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La masacre de Orlando no solo se ha colocado entre los principales asuntos de la campaña electoral de Estados Unidos, sino que representa una frustración más para Barack Obama al final de su mandato: dentro de siete meses dejará la Casa Blanca sin haber conseguido limitar el acceso a las armas, después de que los peores tiroteos se hayan producido en sus ocho años al frente del país.

Siguen llegando a EE.UU. muestras de pésame y condena por la masacre de ayer en una discoteca gay de Orlando que ha dejado 50 muertos y más de medio centenar de heridos. Aunque el atacante aseguró actuar en nombre del autodenimiado Estado Islámico las autoridades estadounindeses mantienen la investigación abierta. No obstente el EI, ha vuelto a reinvidicar la autoría este lunes.

El FBI sigue investigando a Omar Mateen, identificado como autor de la masacre de Orlando y que también ha fallecido en el interior del local. A pesar de que la Policía Federal ha confirmado que juró lealtad al Daesh antes de disparar, las autoridades no confirman, de momento, esos supuestos vínculos con el grupo terrorista. Tampoco se ha determinado, por ahora, ninguna conexión entre esta tragedia y la detención, en la ciudad de Los Ángeles, de un hombre armado que se dirigía al desfile del Orgullo Gay (13/06/16).