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Cerca de 6.000 bengalíes y rohingya, una minoría musulmana perseguida en Birmania, siguen atrapados en embarcaciones a la deriva en alta mar en el sudeste asiático a la espera de poder desembarcar en algún lugar, según la ONU. En muy mal estado, sin agua y sin comida, en distintas embarcaciones, los inmigrantes sobreviven como pueden expuestos a diversas enfermedades. Potencias como Indonesia, Malasia y Tailandia ya han sido denuncidas por la ONU por prácticas "inhumanas" al no dejarles desembarcar.

Los gobiernos de TailandiaMalasia e Indonesia han sido acusados por organizaciones internacionales como Acnur o Human Rights Watch de estar jugando al ping pong con seres humanos, después de que esos países se hayan negado a permitir que los barcos con inmigrantes que navegan a la deriva en aguas del suroeste asiático, sin agua ni alimentos, puedan atracar en sus puertos. Las mafias que trafican con personas los abandonan a su suerte y, la negativa de esos gobiernos a prestarles auxilio, está provocando una grave crisis humanitaria en la zona. María Jesús Vega, portavoz de la delegación española de Acnur, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados , nos detalla cómo está la situación. 

Unas 800 personas provenientes de Bangladesh y Myanmar han desembarcado este viernes a la costa de Indonesia, mientras la marina de ese país ha devuelto a alta mar al menos a otros dos barcos.

La Organización Internacional de Migraciones (OIM) estima que unas 8.000 personas, inmigrantes económicos pero también potenciales solicitantes de asilo, se encuentran en este momento en esa situación y la ONU ha advertido de una grave ciris humanitaria si no se les atiende. Muchos de ellos pertenecen a la minoría musulmana rohingya, una de las más perseguidas del mundo, según la ONU.

Ocho mil personas se encuentran a deriva en el golfo de Bengala, en el sudeste asiático, según las estimaciones de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). La mayoría de ellas proceden de Banglaesh y Myanmar (la antigua Birmania), y muchas son rohingya, una minoría musulmana perseguida.  a Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha advertido de que la situación puede degenerar en una grave crisis humanitaria y ha pedido una operación internacional de salvamento.

La jefa de la diplomacia europea ha explicado ante el Consejo de Seguridad de la ONU la estrategia para frenar el drama de la inmigración en el Mediterráneo. El plan lo presentan este miércoles, pero antes, Federica Mogherini ha buscado el respaldo de la ONU a posibles medidas, como la de bombardear los barcos de los traficantes. En su discurso, ha destacado que la prioridad es salvar vidas y ha recordado que más de 1.770 personas han muerto al intentar cruzar el Mediterráneo, en lo que llevamos de año.