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En patines y encestando, al volante de cualquier vehículo y ataviadas con calzado deportivo, y con niqab. Estas mujeres saudíes se liberan de prejuicios y así lo muestran en un vídeo que se ha convertido en viral. También Trump tiene un hueco en su mensaje.

El soldado israelí Elor Azaría, que mató de un tiro en la cabeza a un joven palestino cuando estaba en el suelo herido e inmovilizado tras atacar a otro uniformado en Hebrón, ha sido condenado este miércoles por homicidio. La presidenta del tribunal, la juez Maya Heller, ha descartado durante la lectura de la sentencia los argumentos "cambiantes y evasivos" de Azaría. Heller ha certificado que Azaría sabía que sus actos provocarían la muerte del palestino Abdel Fatah Al Sharif cuando le disparó y ha rechazado la teoría de que el atacante murió por los disparos previos y no por el suyo, como argumentó la defensa. La pena será fijada más adelante en este caso, que ha provocado gran tensión en la sociedad israelí y la división entre los que defienden al soldado y los que creen que lo que hizo fue inmoral y contrario al código militar.

Los hechos ocurrieron el pasado marzo en los alrededores de la ciudad de Hebrón cuando dos palestinos se aproximaron al control militar de la localidad de Tel Rumeida y apuñalaron a un soldado. Los militares israelíes redujeron y abatieron a los dos agresores. Uno murió en el acto mientras que el otro, Al Sharif, quedó tendido en el suelo, herido. En el vídeo, grabado por un activista de la ONG israelí B'Tselem y que dio la vuelta al mundo, se ve cómo Azaría, de 20 años, remata al palestino en el suelo.

La Audiencia Nacional tiene que resolver ahora una de las extradiciones más voluminosas de los últimos años. Un total de 250 ciudadanos, la mayoría de Taiwán, están pendientes de que el tribunal aprueve su envío a China. Los estafadores se hacían pasar por policías y agentes judiciales y les hacían creer a sus víctimas que estaban siendo investigadas por la justicia.
 

Algunos de los principales grupos rebeldes se han desmarcado de las conversaciones de paz auspiciadas por Rusia y Turquía para finales de enero en Kazajistán. Acusan al régimen de Damasco de violar reiteradamente el alto el fuego de Nochevieja con bombardeos como este sobre Sarmada, en el oeste del país.

Una cadena de atentados ha sacudido Bagdad y ha causado al menos 43 muertos y decenas de heridos, coincidiendo con la visita oficial a Irak del presidente francés, François Hollande. El autodenominado Estado Islámico ha reivindicado el más mortífero de los ataques. Tres de las explosiones tuvieron como objetivo la comunidad chií y se han cobrado 36 muertos y 74 heridos. Dos de ellas tuvieron lugar en el barrio de Ciudad Sadr, una zona humilde de mayoría chií a las afueras de la capital iraquí. 

A última hora del día, hombres armados provistos de chalecos explosivos han atacado dos comisarías de policía en la ciudad de Samarra, en el centro del país, matando al menos a siete agentes, según han confirmado fuentes de Seguridad a Reuter. El golpe más grave, reivindicado por el grupo yihadista EI, ha matado al menos a 32 personas y herido a otras 65, algunas de ellas de gravedad, cuando un coche bomba explotó en una plaza abarrotada a las puertas de un mercado en un populoso distrito de la capital. Un comunicado del EI, difundido a través de la agencia Amaq, vinculada a los yihadistas, afirmó que ese ataque fue perpetrado por un suicida y tenía como blanco a los musulmanes chiíes, a los que el grupo extremista suní trata como "renegados".

Menos de 24 horas después del atentado de Estambul, Turquía responde bombardeando desde el aire al Dáesh en Siria. Aviones no identificados mataron este lunes a tres destacados líderes del grupo yihadista Estado Islámico (EI) y a cinco combatientes en el norte de Siria, informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. El bombardeo se produjo en una carretera entre los pueblos de Sarmada y Bab al Haua, en la provincia de Idleb y a pocos kilómetros de la frontera entre Siria y Turquía, según un comunicado de la ONG.

La intervención de Turquía en la guerra de Siria, país con el que comparte una extensa frontera, ha recrudecido las represalias del Estado Islámico contra suelo e intereses turcos, así como de facciones extremistas. Este incremento del número de atentados se suma al ya enquistado conflicto que Ankara mantiene con los nacionalistas kurdos del PKK, origen de la mayoría de los ataques terroristas en Turquía. La escalada de violencia e inseguridad compromete la industria turística y otras actividades económicas, así como genera un estado de opinión crispado entre la población.