Enlaces accesibilidad
Crisis nuclear en Corea

Kim Jong-un y el régimen 'Juche': ¿El éxito de un chantaje nuclear?

  • Pyongyang desafía a la comunidad internacional con una escalada nuclear
  • La detonación de una supuesta bomba termonuclear dispara la crisis
  • ¿Qué persigue Kim Jong-un con esta estrategia?
  • ¿En qué acabará el enfrentamiento creciente con EE.UU.?
  • Claves: ¿Es Corea del Norte una amenaza nuclear?

Por
El líder norcoreano, Kim Jong-un, fotografiado en Pyongyang
El líder norcoreano, Kim Jong-un, fotografiado en Pyongyang

Cincuenta kilotones de potencia se han convertido en las credenciales que podrían franquear a Corea del Norte el acceso a un club muy selecto y restringido, el de las potencias con armamento termonuclear

Esta cifra fue la que midieron el domingo sus vecinos, Corea del Sur, China y Japón, tras una explosión registrada a 10 km de Punggye-ri, al noreste del país, el lugar donde Pyongyang realiza sus tests nucleares. "Nuestros científicos han perfeccionado su técnica a un nivel ultramoderno, apoyados en el éxito del primer ensayo de una bomba H (...) una bomba termonuclear de fabricación nacional", explicaba tras la detonación la agencia norcoreana KCNA.

Con sus vociferantes puestas en escena, el régimen de Kim Jong-un cosecha una credibilidad casi cómica para Occidente, pero ¿podría ser este acontecimiento la puesta de largo para Corea del Norte como actor serio en el escenario internacional? "Efectivamente", responde a RTVE.es Félix Arteaga, experto en Seguridad Internacional del Real Instituto Elcano.

"Para actores muy nacionalistas esto tiene una componente importante: al igual que ocurrió con Irán, han incluido el programa nuclear como un elemento de legitimación interna", explica, y concluye: "La legitimación del régimen está muy unida al reconocimiento de su estatus como potencia nuclear".

Corea del Norte asegura que ha probado "con éxito" una bomba de hidrógeno.

Objetivo: la supervivencia del régimen

Fue Kim Il-sung, abuelo de Kim Jong-un, el fundador del régimen "Juche", una especie de credo de adoración al líder supremo y sus descendientes. Desde entonces, dentro del hermetismo total de este "país cárcel", la élite dirigente ha obligado a sustituir la fidelidad por una veneración cuasi religiosa, con mitos fundacionales incluidos y pena de muerte a los que lo cuestionen.

La supervivencia de este constructo y la casta que se beneficia de él es el objetivo último, "a costa de una población que, a fin de cuentas no importa", señala Arteaga. El régimen se protege a sí mismo frente a los de fuera, pero también frente a su propia población.

Si Kim Jong-un demuestra que puede fabricar bombas termonucleares y lanzarlas en misiles sobre un amplio radio global, hay "dos fines claros", que "hasta ahora va consiguiendo", explica Arteaga.

Por un lado, "la capacidad nuclear blinda al régimen desde fuera y desde dentro", apunta, y hace que sea "más difícil desestabilizarlo". Este poder, "logra que se hable de Corea del Norte de otra manera, se le respete en términos de capacidad", subraya Arteaga. A partir de ahí, "mediante un proceso de diálogo", Pyongyang se podría consolidar como un "actor nuclear" incontestable, y a través de una congelación del programa acceder a "ayudas económicas, interlocución diplomática y levantamiento de sanciones", concluye.

Corea del Norte ha lanzado este martes un misil balístico que habría sobrevolado parte del territorio japonés y caído cerca de la costa oriental de la isla de Hokkaido en el Océano Pacífico, según ha informado el Gobierno nipón. Shinzo Abe, primer ministro japonés, ha asegurado que es una "amenaza grave y sin precedentes".

El fin de la crisis llegaría con una "negociación discreta y un reconocimiento de la supervivencia del régimen", indica, y desde dentro, la "élite gobernante" afianza su posición como proveedora de "prosperidad y bienestar para la población interna". Este sería un planteamiento "racional", señala el experto.

Por otro, cabe la actitud "irracional", en modo "ofensivo", y "utilizar esta capacidad para obligar a EE.UU. a que se retire de la zona, a Corea del Sur para que no conteste al régimen interior, o crear problemas de seguridad regional". Desde Occidente solo contemplamos la opción "racional", pero "este es un régimen que necesita un enemigo externo, como todos los sistemas dictatoriales", y ningún otro actor en la zona tiene esta "capacidad unilateral", que a través de la estrategia ofensiva puede obtener "contrapartidas y concesiones a las que por la vía del diálogo no llegarían".

EE.UU. prepara sanciones más duras contra Corea del Norte pese a la reticencia de China y Rusia

¿Es posible parar a Kim Jong-un?

Estados Unidos ha enseñado el colmillo militar a Pyongyang por primera vez en 50 años. Hace un mes, Donald Trump amenazó con oponer "fuego y furia" al "enemigo" norcoreano. Tras la detonación del domingo, su secretario de Defensa, James Mattis, prometió "una respuesta militar masiva" en caso de ataque a ellos o a cualquier aliado. Sin embargo, Pero "esto no es tan sencillo", explica Arteaga.

"Desafortunadamente, el gobierno estadounidense tiene que tomar decisiones a remolque de las iniciativas norcoreanas", expone, y los negociadores pisan un terreno minado: "Cualquier error de cálculo podría llevar a Pyongayang a tomar una decisión aventurada, porque no son actores familiarizados con la realidad de la disuasión nuclear. Hay actores como Rusia, China, EE.UU., India Pakistán, que tienen una racionalidad. En el caso de Corea del Norte, esa previsibilidad no existe, son novatos en esto y nadie sabe que pasa por la cabeza de su líder. Cualquier escalada verbal o emocional puede poner en marcha un mecanismo peligroso".

Desde el punto de vista externo, la opción de un estrangulamiento económico es coyunturalmente complicada. El hermetismo de Pyongyang actúa aquí a favor, puesto que el daño a la población no es más que un colchón contra los golpes al cuerpo "patricio" de un régimen, el verdadero corazón, que no sufre con ello. China no solo mantiene un intenso intercambio comercial con Corea del Norte a través de su frontera terrestre, también es socio comercial vital para Estados Unidos, y dueño de gran parte de su deuda.

"La existencia de China hace muy difícil el aislamiento total de Corea del Norte", señala el experto "El comercio chino con los norcoreanos se incrementó el año pasado y no hay voluntad de cierre total", añade. Además, "es difícil que los países vecinos renuncien a los beneficios del intercambio comercial", algo que fomenta una frontera permeable, a pesar de todo, que mantiene un ecosistema tácito de intereses económicos en sus espacios adyacentes.

Desde el punto de vista interno, en este país "la capacidad de oposición al régimen está más controlada, no existe, como en Irán, una tradición de occidentalización, mayor familiarización con el exterior, internet y comunicaciones". Además, en Corea del Norte, "la clase dirigente vive al margen del gasto social y no les afectan los embargos", puntualiza.

La comparación con Irán

Los actores internacionales abogan por un diálogo apoyado con sanciones de dureza inequívoca, matizado por las siempre atemperadas posiciones de Rusia y China con su antiguo socio. La carrera nuclear emprendida por Pyongyang y las consiguientes sanciones para atajarla, evocan conflictos internacionales similares como el protagonizado por Irán.

En el caso de Irán, desde el punto de vista interno, existe un hábito de conocimiento del exterior y de familiarización con los hábitos occidentales. Esto abre un canal de acción interior sobre la legitimación del régimen que pretende afianzarse en una carrera de logros nucleares. Por otro lado, el embargo fue letal para una economía como la iraní, apoyada en el petróleo, mercancía universal.

"Irán tenía un comercio exterior mucho más intenso y sólido durante el período de sanciones que el que nunca tuvo Corea del Norte", afirma Joseph M. DeThomas, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Pensilvania, en la publicación especializada 38North.

Además, explica Félix Arteaga, en el caso iraní "las sanciones no solo afectaron a la población, sino también al conglomerado industrial de los Guardianes de la Revolución, la clase dirigente que domina la economía". En la medida en que el embargo afectó los ingresos de esta élite, "esto les obligó a hacer concesiones en las negociaciones", aclara. "Esto en Corea del norte es impensable", añade. "El destinatario final de las sanciones nunca será la clase dirigente o el programa nuclear", concluye.

La crisis con Corea del Norte "no se va a acabar", especula el entrevistado, al menos en un plazo razonable. "El agravamiento no ha venido tanto por lo que han hecho los norcoreanos sino por que han superado una fase en la que el balance militar desfavorable producía estabilidad".