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Un poderoso líder talibán, el Mulá Nazir, ha muerto junto a otras nueve personas en un bombardeo de aviones no tripulados estadounidenses en el oeste de Pakistán. Anteriormente había salido ileso de numerosos intentos de asesinato. El último, un atentado suicida el pasado noviembre. Eran sus propios correligionario del pasado los que querían librarse de él, en venganza por haber expulsado de Waziristán, hace años, a combatientes uzbekos. Previamente se había enfrentado a otros talibanes en disputas por el liderazgo.

  • Nueve personas han muerto en ataques contra la vacunación de la polio
  • El Consejo de Ulemas llama a manifestarse contra los asesinatos este viernes
  • Los talibán amenazaban estas campañas tras el montaje para 'cazar' a Bin Laden

La misión de la ONU en Afganistán denuncia en un informe la pasividad de las autoridades y de la justicia afgana a la hora de enfrentarse a los delitos contra la mujer. Se ha avanzado algo, pero queda mucho por hacer, especialmente en las zonas dominadas por los integristas islámicos.

Al menos 28 personas han muerto en Pakistán en una serie de atentados dirigidos principalmente contra las fuerzas de seguridad y la comunidad chií, y que se producen en la víspera de una cumbre en Islamabad en la que participarán ocho países musulmanes emergentes, el llamado grupo D-8.

Los talibanes paquistaníes han reivindicado el ataque. Según AFP, los atentados talibanes en paquistán han causado 5.200 desde 2007.

El ataque más sangriento de la jornada fue de 16 muertos y 32 heridos, entre ellos nueve niños, en la ciudad de Rawalpindi, cerca de Islamabad. Un atacante suicida se inmoló al paso de una procesión de musulmanes chiíes.

El resto de atentados se produjo en los distritos de Baluchistán, Jani Khel, Shangla, y en la ciudad de Karachi -la ciudad más poblada de Pakistán y capital de la provincia de Sindh-, donde los enfrentamientos armados se cobran cada año la vida de cientos de personas.

Al menos 28 personas han muerto en Pakistán en una serie de atentados dirigidos principalmente contra las fuerzas de seguridad y la comunidad chií, y que se producen en la víspera de una cumbre en Islamabad en la que participarán ocho países musulmanes emergentes, el llamado grupo D-8.

Los talibanes paquistaníes han reivindicado el ataque. Según AFP, los ataques talibanes en paquistán han causado 5.200 desde 2007.

El ataque más sangriento de la jornada fue de 16 muertos y 32 heridos, entre ellos nueve niños, en la ciudad de Rawalpindi, cerca de Islamabad. Un atacante suicida se inmoló al paso de una procesión de musulmanes chiíes.

El resto de atentados se produjo en los distritos de Baluchistán, Jani Khel, Shangla, y en la ciudad de Karachi -la ciudad más poblada de Pakistán y capital de la provincia de Sindh-, donde los enfrentamientos armados se cobran cada año la vida de cientos de personas.

Malala Yusufzai, la niña a la que los talibanes dispararon e hirieron por defender la educación femenina, ha sido trasladada este lunes al Reino Unido para proseguir su recuperación, según ha informado el servicio de comunicación del Ejército de Pakistán (ISPR).

El ISPR precisa en un comunicado que la decisión ha sido adoptada en coordinación con la familia de la menor, de 14 años, y que Malala se encuentra fuera de peligro y se recupera de manera estable.

El traslado se produjo después de que la familia real de los Emiratos Árabes Unidos (EUA) enviara un avión-ambulancia a Islamabad para llevar a Malala al extranjero a fin de que prosiguiera su rehabilitación.

Malala Yusufzai, la joven activista paquistaní tiroteada esta semana por los talibanes paquistaníes en represalia por defender la educación femenina, continúa bajo respiración asistida en un hospital de Rawalpindi. Su caso ha levantado una ola de simpatía en Pakistán y también en el vecino Afganistán, un país muy golpeado por los talibanes, donde millones de escolares rezaron por la recuperación de la joven estudiante paquistaní antes de inicio de las clases.

Colegios cerrados en señal de duelo por Malala. Los médicos han trabajado hasta el amanecer para salvarla.

Su cabeza se hinchaba y tuvieron que extraer la bala que la oprimía detrás del cuello, cerca de la médula espinal. La delicada operación duró tres horas y parece que ha salido bien.Pero la niña continúa muy grave, en la unidad de cuidados intensivos. Se estudia su traslado fuera del país. En concreto, a Dubai, para recibir un mejor tratamiento. Un avión medicalizado está listo junto al hospital de Peshawar.

Ahí están ingresadas también las otras dos niñas heridas en el tiroteo. Una está fuera de peligro; la otra, en estado crítico.