Enlaces accesibilidad
Madrid Fashion Week

La nostalgia desfila en la pasarela Cibeles

Por
L'Oreal celebra sus veinte años de 'amistad' con la pasarela.
L'Oreal celebra sus veinte años de 'amistad' con la pasarela.

Termina la 70ª edición de MBFW Madrid y lo hace echando la vista atrás. Al backstage, tan triste estos días, vuelven las sonrisas de Laura Sánchez, Madeleine Hjört, Marta Español, Cristina Piaget. Todas han pisado muchas veces esta pasarela y regresan ahora para recorrerla una vez más con las modelos que estos días atrás han acaparado los flashes, como Ana Arto.

El motivo es que L´Oreal Paris cumple 20 años desde que desembarcó en Cibeles. 40 ediciones peinando y maquillando a las modelos y los modelos. Desde entonces, además, han entregado 40 premios a las modelos y a los diseñadores. Algunos de ellos han regresado a Ifema para sentarse ahora en primera fila. Alvarno, Spastor, Miriam Ocariz, Ion Fiz, Miguel Palacio...

Madeleine Hjört con diseño de José Castro. EFE

Hay notables ausencias, por diferentes motivos: algunos ya no están en activo, otros han dejado su puesto a gente más joven, otros se dedican a otros menesteres, otros están fuera de España y no han podido viajar a Madrid, otros ya no están. Y esto duele. Laura Sánchez, que además ha sido la presentadora del evento, ha desfilado con un diseño de Teresa Helbig, la última ganadora del premio a la mejor colección. Sánchez ganó el premio como mejor modelo en 2001. "A todas nos cambió la carrera”, dice emocionada.

Paloma Morales desfila para Duyos. EFE

17 diseñadores y 20 modelos premiados han impregnado la pasarela de nostalgia. Y, curiosamente, las presencias han remarcado las ausencias. Nieves Álvarez ha sido una de las que no han participado en el desfile pero guarda un bonito recuerdo de este premio pionero en la moda española. “Fui la primera modelo en ganarlo y también se lo dieron a Juan Duyos”. Cuenta que entregó el dinero, en pesetas, a una familia que lo necesitaba.

Duyos lo ha ganado en cuatro ocasiones, como Jorge Vázquez y Juanjo Oliva. “Cada vez que está Nieves Álvarez por ahí, desfilando o presentando, me lo dan”, dice Duyos. Yo se lo daría a Verónica Blume”, dice el modisto. Álvarez duda pero luego lo dice con rotundidad. “Yo se lo daría a Juanjo Oliva”.

Muchos han dejado diseños de su archivo personal en este emotivo desfile que ha servido para que los protagonistas de su pasado, su presente y su futuro se reencuentren. No ha faltado el recuerdo a Cuca Solana, fallecida en marzo de 2020, que siempre estuvo en el jurado que fallaba los premios. Pero el espectáculo de la moda no puede vivir solo de nostalgia. Y en la misma pasarela que desfiló el pasado desfiló el futuro.

Propuesta de Duarte. EFE

Una cuidada paleta de color, unos estampados para contrastar y elevar el tono de la propuesta, una escogida bandera de tejidos y un patrón pluscuamperfecto hacen de la colección de Duarte una de los mejores de esta pasarela. Kiko Font, director creativo, firma una excelente ejercicio de contención con prendas muy estructuradas que contrastan con las siluetas más fluidas.

Traje de la casa Duarte EFE

La sastrería y la camisería son la base. Font trabaja las chaquetas y los pantalones cuidando cada detalle. Las camisas juegan a mezclar el mismo estampado de rayas y presumen de cuellos pañuelo que rodean al cuerpo. Los modelos son cowboys de ciudad que cabalgan sobre la pasarela con prendas urbanas de una armonía muy potente, tan solo resquebrajada por el estampado tie-dye en naranja y azul.

En la colección hay más estampados. Unos muy tímidos, como los cuadraditos en verde, lima y vainilla, y otros más atrevidos como el inspirado en el arte Haida de los nativos de la Columbia Británica canadiense, en tonos marrones y burdeos.

Carrusel del desfile de Duarte. EFE

El burdeos se realza mezclado con un rojo intenso, y el arena con un golpe de lima, a veces tan solo en el forro. Las bermudas rebajan la seriedad de las chaquetas y las camisas y lo mismo hacen las prendas de abrigo, de estilo deportivo, con los trajes. El efecto pañuelo de los cuellos de las camisas se traslada a los vestidos, y también a las faldas con picos asimétricos que caen buscando el suelo.

Marcos Luengo trabaja los acabados del lino. EFE

Y mientras el armario del hombre se moderniza, el armario de la mujer retrocede empujado con esa grandilocuencia que tiene el clásico vestido de fiesta o noche. Es difícil rejuvenecer esta prenda pero Marcos Luengo lo hace con un cuidado trabajo de estilismo. Es un veterano, un maestro de la costura que sin embargo hace gala de humildad y admite consejos. “El comité de moda nos tiene que poner las pilas para que esta pasarela, que es nuestra carta de presentación en el exterior, tenga un nivel altísimo”.

Propuesta de Marcos Luengo efe

La colección habla de la incidencia de la luz en el color y esto se traslada a las prendas en una declinación cromática elegante. Los rosas van desde los tímidos palo a los subidos buganvilla, los verdes van desde los tonos agua a los alegres musgo o botella. Es una propuesta luminosa, tanto por los tonos escogidos como por los tejidos.

Vestido de noche o novia de Marcos Luengo EFE

Sus prendas lo tienen. No hay un hilo colgando, ni un hombro descolgado. Todo está muy bien hecho. Tanto que deja el listón muy alto en cuanto a confección. Luengo huye de tendencias que caducan enseguida y abraza una estética clásica ligeramente renovada. Lo hace con un toque arty, trasladando las acuarelas del pintor Charles Villeneuve a sus prendas y añadiendo las esculturas de María García Pinto, que en realidad son hojas de distintos árboles recubiertas de metal, en forma de broches, collares, brazaletes o cinturones.

Diseño de Ulises Mérida EFE

Ulises Mérida coge aire e hincha sus famosas camisas ‘Bettina’ agrandando su patrón. Tanto que las rebautiza como Bettinonas. El modisto se olvida de la tiranía de las tallas y ofrece prendas holgadas que envuelven con elegancia el cuerpo. Nuevos aires llegan al taller en forma de tejido y color.

El lino italiano se emplea con acierto en pantalones y abrigos que resultan fascinantes y el algodón, casi siempre en blancos, extiende su reinado. “Tengo muchas clientas que vienen buscando prendas para un día especial y lo que quiero es que su día a día sea especial”, dice. “Con estos tejidos diurnos hace prendas que beben de los patrones festivos pero no se olvida de sus éxitos, sus prendas moldeadas sobre el cuerpo en tonos potentes. Es como si la colección estuviera compuesta por dos colecciones.

Desfile de Ulises Mérida. EFE

La primera contiene vestidos mini en algodón encerado, camisas de cuello japonés, chauqetas de lino pintado con un barniz metalizado y un soberbio vestido trapecio con escote palabra de honor que se hacen en tres tejidos y tres tonos, uno de ellos amarillo flúor. La segunda conecta con el universo de este creador, reinventando sus iconos jugando con los complementos. “Yo pienso en mi clienta que es una mujer muy real, en morfología, y huyo de las prendas que se aferran al cuerpo”.

Diseño de Ulises Mérida EFE

Por eso su silueta fluye, se mueve, envuelve, oculta el cuerpo. Ahí radica el poder de su perfecto patrón. La carta de color, para la nueva temporada, lleva blancos- algunos texturizados-, arenas, mostazas y marinos. Pero, de repente, Mérida sorprende con golpes de naranja y amarillo flúor, incluso para su Bettina. El naranja y el rojo explotan al final del desfile, aportado un toque vibrante y una luz cálida.

Miguel Marinero hace del tono nude el hilo conductor. EFE

Otro de los veteranos es Miguel Marinero. Su hijo Nicolás está tomando la voz cantante poco a poco y cada vez se nota más el cambio de registro. La colección, con referencias al mar, juega con los juegos de color que provocan los reflejos del agua. Fucsias medusa y verde océano tiñen linos deshidratados con efecto lavado que contrastan con las prendas en negro, más ‘rebeldes’. El padre frente al hijo, la tradición frente al cambio. Hay una buena labor de plisado geométrico en vestidos tul sobre satén de seda. El tono nude quiere recobrar su trono y tinta muchas de las salidas y tan admite pinceladas de negro o blanco. Las piezas de cuero muestran su lado más punki y se utilizan como corsés para marcar la cintura.

Propuesta de Miguel Marinero EFE

Es una colección de verano pero hay chaquetones de piel teñida de fucsia, negro y verde, una combinación muy ochentera. “Están hechos con restos que había en nuestro almacén”, se justifica Nicolás. “Además, en estos momentos hará frío en algún lugar”, dice, porque vende en Reino Unido, Francia, Italia, Suiza y Austria. Y tiene más argumentos. “Todo esto”, dice señalando las prendas, “es lo más ecológico. No hay nada de plástico. Hasta el hilo es de algodón. Si lo tiras al mar desaparece en cinco años”, cuenta. Pero su discurso casi se ahoga cuando vemos que los zapatos llevan tiras de plástico. “¡Es muy poco pero todavía estoy a tiempo de cambiarlo!”, dice sonriendo. ¡Todavía hay esperanza!