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Siria atraviesa este miércoles una encrucijada en la que se juega gran parte de su futuro después de cinco años de guerra civil con la reanudación de las conversaciones de paz auspiciadas por Naciones Unidas en Ginebra, que coinciden con la celebración de elecciones legislativas en las zonas que controla el régimen de Bachar al Asad.

La falta de garantías no ha impedido que se abran los colegios electorales. En Damasco, donde estos días apenas se oyen bombas ni proyectiles, se respira ambiente electoral: según cuenta EFE, la capital siria está inundada con infinidad de carteles de los distintos candidatos, muchos de ellos jóvenes y mujeres, que conviven con el omnipresente Bachar al Asad. Las últimas elecciones legislativas, celebradas en mayo de 2012 ya bajo las bombas, le dieron a su partido, el Baaz, una holgada mayoría absoluta.

El presidente griego ha calificado este lunes de inaceptable la actuación de las fuerzas policiales macedonias, que este domingo reprimieron con dureza un amago de protesta por parte de los refugiados del campamento de Idomeni, frustrados al comprobar que la frontera no se iba a abrir como se había propagado entre la gente hacinada en el este lugar. Hablamos con Celine Gagné, responsable del equipo de Save The Children en el campamento.

Mientras la diplomacia avanza a paso lento, y la espiral bélica continua en Siria por quinto año, ¿Cómo atender a los refugiados sirios?. Y no tanto del millón que llegó a Europa el último año -asunto de la Unión y sus 28 gobiernos-, sino a diez veces más: los mas de seis millones desplazados dentro de su país, y los casi cinco que se hacinan en los países vecinos a Siria. Nos contesta el Jefe para el Medio Oriente y Asia en la Agencia Española de Cooperación (AECID), Javier Parrondo.

La televisión siria ha informado del hallazgo, en la recién reconquistada Palmira, de una fosa común con los restos humanos de más de 40 cuerpos: 24 civiles, 3 de ellos niños y 18 militares. Algunos decapitados por el Daesh, otros fusilados. Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, se trata de oficiales sirios y sus familias, ejecutados por los extremistas poco después de su entrada en Palmira, en mayo de 2015. Se calcula que el Estado Islámico ha asesinado al menos a 280 personas durante sus diez meses de ocupación. Según el ejército sirio, los yihadistas ha dejado Palmira sembrada con miles minas.

En la recientemente recuperada ciudad siria de Palmira, continúa la evaluación de los daños causados por el Estado Islámico, un trabajo que durará semanas por la presencia de minas. Se calcula que alrededor de un 20% de los restos arqueológicos de la ciudad histórica se han perdido para siempre por la destrucción del grupo terrorista autodenominado Estado Islámico. 

Entre los expulsados, una mujer embarazada de ocho meses o tres niños sin sus padres. Cada vez es más difícil escapar de la guerra: las organizaciones humanitarias denuncian que las fuerzas de seguridad turcas han disparado a sirios cuando intentaban cruzar la frontera. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos dice que han matado a 16 personas, entre ellas tres niños. Los que ya están en Turquía tienen cada vez más problemas para registrarse y sin papeles no tienen derecho a ir al médico o a la escuela.

La ONU ha pedido un esfuerzo mayor a la comunidad internacional en Ginebra: reasentar a 480.000 refugiados sirios, apenas un diez por ciento de los cinco millones que han huido a los países vecinos. Hace falta mucha más solidaridad global, insiste el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon. Solo a Líbano, un país de 4 millones de habitantes, ha llegado un millón de sirios. La Unión Europea ha optado por frenar el éxodo con ayuda de Turquía. Por eso los varados en Idomeni se resisten a ir a los campos oficiales.

La caída de la antigua ciudad romana de Palmira en manos del Estado Islámico puso a los arqueólogos en lo peor. Tras su reconquista por el ejército sirio, estas vistas aéreas reflejan su estado después de la batalla. "Podríamos haber perdido Palmira por completo", ha reconocido el superintendente del complejo arqueológico de la antigua ciudad romana, que ha detallado que los restos de la zona suroccidental de la ciudad son los que mejor han sobrevivido. Los milicianos del Estado Islámico hicieron saltar por los aires los templos de Bel y Baal Shamin, las torres funerarias romanas y el Arco del Triunfo; sin embargo, las ruinas del ágora, el teatro romano y las murallas de la ciudadela se encuentran "casi intactas (...) La noticia más bonita es que será posible restaurar el León de Al Lat", ha explicado el experto, responsable de los restos arqueológicos de Palmira.