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Guggenheim Bilbao, 20 años de pasión por el arte moderno

  • El museo celebra sus 20 años de relación con la matriz neoyorquina
  • Ofrece en la exposición El arte de nuestro tiempo la evolución de sus fondos
  • Podrá visitarse entre el 23 de septiembre y el 25 de enero
  • Incluye obras de Kandinsky, Chillida, Oteiza, Pollock, Rothko y Modigliani

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Amedeo Modigliani, "Desnudo" (1917)
Amedeo Modigliani, "Desnudo" (1917)

En octubre de 1994 comenzaba a levantarse la estructura del Museo Guggenheim Bilbao. Antes de finalizar el año las Administraciones Vascas firmaban el Acuerdo de Gestión con la Solomon R. Guggenheim Foundation sellando así el nacimiento administrativo de la institución.

Para celebrar el 20 aniversario de esa colaboración, el museo Guggenheim de Bilbao ofrece la exposición El arte de nuestro tiempo. Obras maestras de las Colecciones Guggenheim, reuniendo un conjunto de obras que evoca la muestra con la que se inauguró el museo en 1997, que ocupaba todo su espacio espositivo. El conjunto recorre la historia del arte europeo y norteamericano de los últimos 100 años a través de una serie de piezas únicas e imprescindibles.

La organización ha presentado este lunes la muestra y ha previsto dos momentos de apertura: el 23 de septiembre se abre al público la primera sección de la exposición, que ocupará la tercera planta con un total de 65 obras; y unas semanas más tarde, el 23 de octubre, se inaugurarán las plantas segunda y primera hasta sumar 120 piezas; a ellas hay que añadir otras 16 que forman parte de la colección permanente. El recorrido "evidencia la evolución de los fondos artísticos desde su fundación hasta el presente", según la institución.

Guggenheim Nueva York, primera fase

El recorrido comienza con el nacimiento del siglo XX apoyado en una selección de fondos procedentes del Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York. Las vanguardias artísticas cuestionan la gran herencia figurativa del arte occidental. Obras cubistas como Retrato de un médico del ejército (1914-15) de Albert Gleizes, expresionistas como Toro blanco (1911) del alemán Franz Marc, ilustran el nuevo tiempo en el que el punto de vista y el sentimiento es iniciativa y propuesta del autor.

Improvisación 28 (1912) de Kandinsky y AXL II (1927) firmada por László Moholy-Nagy exponen la verdad psicológica desde la abstracción. La primera fase continúa con piezas pertenecientes al Expresionismo Abstracto americano como Sin título (Plata verde) (1949) de Pollock, o Sin título (1952–53) de Rothko, y su contrapartida europea, el Informalismo.

Concluye el capítulo con espacios singulares dedicados a Jorge Oteiza (Ensayo de desocupación de la esfera, 1958, y Caja Metafísica por conjunción de dos triedros. Homenaje a Leonardo,1958) y Eduardo Chillida.

Guggenheim Bilbao, segunda fase

La segunda planta de la muestra está protagonizada, principalmente, por una extensa selección de piezas, grupos de obras y series procedentes de la colección propia, puesto que la colección del museo bilbaino parte cronológicamente de la segunda mitad del siglo XX.

El culto al consumo que trajo la bonanza económica de los 50 se suma al cinismo de la guerra fría, y el rechazo a todas las guerras, para motivar los provocativos 60. En el Arte Pop el léxico parte de lo cotidiano para construir una narrativa potente e instantánea. los productos fabricados en serie se equiparan a los objetos únicos y se elimina la brecha entre el arte elevado y la cultura popular.

Obras como Cápsula flamenco (1970), de James Rosenquist, Ciento cincuenta Marilyns multicolores (1979), de Andy Warhol, o In (1962), de Roy Lichtenstein, emplean una iconografía extraída de anuncios, de vallas publicitarias, del cine y la televisión, tiras cómicas o envoltorios de productos para celebrar, y al mismo tiempo realizar un comentario crítico, acerca de su tiempo.

Hacia el siglo XXI

El recorrido concluye en la primera planta con algunas de las adquisiciones más recientes de arte contemporáneo y emergente de las Colecciones Guggenheim. La selección, con obras procedentes de países como Camboya, China, Gana y Corea, así como de Europa y EE.UU., refleja el interés creciente de la institución por la producción artística a escala global.

Los autores de estas piezas exploran la identidad, el exilio, la memoria, las poéticas de la arquitectura, las dinámicas de un medioambiente construido, la violencia física y la represión. Se presenta la obra de la artista Mona Hatoum Hogar (Home, 1999), asociada a su experiencia como palestina nacida en Beirut y exiliada en Londres, junto a la pieza Lo mejor o nada (2010), de Danh Vo, que alude al deseo de los miembros de la familia del artista de desarrollar una vida mejor como inmigrantes vietnamitas en Dinamarca.

En la siguiente sala, las esculturas de Lee Bul y las pinturas de Julie Mehretu ejemplifican cómo los artistas emplean medios diferentes para abordar conceptos interconectados como la arquitectura visionaria, la construcción urbanística y los efectos que origina en los individuos un medioambiente construido. La tercera sala reúne un conjunto de obras de Ai Weiwei, Ik-Joong Kang y Sopheap Pich, quienes recurren a un uso expresivo de los materiales para hacer referencia a asuntos biográficos, históricos y políticos. Estas creaciones, al igual que la pieza de Cristina Iglesias, entablan un fértil diálogo con determinados temas contemporáneos y tradiciones culturales de distintas áreas del mundo.