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El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha asegurado que la versión rusa del ataque al centro comercial de Kremenchuk es falsa, y ha compartido un vídeo en el que muestra, supuestamente, el momento en el que el misil impacta contra la instalación. Según Rusia, el objetivo del misil era un arsenal de armas y niega la versión de Zelenski. El ataque ha dejado una veintena de muertos y múltiples heridos y desaparecidos.

A la espera del comunicado final o de declaraciones de apoyo por parte de los principales líderes de la Alianza Atlántica, los ucranianos están estos días más pendientes de lo que sucede en el campo de batalla. En especial, de lo que sucede en el Donbás, donde los rusos progresan hacia la ciudad de Lisichansk para rodearla por completotras la toma de Severodonetsk. Son significativos los editoriales de los principales médicos de comunicación ucranianos, que recuerdan que los misiles con los que Rusia ha bombardeado sus ciudades podrían llegar incluso a Madrid. Por eso piden sistema de defensa antiaérea y artillería pesada. En lo económico, piden que se mantengan las sanciones económicas a Rusia y que se garanticen sus exportaciones de grano.

Foto: Bagus SARAGIH / AFP

La invasión de Ucrania ha roto unas relaciones entre Rusia y la OTAN que ya estaban muy dañadas. La guerra, ahora, afecta a todos. Rusia ya mira desde hace años a otros continentes. Las sanciones de Europa y Estados Unidos han reforzado este giro. Esta ruptura reconocen a ambos lados del nuevo telón de acero, va más allá de Putin y se extenderá por un siglo XXI marcado por un divorcio ahora en guerra global.

La Alianza Atlántica presume de su política de puertas abiertas. "Es bueno tener amigos", dice el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Sin embargo, hay países que llaman a las puertas de la Alianza y esperan en el descansillo durante años. Es el caso de Bosnia-Herzegovina, que lo lleva intentando desde 2010. Para empezar, solo pueden aspirar a entrar países europeos, que respeten los principios democráticos y que puedan contribuir a la seguridad del resto de los aliados. Si cumplen estos requisitos, pueden solicitar su adhesión, tal y como han hecho Finlandia y Suecia, tras la respectiva aprobación por parte de sus parlamentos. Después, necesitan una invitación formal que la OTAN solamente da si todos los miembros están de acuerdo, y esa es la clave para todo el proceso: la unanimidad. Los trámites pasan por negociar y negociar hasta que todos dan el visto bueno.

Foto: MARCOU / AFP

De cara a la cumbre de la OTAN en Madrid, que se celebra a finales de junio, hablamos con Daniel Fiott, Editor de Seguridad y Defensa en el Instituto de Estudios de Seguridad de la Unión Europea, y Félix Arteaga, investigador del Real Instituto Elcano, sobre el papel de los 27 en el nuevo concepto estratégico de la Alianza. Un reportaje de Isabel Dólera.

Rusia considera la entrada de Finlandia y Suecia en la OTAN "una derrota menor". Desde el Kremlin consideran mucho más peligrosala entrada de Ucrania en la Alianza Atlántica, lo que catalogan de línea roja. Para Moscú la prioridad es la seguridad de la península anexionada de Crimea y un posible ataque de la OTAN hacia ella significaría el inicio de la Tercera Guerra Mundial.