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Al menos 31 personas murieron, de ellas 14 civiles y 17 efectivos del Ejército y de las fuerzas de seguridad, en los choques registrados durante las protestas del domingo en distintos puntos de Siria, según grupos de la oposición. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos ha precisado que el mayor número de víctimas se ha registrado en la localidad central de Homs, con 15 muertes.

En Siria, al menos 9 personas han muerto en la represión de las protestas que se han desencadenado tras la muerte de un dirigente kurdo ayer en el noreste del país. 5 de las víctimas asistían precisamente a su funeral.

Cada militar estadounidense desplegado en Afganistán cuesta un millón de dólares, al año. Es una de las cifras que se recuerdan en este décimo aniversario del inicio de la guerra en el país asiático.

Apenas 3 meses después del inicio de los bombardeos sobre Afganistán partieron hacia ese país los primeros militares españoles y allí siguen. En todo este tiempo más de 24.000 de nuestros soldados han participado en esta operación, la más alejada y también la que más bajas españolas ha causado.

En EE.UU. se multiplican las encuestas sobre el sentido de la guerra en Afganistán, de la que este viernes se cumplen diez años. Según la cadena de televisión CBS, el 62% de los estadounidenses quiere que las tropas salgan de Afganistán cuanto antes. El 50% no cree que la guerra haya sido un éxito. El 39%, sí. Y según un estudio difundido por el Pew Research Center, el 96% de los militares de EE.UU. que participaron en Irak y Afganistán se siente orgulloso de haberlo hecho, pero uno de cada tres veteranos cree que estas guerras no han merecido la pena.

El 7 de octubre de hace diez años, Estados Unidos comenzaba el bombardeo de Afganistán para acabar con Osama Bin Laden y el régimen de los talibanes, que daba refugio al líder de Al Qaeda.

Los afganos vieron el cielo abierto. Por primera vez en su historia, recibieron a los soldados extranjeros sin armas, entregados y con esperanza. Hoy, sin embargo, los libertadores de entonces son vistos por muchos como ocupantes.

La desesperanza y la violencia se han adueñado del país, un país de sueños rotos, de esperanzas perdidas, de desengaños, de hombres y mujeres atrapados por el maldito destino y el juego de intereses foráneos y de luchas por el poder en la región.

Afganistán se encuentra en una encrucijada que podría conducirlo a la guerra civil, al regreso de los talibanes, a más violencia o quizás, lo menos probable, pero lo más deseable, a la paz y la estabilidad.