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Jesús Eguiguren, expresidente del Partido Socialista de Euskadi y el hombre que negoció con ETA en Suiza y Noruega, ha sostenido que "desde un principio soñó con alcanzar la fecha del 20 de octubre de 2011". "Las cosas no fueron como estaban previstas y como se acordaron", ha indicado y ha añadido que, un año antes de que cesara el terrorismo, él ya tenía en su mente el fin de ETA. "El terrorismo acabó el 20 de octubre de 2011, pero las heridas siguen doliendo", ha destacado en 24 horas de RNE.

En estos 10 años, Eguiguren ha llegado a la conclusión de que “todo ha salido bien": "No ha habido más atentados. El terrorismo acabó de la mejor manera imaginable y la memoria ha ganado al olvido". Pero ha destacado una "sensación" que ha comenzado a sentir ahora: "En una sociedad sometida a tantos años de terror, de la noche a la mañana no pueden desaparecer todos los problemas y hay muchas más víctimas de las que se cree".

Conducido por Ana Blanco, espacio monográfico dedicado al aniversario del fin de ETA en el que entrevista al expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, con cuyo gobierno ETA declaró el fin de la actividad armada.

La Ertzaintza estuvo señalada por los terroristas durante décadas. En el Telediario hemos acompañado a dos de ellos -un agente veterano y otro más joven- para sabercómo analizan los cambios de la última década y cómo estos afectan a su labor en el presente. Alivio y emoción son algunas de las palabras con las que definen el anuncio del fin de ETA hace diez años.

Foto: H.Bilbao / Europa Press

En Europa Occidental ETA era la última banda terrorista autóctona que seguía activa en 2011. El IRA, en Irlanda del Norte, dejó la violencia 13 años antes. Hay enormes diferencias entre los dos casos, pero el entorno de ETA siempre tuvo a Irlanda como un referente y el proceso de paz allí despertó esperanza en España. El exprimer ministro irlandés, Bertie Ahern, fue uno de los políticos internacionales convocados por la izquierda abertzale y otras organizaciones para escenificar el fin de la violencia, cuando ETA ya estaba prácticamente derrotada policialmente.

El primer ministro de Irlanda ha señalado en el Telediario de TVE que "se reunió con cargos elegidos democráticamente, con sindicatos, con sociedad civil". "Obviamente me reuní con grupos que no eran ETA, pero la apoyaban", ha agregado. "Y su mensaje era prácticamente el nuestro. Nosotros intentamos convencer, no aleccionar, persuadir a la gente de que había un camino", agrega.

El Telediario ha viajado hasta Ermua, la localidad vizcaína de la que era concejal Miguel Ángel Blanco. Allí, TVE ha hablado con Borja Sémper y Eduardo Madina, autores del libro Todos los futuros perdidos, así como los concejales Beatriz Gámiz (PSE) y Javier Sánchez (PP) sobre lo que el asesinato de Blanco supuso en el camino hacia el fin de ETA y cómo marcó el terrorismo tanto en la sociedad como la política.

El Lehendakari, Iñigo Urkullu, ha instado a la izquierda abertzale, cuando se cumplen diez años del fin de ETA , a hacer “un ejercicio de autocrítica honesta respecto a su propio pasado” y no solo “un ejercicio de empatía con las víctimas”.

Urkullu se ha referido así durante una entrevista en el Telediario de TVE a la declaración de Bildu y Sortu el pasado lunes, en la que dijeron sentir el "dolor" sufrido por "todas las víctimas" de ETA y que éste "nunca debió haberse producido". Sin embargo, este miércoles, el coordinador de Bildu, Arnaldo Otegi, ha dicho en un encuentro con militantes de su formación: "Tenemos a 200 presos en la cárcel y si para sacarlos hay que votar a favor de los Presupuestos, pues los votaremos". También Sortu ha pedido una "solución a los presos políticos".

Las cifras de presos de ETA y organizaciones afines en 2011 eran 750 en España y Francia. Ahora, en 2021, son aproximadamente 205. Una tercera parte de estos presos se encuentran en cárceles vascas. El Centro Penitenciario de Álava, al igual que Basauri y Martutene, está ya gestionado por el Gobierno vasco.

Benito Aguirre, director del penal, subraya lo mucho que han cambiado las cosas. La normalización, en el ámbito penitenciario, pasa por el reconocimiento del daño causado y el arrepentimiento. Joseba Azkarraga es portavoz de Sare, un movimiento de apoyo a los presos de ETA. Pide un trato justo a los reclusos y se desmarca de los ongi etorris. El objetivo compartido es cerrar el círculo a décadas de terrorismo.

Foto: centro penitenciario de Álava (EFE)

La banda terrorista ETA dejó más de 10.000 empresarios extorsionados, 49 empresarios y directivos asesinados, 52 secuestrados. De todos ellos solamente un 5 % llegó a pagar. El Telediario de TVE habla con José Manuel Ayesa, uno de los empresarios que tuvo que llevar escolta por el miedo a ETA.

Ayesa relata "una etapa muy dura" en la que no quería que a sus hijos pequeños pudiesen relacionarle con él por miedo a represalias por parte de la banda terrorista.

En los últimos años de vida de ETA, una y otra vez la cúpula de la banda se desmantelaba, se descubrían arsenales y documentación interna y la organización quedaba en manos de terroristas cada vez más inexpertos gracias a la efectividad de las fuerzas de seguridad. También la acción de los jueces, con decisiones como la ilegalización de Herri Batasuna y el entorno político de ETA, contribuyeron a su derrota.

Cada cierto tiempo un etarra sale de prisión tras cumplir condena y en algunos casos se les ha homenajeado en público. Son los Ongi Etorri, las bienvenidas, que han generado mucha polémica. Ha ocurrido por ejemplo en Hernani, uno de los feudos tradicionales de la izquierda abertzale, también durante los años más duros de ETA.

El Telediario de TVE recorre las calles de San Sebastián con dos de las víctimas que fueron amenazadas por la banda terrorista.

Amenazados y extorsionados por ETA, fueron miles los ciudadanos que se fueron de Euskadi, pero muy pocos los que han vuelto. Uno de ellos es Francisco Llera, catedrático emérito de Ciencia Política en la Universidad del País Vasco y creador del Euskobarómetro. Hace 20 años tuvo que marcharse con su familia a Sevilla, en cuya universidad impartió clases. Costumbres, afectos, amigos: todo se quedó atrás. A su vuelta a Bilbao, el radicalismo nacionalista trató de impedir que ocupara su cátedra. Pero gracias a otros ptofesores pudo superar la persecución ideológica de la que fue objeto. Es de los que cree que ha muerto el perro, pero no la rabia.