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En Bangladesh, la situación política vuelve a estar encrespada. Las detenciones y los incidentes de estos días han hecho que salgan a relucir críticas contra el gobierno del Nobel de la Paz, Muhammad Yunus. Analizamos lo que está ocurriendo con Rubén Campos, director de programas de Club de Madrid y profesor de cursos de posgrado en universidades españolas, entre ellas la Universidad CEU San Pablo.

Todas las miradas se centraban en el rey Abdalá de Jordania después de su tajante rechazo al plan del presidente estadounidense, Donald Trump. En la Casa Blanca, el monarca ha señalado que los países árabes, y no solo Jordania, presentarán unidos una propuesta tras analizar el plan sobre Gaza. Un plan que Abdalá ya había rechazado tajantemente cuando Trump lo anunció debido a la posición aislada de Jordania. Entre el 40 y el 50% de la población jordana es palestina o tiene origen palestino, la mayoría de ellos, refugiados. Al mismo tiempo, Estados Unidos destina a Jordania unos 1.500 millones de dólares cada año , el tercer país que más ayuda recibe después de Ucrania e Israel. De momento, lo único que sí ha asegurado el rey de Jordania es que su país acogerá a 2.000 niños palestinos enfermos.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ya lo ha adelantado al término de una reunión de más de cuatro horas del Gabinete de Seguridad, con altos mandos militares, de la inteligencia y varios ministros: "Si Hamás no devuelve a nuestros rehenes antes del sábado al mediodía, el alto el fuego terminará y el Ejército volverá a combatir intensamente hasta que Hamás sea finalmente derrotado". El gabinete ha aprobado por unanimidad reanudar los ataques en Gaza si Hamás no devuelve a los rehenes, en la línea de la amenaza lanzada por Trump, quien dijo que si no eran liberados, "se desataría un infierno". Pero a diferencia de Trump, Netanyahu no ha dicho cuántos rehenes tendrán que ser entregados para evitar la guerra, dejando abierta una puerta para que la tregua pueda continuar. Para los gazatíes, la situación de incertidumbre representa un momento de profunda angustia ante la posible reanudación de los ataques, así como para las familias de los rehenes israelíes.

Ante la pregunta al presidente estadounidense, Donald Trump, sobre si congelaría las ayudas a Egipto y Jordania de no aceptar la entrada de refugiados palestinos, su respuesta es clara: "Si no están de acuerdo, probablemente lo haría, sí". La amenaza de cortar el grifo a sus dos grandes aliados en la zona si no admiten a un millón y medio de refugiados ha caído como un jarro de agua fría en los dos países. Son de los que más dinero reciben cada año de Estados Unidos, ocupando el tercer y cuarto puesto entre 180 países. En 2023 recibieron más de 1.500 millones de dólares.

En Gaza no dan crédito a la amenaza de Trump de convertirla en un infierno si Hamás no retoma la liberación de rehenes. Hamás ha suspendido la entrega el sábado de 3 rehenes israelíes tras acusar a Israel de violar el acuerdo.

Hamás ha suspendido, por el momento, la entrega de rehenes israelíes al alegar que Israel está incumpliendo los acuerdos de alto el fuego. Según el grupo, el Gobierno de Tel Aviv dispara a los gazatíes, lo que ha retrasado el retorno de los desplazados e impide la entrada en Gaza de la ayuda acordada. También Israel lanza acusaciones contra Hamás, reprochándole el mal estado de los últimos rehenes liberados. El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, ha puesto al Ejército en estado de máxima alerta en Gaza, y el primer ministro, Benjamín Netanyahu, ha convocado a su gabinete de seguridad. En la capital de Israel, cientos de personas han salido a las calles para pedir que no se rompa la tregua. Temen por las vidas de los más de 70 rehenes que siguen en Gaza.

La Policía israelí ha cerrado tres librerías del barrio árabe de Jerusalén después de allanarlas y confiscar decenas de libros. Estas librerías tienen más de 50 años de vida y son un referente cultural de la literatura palestina. Los libreros han sido acusados de alteración del orden público.

Hassem, un testigo de la redada de la Policía israelí, ha confirmado que las autoridades también arrestaron a los dueños. Y un familiar de los detenidos ha asegurado que la policía usó el traductor de Google porque no entendían los títulos en inglés.

Decenas de personas han protestado esta mañana ante la comisaría de Jerusalén donde permanecían detenidos los libreros palestinos. "Se empieza quemando libros y se acaba quemando a personas", ha lamentado una investigadora del Holocausto, presente en la protesta.