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La ola de frío sigue causando estragos en Europa, donde han muerto al menos 83 personas por las bajas temperaturas. Un clima gélido que, según han alertado las ONG, pone en riesgo de muerte a miles de refugiados y personas sin hogar que no tienen donde guarecerse. El temporal empezó el fin de semana y, según los meteorólogos, se mantendrá durante unos días. Se trata de una masa de aire frío en altura procedente del Ártico que ha avanzado desde Escandinavia y Rusia hacia el Mediterráneo. Aunque en muchos de los países afectados son habituales las temperaturas gélidas en invierno, la situación es insólita en los Balcanes, donde los registros son entre 10 y 15 grados más bajos de lo habitual para estas fechas. España se ha salvado de este temporal gracias al anticiclón de las Azores. En Grecia la ola de frío ha paralizado el tráfico aéreo de vuelos comerciales en los aeropuertos de Salónica y varias islas. Ni el ministro griego de Migración, Yannis Muzalas, ha podido viajar a Lesbos para comprobar la situación de los refugiados, pese a intentarlo en dos ocasiones, por las malas condiciones meteorólogicas.

Las bajas temperaturas ponen en grave peligro a los que duermen al raso o en campamentos de refugiados. La Comisión Europea ha advertido de que la situación es insostenible en los campos de Grecia. El frío ha provocado también la muerte de dos personas en el país heleno y el miedo en los refugiados, que malviven a la intemperie o en lugares no aptos para hacer frente a temperaturas tan extremas. "Vamos a morir en las tiendas, no tenemos calefacción para pasar la noche", asegura un refugiado en la isla de Lesbos, donde no están están preparados para un invierno tan duro. "A veces cuando el viento sopla muy fuerte tira las tiendas y no podemos dormir", señala otro migrante.

En Alemania un traficante de personas abandonó este domingo a 19 refugiados en un aparcamiento con 20 grados bajo cero.  Entre los refugiados había cinco niños y catorce adultos, y algunos de ellos mostraban síntomas de hipotermia. Los refugiados no tenían papeles de identificación y aseguraron a la policía que proceden de Siria, Irak e Irán y que han pagado a los traficantes cerca de 800 euros por persona. Los refugiados empezaron su viaje hacia Alemania en Italia, y el conductor abandonó el camión cuando empezó a tener problemas con el motor.