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En Libia, las fuerzas de Gadafi rodean la tercera ciudad del país y prosiguen su avance hacia el Este. Cada vez están más cerca de la capital rebelde, Bengasi. Hoy han bombardeado una ciudad de importancia estratégica fundamental, Ajdabiya

Las principales potencias nucleares del mundo también observan con preocupación la repercusión que puede tener en la opinión pública de sus países, la alarma nuclear en Japón. En Europa, Alemania ya se replantea el futuro de sus centrales...

En España hay ocho centrales nucleares que generan una quinta parte de la energía eléctrica que producimos. También sigue abierto el debate sobre la energía nuclear después de la decisión que tomó el Gobierno de cerrar la planta de Garoña en 2013 y de la eliminación de la ley de un plazo máximo para la vida útil de las centrales. Hoy la vicepresidenta Salgado ha dicho que lo que ocurre en Japón no debe influir en la situación en España.

Ahora la principal preocupación está en otro reactor de esa central, el número 2. Un fallo en el sistema de refrigeración ha provocado un sobrecalentamiento que hace temer una fuga radiactiva. El Gobierno nipón se ha apresurado a decir que es improbable que haya una gran explosión.

Japón trabaja a contrarreloj, sin dejar de vigilar la costa porque después de más de 300 repeticiones desde el gran terremoto, tienen miedo a que un nuevo tsunami se lleve lo que les queda. Algunos supervivientes se reencuentran con sus familias después de días de angustia y deseperación.

La aviación ha sido el punto fuerte de Gadafi en su reconquista del país y es lo que está limitando los territorios. La única buena noticia para los rebeldes es que gracias a las tormentas de arena, hoy Gadafi apenas ha podido usar a sus tropas aéreas, que están a un paso de Bengasi. Los países europeos dan apoyo humanitario, pero no militar a los rebeldes.

La línea del frente se desplaza cada vez más hacia el este tras la caída del enclave petrolero de Brega, a unos 240 kilómetros de Bengasi, ciudad sede del Consejo Nacional de Transición. Las tropas del líder Muamar el Gadafi han bombardeado Edjabiya, importante nudo de comunicaciones y ciudad vital para el desarrollo del conflicto. Los rebeldes miran hacia el exterior en busca de ayuda. La comunidad internacional sigue discutiendo el establecimiento de una zona de exclusión aérea (14/03/2011).

El embajador de España en Japón, Miguel Ángel Navarro, ha asegurado en Los Desayunos de TVE que la colonia española en el país asiático "se encuentra bien" y ha señalado que "ha disminuido el riesgo de nuevos maremotos, pero evidentemente todavía no están restablecidas las comunicaciones: eso va a llevar bastante tiempo". "Me ha impresionadomucho la entereza con la que la población japonesa ha hecho frente a la catástrofe. Han reacionado con mucho orden y civismo", ha comentado el embajador español, que también se ha aventurado a afirmar con cierta prudencia que "no hay ninguna víctima europea tras el terremoto". Francia y Alemania han pedido a sus ciudadanos en Tokio, que abandonen la capital porque se espera una fuerte réplica, que según el embajador español en Japón podría alcanzar grado 7 en las próximas 72 horas. Miguel Ángel Navarro no aconseja de momento ese desplazamiento.

Una explosión en otro reactor de la planta de Fukushima ha elevado aún más el temor a una catástrofe atómica en Japón, donde se acumulan los fallos en las centrales nucleares tras el fortísimo seísmo del viernes. En torno a las 11.00 de la mañana de este lunes (03.00 en la España peninsular), el edificio del reactor 3 ha explotado, probablemente por la combinación de hidrógeno y oxígeno en el recinto, aunque el núcleo ha resistido y la probabilidad de escapes masivos de radiación es baja, según las autoridades japonesas. Es lo mismo que ocurrió el sábado en el reactor 1. La explosión ha causado una decena de heridos.

Una explosión por combustión de hidrógeno se ha producido en el reactor número 3 de la planta nuclear de Fukushima. El núcleo del reactor 3 no ha resultado dañado por esta explosión, aunque ha derribado una de las paredes del edificio que lo alberga. La probabilidad de que se produzcan escapes masivos de radiación es baja, según fuentes de la Agencia de Seguridad Nuclear japonesa.