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La batalla internacional contra el yihadismo se libra ahora en Irak y Siria, donde el Estado Islámico ha proclamado un califato del terror. Pero otros grupos yihadistas actúan en otros países, como Yemen o Somalia.

La coalición liderada por EE.UU. ha realizado bombardeos en Irak y Siria. También se han producido ataques en la zona kurda ocupada por los yihadistas cerca de la frontera con Turquía. 

La Casa Blanca anunció este martes una decisión histórica: el compromiso de EE.UU. de no utilizar en el futuro minas antipersona y, además, destruir todos sus arsenales con la excepción de los ubicados en la península de Corea. Se adhiere así a la Convención de Otawa de 1999, que prohíbe el empleo, el almacenamiento, producción y transferencia de minas terrestres antipersona. Según informes de Naciones Unidas, estos artefactos causan la muerte de entre 15.000 y 20.000 personas al año. Estados Unidos tiene un arsenal de unos tres millones de minas. Entrevistamos a Jordi Armadans, director de la Fundació per la Pau.

El Pentágono  asegura que los ataques se han llevado a cabo con la colaboración o el apoyo de Baréin, Jordania, Qatar, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes, aliados de Estados Unidos en la lucha contra el Estado Islámico. En los ataques se han utilizado cazas, bombarderos y misiles Tomahawk. Al menos 50 personas han muerto, de las cuales ocho son civiles y tres de ellos, menores.