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Raqa, las heridas de la guerra

  • Los escombros de la ciudad se han convertido en una trampa mortal
  • RNE visita a las víctimas de los explosivos que los terroristas dejaron en su huida

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Un combatiente de las Fuerzas Democráticas Sirias en medio de las ruinas de Al Raqa
Un combatiente de las Fuerzas Democráticas Sirias en medio de las ruinas de Al Raqa.

Raqa nos recibe con el sonido de una explosión. Han pasado ya cuatro meses desde la expulsión del grupo terrorista de la que consideraban su capital pero los combatientes de Dáesh convirtieron la ciudad en una trampa mortal antes de su derrota.

Los bombardeos de la coalición internacional liderada por Estados Unidos redujeron a escombros muchos edificios y bajo esos cascotes se esconde ahora el peligro.

Los artefactos explosivos son el cruel legado que han dejado quienes dirigieron la ciudad con mano de hierro durante más de tres años para los que sufrieron en primera persona su régimen de terror.

Raqa, sobrevivir al Estado Islámico

La ciudad siria de Raqa, convertida por los yihadistas del grupo terrorista Estado Islámico en su capital, trata de levantarse de entre los escombros a los que ha quedado reducida por la guerra

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  • Cartel de entrada a Raqa

    Raqa, sobrevivir al Estado Islámico

    La ciudad de Raqa ha pasado tres años bajo el yugo del Estado Islámico, que la convirtió en la capital de su autoproclamado califato.

  • Escombros en la ciudad de Raqa

    Raqa, sobrevivir al Estado Islámico

    El 80 % de la ciudad se encuentra destruido tras meses de guerra, en los que sufrió los bombardeos de la coalición internacional.

Por unos pocos dólares, hay quien se gana la vida -perdiéndola- desminando las casas de otros, sin formación ni equipamiento

Desplazados de la ofensiva que se han aventurado a regresar a sus hogares, trabajadores en labores de limpieza o reconstrucción o menores que juegan en la calle... Cualquiera es susceptible de ser víctima de una de esas explosiones. Los hay, incluso, que por unos pocos dólares intentan ganarse la vida para acabar perdiéndola desminando las casas de otros, sin formación ni equipamiento.

Hay, también, profesionales extranjeros en esas tareas, insuficientes, de la poca ayuda internacional que llega a Raqa. Porque en la ciudad falta de todo. Ni servicios básicos ni atención sanitaria. Quienes han permanecido o quienes han decidido volver no tienen acceso a apenas nada.

Acabados los combates, no llega la paz

Así que es el punto de estabilización establecido por Médicos Sin Fronteras el que asume la primera asistencia a las víctimas de artefactos explosivos. Heridas traumáticas que afectan fundamentalmente a extremidades y abdomen y que en muchas ocasiones acaban en amputaciones de miembros.

Una vez estabilizado, el servicio de ambulancias de la organización traslada al paciente al hospital de Tal Abyad, a una hora y media de trayecto, donde se encuentra el servicio quirúrgico. Y donde Médicos Sin Fronteras proporciona, también, atención en salud mental. Porque los traumas de la guerra no son solo físicos. Y, en Raqa, ni siquiera el fin de los combates ha devuelto la paz a sus habitantes.

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