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Turquía elimina la necesidad de visado para todos los países de la UE

  • Ankara no hará efectiva la medida hasta que la UE haga lo mismo
  • La supresión de visados es parte del acuerdo de repatriación de migrantes

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Turquía elimina la necesidad de visados para todos los países de la Unión Europea.
Turquía elimina la necesidad de visados para todos los países de la Unión Europea.

Los ciudadanos de la Unión Europea no necesitarán visado para entrar en Turquía, desde el momento en que el bloque comunitario levante este requerimiento a los ciudadanos turcos.

La decisión, que forma parte de las 72 condiciones para que la UE elimine la obligatoriedad de visado para los viajeros de nacionalidad turca, fue firmada el lunes por el Consejo de Ministros, y entra en vigor este martes.

La Comisión Europea examinará el miércoles este anuncio además de presentar su tercer informe sobre los progresos de Turquía en los términos del acuerdo. Se prevé que el Parlamento turco apruebe este martes las últimas tres normas requeridas al respecto y que quedaban pendientes.

"Con este decreto Turquía ha cumplido otro de los requisitos importantes" para que la Unión Europea conceda la liberalización de visados a sus ciudadanos, ha indicado el portavoz comunitario Margaritis Schinas en la rueda de prensa diaria de la CE.

Bruselas y Turquía ponen a punto el proceso de readmisión de migrantes en un paso hacia el control de la crisis

Visados sí, a los greco-chipriotas

Quienes sí podrán pisar suelo turco sin visado serán los ciudadanos greco-chipriotas, ha anunciado este martes Ankara. Y "cuando Europa elimine el visado para los ciudadanos turcos, nosotros haremos lo mismo para el resto de países europeos" apunta el comunicado.

No obstante, Turquía añade una puntualización: "Esto no implica el reconocimiento de Chipre". Desde el Gobierno explican que "Hasta ahora, los greco-chipriotas podían viajar a Turquía, aunque sellemos su visado en un documento por separado. Con esta decisión, ya no necesitarán visado".

Desde que en 1974 Turquía invadiera la parte norte de la isla, Ankara mantiene abierto un conflicto de reivindicación territorial sobre la zona turco-chipriota. En 2011, durante la presidencia europea de Chipre, Turquía rompió relaciones con Bruselas durante medio año.

Un territorio común, minado

La crisis de los refugiados amenaza con dinamitar no solo las relaciones entre los 28 socios europeos, sino las de sus gobiernos con las ciudadanías respectivas. El descontento ha alentado el auge de los partidos xenófobos y nacionalismos europeos, una amenaza a la integridad de la Unión. La, para muchos dudosa, solución que Bruselas ha tejido es atajar la avalancha de migrantes llevando su gestión a un país fronterizo con Siria: Turquía.

El acuerdo firmado entre La Unión Europea y Ankara pondrá puertas al mar de más de dos millones y medio de refugiados varados en suelo turco y devolverá a los que ya han pisado el territorio Schengen. El precio, más allá de los 6.000 millones que Europa deberá abonar para los gastos, pasa por abordar una de las más íntimas aspiraciones de Turquía: iniciar la integración en Europa.

Las incompatibilidades que han impedido esta integración siguen vigentes. Europa es un continente físico y un sistema de valores que además de figurar sobre un papel, deben creerse y practicarse. A día de hoy, Turquía encarcela a los periodistas molestos, cierra periódicos, y su política de derechos humanos sigue sin ser cristalina. Por otro lado, no está claro como encaja subsidiarles a ellos, aún pagando, un problema de solución espinosa en el ámbito moral.

Eliminar la necesidad de visado a los turcos, además de despertar la desconfianza ante un eventual descontrol migratorio, no es sino un capítulo más en un maridaje de conveniencia, ineludible pero incómodo.