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Acuerdo sobre el borrador del tratado internacional contra las bombas de racimo

  • El Gobierno irlandés, que acoge las conversaciones, ha anunciado la adopción de un acuerdo
  • Más de un centenar de países, junto a varias ONG, han aprobado el texto inicial
  • Deberá ser aprobado en la sesión plenaria de la conferencia de Dublín, el próximo viernes
  • Estados Unidos, Rusia, China, Israel, India y Pakistán no han participado en la negociación

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Tratado contra las bombas racimo

El Gobierno irlandés ha anunciado que los países y organizaciones que participan en la conferencia que se celebra en Dublín contra las bombas de racimo han acordado por unanimidad un borrador de tratado internacional para prohibir el uso, fabricación y almacenamiento de este tipo de armamento.

"Es una fuerte prohibición sobre todas las clases de bombas de racimo", ha explicado un miembro de la delegación noruega, Christian Ruge. El borrador debe someterse a votación el próximo viernes, en la sesión plenaria de la conferencia, aunque tras al acuerdo de esta tarde solo será un trámite formal. Los países firmantes ratificarán posteriormente el tratado en una ceremonia que se celebrará en Oslo el próximo 2 de diciembre.

Fuentes diplomáticas españolas han confirmado que los 109 países que participan en estas conversaciones desde el pasado 19 de mayo han logrado un "amplísimo consenso" sobre el último texto de la presidencia irlandesa, que aborda la mayoría de demandas planteadas por la organización humanitaria Coalición contra las Bombas de Racimo (CMC).

Ausencia de los principales productores

La bombas de racimo esparcen pequeñas bombas que no siempre estallan y que posteriormente actúan como minas antipersona. Sin embargo, los principales fabricantes y usuarios de estas armas no han acudido a la conferencia: Estados Unidos, Rusia, India, China, Israel y Pakistán no participan en las conversaciones.

El acuerdo se ha alcanzado poco después de que el primer ministro británico, Gordon Brown, anunciara que las fuerzas armadas de su país no utilizarán este tipo de armamento, que será retirado del servicio operativo. Francia también había anunciado al semana pasada que retirará el 90% de sus bombas de racimo.

España, que participa con una delegación del Ministerio de Asuntos Exteriores en la conferencia de Dublín, aboga por limitar el uso y la fabricación de estas armas, aunque defiende que la prohibición no sea total. El subdirector general de No Proliferación y Desarme del Ministerio de Asuntos Exteriores, Ignacio Sánchez de Lerín, ha señalado que el documento "cumple con los objetivos marcados" y que España "también ha dado el visto bueno al contenido del nuevo tratado".

Excepciones

Los países participantes han acordado "prohibir, bajo cualquier circunstancia, el uso, desarrollo, fabricación, adquisición y almacenamiento" de este las bombas de racimo, cuyas víctimas son mayoritariamente civiles.

Pese a ello, después de intensas discusiones para redefinir qué tipos de bombas de racimo "causan daños inaceptables a civiles", el borrador introduce una excepción para las bombas de fabricación alemana Smart 155, lo que ha disgustado a algunos participantes. Esta munición dejará de clasificarse como "bomba de racimo", ya que "elimina los riesgos y efectos producidos por submuniciones que no han explotado en áreas indiscriminadas", principalmente en zonas civiles.

Por el contrario, quedarán prohibidas, entre muchas otras, las MAT-120 de la empresa española Instalaza, las cuales contienen mecanismos de desactivación similares a las Smart 155, pero no cumplen otros criterios fijados en el documento.

Colaboración con los no firmantes

Otro de los asuntos que ha divido a los participantes en la conferencia de Dublín es el de la "relación de los países firmantes del tratado con los no firmantes".

A este respecto, el Gobierno español, así como la mayoría de los países que pertenecen a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), han señalado la inclusión en el tratado del concepto de "interoperabilidad", que establece que los Estados firmantes y su personal militar "pueden cooperar y participar el operaciones militares con Estados no firmantes", según establece el artículo 21 del tratado.