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Terminarlo era una necesidad. La Sala Olympia puso el escenario y el resto los Eagles of Death Metal y su público. 2.000 personas en intensa comunión, y entre ellos, muchos supervivientes de la masacre del 13 de noviembre. También lo fue el solista, Jesse Hughes, que ha generado polémica al admitir que, desde entonces, es partidario de que todos lleven un arma. Visiblemente emocionado, gritó: "lo pasaremos bien esta noche, nadie podrá pararnos" "no sabéis hasta qué punto os quiero, cabrones". No es Charles de Gaulle en sus discursos, ironiza algún articulista, pero no se le puede negar empatía, energía y sensibilidad. A finales de año, cuando la Sala Bataclan esté restaurada, los rockeros volverán para plantar cara a la pesadilla. En su mismo escenario.

Han compuesto algunos temas inolvidables de la música y ahora unen fuerzas en una gira. Sting y Peter Gabriel anuncian que actuarán juntos en una serie de conciertos a partir del próximo 21 de junio.
 

Tres semanas después de los atentados, la banda californiana "Eagles of death metal" ha vuelto a los escenarios de París. Lo hicieron este lunes por la noche invitados por U2. Las más de veinte mil personas que acudían al concierto los recibieron con un largo aplauso. En la sala Bataclán, donde actuaban la noche del 13 de noviembre, perdieron la vida al menos 89 personas, gran parte de los 130 fallecidos en los atentados. Anoche el grupo californiano eligió un tema simbólico de Patti Smith "People have the power", "El pueblo tiene el poder", para comenzar su actuación.
 

El retraso de una hora y cuarto con el que empezó el concierto, quedó olvidado. Los cacheos de los 16.000 asistentes provocaron colas monumentales a la entrada. Pero sin perder el buen humor, 3 años después, la ambición rubia volvía a España en estado puro. Fue un espectáculo exuberante. Temas nuevos alternados con los clásicos. Imaginación, magnetismo, un vestuario de infarto y coreografías, a veces, acrobáticas. A los 57 años, Madonna tienen una voz, cuerpo y energía envidiables. Demostró que ninguna nueva princesa del pop puede arrebatarle la corona.

Samuráis, equilibristas, monjas con poca ropa, guiños sexuales, coreografías espectaculares y toreros. Todo eso y mucho más ha ofrecido este martes Madonna en su concierto en Barcelona, donde ha demostrado que sigue en plena forma y dispuesta a seguir reinando en el mundo del pop.

En el primero de los dos conciertos en la Ciudad Condal, única parada española de este gira, la diva ha conquistado al público y ha conseguido hacerle olvidar el frío que ha pasado en la larga cola formada para acceder al recinto. El espectáculo ha empezado con más de una hora de retraso porque Madonna no ha querido aparecer sobre el escenario hasta que todo el mundo estuviese dentro del Palau Sant Jordi y la entrada al recinto ha sido muy lenta por los exhaustivos controles de seguridad que se han impuesto tras los atentados de París.

Los 16.000 espectadores han soportado colas kilométricas para pasar los controles, pero el sufrido público se ha olvidado de las esperas y el frío en cuanto la reina ha salido al escenario y ha recorrido la pasarela con luces rojas y forma de corazón, preparada para hacer entrar en calor a los asistentes.