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Queda poco más de un mes para que el Gobierno colombiano y las FARC se sienten en Oslo a hablar de paz. No es la primera negociación entre estado y guerrilla y, para evitar los errores y fracasos del pasado, esta vez se afronta con más cautelas.

FRAN SEVILLA (Corresponsal de RNE en América Latina).- Los guerrilleros de las FARC podrán reincorporarse a la vida civil si prospera el diálogo de paz que el gobierno colombiano y la guerrilla iniciarán el próximo mes de octubre en Oslo. Así lo han establecido ambas partes en el acuerdo inicial alcanzado tras meses de negociación en La Habana.

Según las primeras filtraciones sobre dicho acuerdo, se adoptarán también medidas para el desarrollo económico y la inclusión de las comunidades afectadas por el conflicto.

Los gobiernos de Nicaragua y Cuba han sido mediadores, mientras que el ejecutivo de Venezuela ha actuado como facilitador de logística y"acompañante", papel al que se sumará Chile. En el texto, ambas partes se comprometen a iniciar negociaciones directas e ininterrumpidas con el objetivo de alcanzar un acuerdo final para la terminación del conflicto que contribuya a la construcción de la paz estable y duradera.

La sociedad colombiana y buena parte de las fuerzas políticas del país han recibido con satisfacción y respaldo el anuncio de la negociación. Las críticas, algunas muy duras, vienen de los sectores afines al expresidente Álvaro Uribe, que se opone a ese diálogo.

Cuatro adultos y un menor fueron detenidos este martes como presuntos autores materiales del reciente atentado con explosivos al que sobrevivió el exministro colombiano Fernando Londoño Hoyos, informó en Bogotá el fiscal general, Eduardo Montealegre.

Los detenidos "son personas que no pertenecen a las FARC", dijo el fiscal, que, en una entrevista con la cadena Caracol Radio, confirmó que se ha identificado "a los autores materiales, pertenecientes a una banda criminal", que llevaron a cabo en mayo pasado el atentado, en el que hubo dos muertos y más de treinta heridos, entre estos el exministro.

Montealegre precisó que ahora la investigación debe establecer "quién suministró esa bomba, esa tecnología, quién realmente ha estado detrás de este atentado".

LUÍS PÉREZ (Corresponsal en Bogotá) Por primera vez en mucho tiempo, Colombia despierta pensando que es posible alcanzar la paz. La prensa alimenta ese sueño y apoya en su mayoría la iniciativa del Gobierno de entablar diálogo con los grupos guerrilleros para poner fin a un conflicto que dura ya más de medio siglo. Los analistas tratan de explicar por qué el presidente Santos se juega la carta de la paz y qué ha cambiado desde que el expresidente Pastrana se sentara con el líder de las FARC, Tirofijo, a finales de los 90 en un esfuerzo infructuoso para acabar con la violencia. El más crítico ha sido el expresidente Álvaro Uribe, que se niega a negociar y denuncia la mediación del presidente venezolano Hugo Chávez. Sin embargo, según las últimas encuestas el 74% de los colombianos apoya el diálogo con la guerrilla.

El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, ha confirmado que ha empezado a dialogar con las FARC, la guerrilla más antigua y numerosa de América Latina. Ha empleado las palabras "conversaciones exploratorias" para acabar con un conflicto armado que dura ya casi medio siglo.

Hablamos con Sigifredo López, exrehén de las FARC, sobre la información que ha difundido la cadena venezolana Telesur de que el Gobierno de Colombia y las FARC han firmado un acuerdo en La Habana para iniciar conversaciones para un proceso de paz.

López también nos da su versión sobre su caso: ha pasado de exsecuestrado de las FARC a ser acusado de estar compinchado con la guerrilla (28/08/12).

El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, ha confirmado los acercamientos para entablar diálogos de paz con las FARC y señaló que el ELN también puede ser parte de este proceso. Así lo ha asegurado Santos en una breve alocución por radio y televisión en la que ha señalado que "cualquier proceso tiene que llevar al fin del conflicto y no a su prolongación.

FRAN SEVILLA (Corresponsal de RNE en América Latina). La autoinculpación del general colombiano Mauricio Santoyo supone la confirmación de lo que muchos ya habían denunciado: la colaboración de militares y policías con los narcotraficantes y los paramilitares en Colombia. El general Santoyo, jefe de seguridad en el primer mandato del expresidente Álvaro Uribe, entre 2002 y 2005, ha reconocido en el proceso que se sigue contra él en Virginia (EE.UU.) que colaboró con recursos y material con los paramilitares de las autodenominadas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y con narcotraficantes a cambio de importantes cantidades de dinero. Las AUC son responsqables de miles de asesinatos de sindicalistas y líderes sociales.

Santos pide perdón por los crímenes que ha cometido el Estado contra las comunidades indígenas, cuyo territorio es campo de batalla entre el Ejército colombiano y los guerrilleros de las FARC. El presidente de Colombia intenta así rebajar la tensión tras los enfrentamientos entre soldados y nativos en el último mes.