domingo repetía en televisión una afirmación muy distinta: "Portugal no es una provincia española".

Los dos políticos se enfrentaron en su debate estelar, transmitido a todo el país, por el proyecto de tren de alta velocidad (AVE) con España, al que la líder del Partido Social Demócrata (PSD) se opone por considerar que su costo, de unos 9.000 millones de euros, es excesivo y endeudaría al país.