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Cuéntame cómo se hizo... "Las malas lenguas", un capítulo de mujeres

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Cuéntame cómo pasó - Cómo se hizo el capítulo 246: "Las malas lenguas"

"Las malas lenguas" es, ante todo, un capítulo de mujeres. Mujeres como Herminia, Aniceta, Mercedes, Karina o Rocío, de todas las edades y orígenes que se enfrentan a habladurías y problemas de una sociedad que no siempre les respalda.

"En este capítulo las mujeres llevan la batuta", afirma Azucena Rodríguez, directora del capítulo 246, que ha disfrutado especialmente con el hecho de que una de las tramas principales de la semana la hayan protagonizado "Herminia y Aniceta, es muy divertido ver cómo reaccionan y es muy interesante comprender el problema que tienen: se sienten mayores y son apartadas por sus hijos, que no tienen en cuenta su criterio ni manera de pensar".

Aniceta, desesperada, pide ayuda a Herminia. Resulta que su hijo quiere ingresarla en una residencia de ancianos en Madrid en contra de su voluntad. Herminia lo tiene claro: "si nos tratan como niños, comportémonos como niños". Así que se le ocurre esconder a Aniceta en el sobrao de su casa de Sagrillas, para que la den por desaparecida y no se la lleven lejos.

Los corrillos de cotillas en la plaza del pueblo y los rumores malintencionados son una constante en el capítulo, así como "la mala uva de la gente y los prejuicios sociales, situaciones en las que las mujeres suelen ser las máximas perjudicadas", explica Carlos Asorey, guionista del capítulo.

Carlos, ¿futuro escritor?

Pero también los hombres de la serie han tenido su protagonismo esta semana. Miguel ha vivido escenas de lo más tórridas junto a Rocío, Antonio ha conseguido un negocio con un cliente con el que puede ganar muchísimo dinero y Carlos ha confesado a su padre que, a pesar de querer seguir vinculado al mucho de la noche, su verdadero sueño es poder convertirse en escritor.

Antonio se emociona al leer 'El hijo del p'arriba', el relato que ha escrito Carlos inspirado en su persona.

Hace varios años que Carlos sintió por primera vez su vocación como escritor. Fue cuando estaba aún en el instituto y escribió un relato sobre la infancia de su padre, que consiguió arrancar alguna que otra lágrima de emoción al patriarca de los Alcántara.