Con Oscar en la mano la noche no ha hecho más que empezar y si lo primero son los selfies, las fotos con desconocidos que quieren llevarse un recuerdo, enseñar la estatua hasta la saciedad y que nadie se quede sin saber que eres uno de los triunfadores de esta edición. Todas las miradas estaban puestas en él, que acude obediente a que graben su nombre, Leonardo DiCaprio. Es el baile del Gobernador y en sus kilómetros de moqueta se mezclan ganadores y vencidos. Stallone se fue con las manos vacías en una noche en la que le arrebató el premio Mark Rylance que por cierto no se olvidó de su director Steven Spielberg antes de subir al escenario. En una ceremonia que será recordada por ser una de las más reivindicativas.
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