Cliente tras cliente, comanda tras comanda. El ajetreo de los bares del casco viejo de Pamplona estos días es constante. Pamplona es una ciudad pequeña, tiene alrededor de 200.000 habitantes pero en San Fermín multiplica por cinco esa población. Transportes, infraestructuras y también los bares tienen que adaptarse a una carga de trabajo mucho mayor. Son la otra cara de los Sanfermines, los que trabajan para que pamploneses y visitantes puedan disfrutar de la fiesta.
Foto: JOSE JORDAN/STR/AFP)