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El conflicto étnico y religioso se desinfla en Irak

  • La violencia se ha reducido drásticamente en 2008
  • Muchos auguran un voto de castigo para los partidos religiosos
  • Durante 2006 y 2007, la violencia étnica y religiosa ha producido muchas muertes
  • El partido de Al Maliki se presenta dividido entre centralistas y federalistas

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Las elecciones provinciales iraquíes pueden dividir la débil alianza de Gobierno liderada por Nuri al Maliki, además de reducir el fuerte componente étnico y religioso que hasta ahora ha marcado la política y ha sumido al país en la violencia.

Los más de 15 millones de iraquíes que están llamados el próximo sábado a las urnas para elegir a sus representantes en 14 de las 18 provincias, comenzarán a dibujar el futuro multiétnico y multirreligioso del país que tendrá que ser completado en los comicios generales previstos para finales de año.

"No hay ninguna duda de que las elecciones influirán en el futuro del país en general y en el actual gobierno en particular", aseguró a Efe Sawsan al Mawla, una de los más de 14.000 candidatos que aspiran a ocupar alguno de los 440 escaños que componen las Consejos provinciales.

Las provincias kurdas tendrán que esperar

De momento, las elecciones en las tres provincias que conforman la región Autónoma del Kurdistán iraquí -Erbil, Suleimaniya y Dohuk- así como la petrolera provincia de Kirkuk, que se disputan árabes, kurdos y turcomanos, tendrán que esperar mientras se resuelve el contencioso sobre el futuro de Kirkuk, que espera desde hace meses la celebración de un referéndum que no llega a concretarse.

Al Mawla, miembro de la coalición suní Frente Iraquí para el Diálogo Nacional, ha declarado que numerosos iraquíes consideran que en esta ocasión el factor religioso y étnico va a perder el peso con el que contó en las pasadas elecciones generales de 2005.

La candidata cree, además, que las elecciones "producirán nuevas fuerzas políticas que podrán contribuir a diluir la naturaleza predominantemente chií del actual ejecutivo".

"En las próximas elecciones voy a votar a un candidato laico, independientemente de su pertenencia étnica o su religión", asegura Mahmud al Tikriti que se identificó a Efe como un licenciado universitario en paro.

Violencia y muerte en nombre de la religión

La división étnica y religiosa entre kurdos y árabes, y suníes y chiíes se intensificó tras la caída del régimen de Sadam Husein en abril de 2003 y estalló en febrero de 2006 tras un atentado contra un templo chií en Samarra que desató una oleada de violencia en la que murieron miles de personas y que comenzó a remitir a mediados de 2008.

La violencia fratricida, que durante meses asoló el país y que estuvo a punto de arrastrarlo a una guerra civil podría pasar factura a los partidos religiosos, ya que numerosos votantes los responsabilizaron del odio sectario que se extendió por todo el país.

En este sentido, varios académicos consideran que las elecciones provinciales servirán para corregir esta situación.

"Las próximos comicios provinciales serán más equilibrados y habrá más representantes de todas las facciones del pueblo iraquí, al contrario que en los actuales Consejos (provinciales) donde la mayoría de sus miembros pertenecen a los partidos gubernamentales", asegura el profesor universitario Amer Ayash.

El partido de Al-Maliki, a examen

La alianza chií en el Gobierno, la Alianza Unida Iraquí (AUI), también se juega mucho en estas elecciones en las que sus candidatos se disputan los votos en las provincias del sur del país.

Los principales partidos de este conglomerado chií, la Asamblea Suprema de la Revolución Islámica (ASRI) de Abdelaziz al Hakim que cuenta con 30 escaños y Al Dawa del actual primer ministro, Nuri al Maliki, llegan a los comicios con dos planteamientos políticos diferentes.

Mientras Al Maliki defiende un estado centralizado cada vez más fuerte en detrimento de las autonomías regionales, el partido de Al Hakim, el más fuerte dentro de la AUI, aboga por un Irak federal donde los chiíes controlarían las provincias del sur.

En este sentido, los partidos suníes han advertido, por su parte, de que las elecciones podrían desembocar en la ruptura de la unidad de Irak, donde los kurdos conforman la mayoría en las provincias del norte, los árabes suníes en el Irak central y los árabes chiíes en el Irak meridional.

Sin embargo, tanto kurdos como chiíes han mostrado su desacuerdo con este extremo y creen que las nuevas asambleas contribuirán a la mejora de las situación en las provincias.