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De obras maestras del arte a iconos de la cultura pop

  • 'De Mona Lisa a los Simpson' es obra de F. Bonazzoli y M. Robecchi
  • Un libro que analiza por qué estas imágenes alcanzan la inmortalidad

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Versiones de la 'Mona Lisa' (de Leonardo Da Vinci), de Los Simpson y Los Teleñecos
Versiones de la 'Mona Lisa' (de Leonardo Da Vinci), de Los Simpson y Los Teleñecos

¿Qué pensaría Leonardo Da Vinci si viese su obra maestra, Mona Lisa, reinterpretada por Lisa Simpson o la cerdita Peggy de los Teleñecos?, ¿o Rodin si viera a Hulk (el personaje de los cómics) posando como su famoso Pensador? ¿O Edvard Munch viendo cómo Homer Simpson sustituye a la figura central de El grito, su cuadro más famoso?

Hay obras de arte que han trascendido su valor artístico, cultural e histórico, para convertirse en iconos de la cultura popular y las vemos estampadas en camisetas y tazas y protagonizando numerosas versiones y parodias (sobre todo en internet). Obras de arte intemporales como La gran ola, Las Meninas, el Discóbolo, La Maja desnuda, la Venus de Milo, Los girasoles, El beso o El nacimiento de Venus son parodiadas o reinterpretadas en programas de televisión, anuncios publicitarios, series, películas, otras obras de arte...

El libro De Mona Lisa a Los Simpson (Lunwerg), de Francesca Bonazzoli y Michele Robecchi analiza por qué esas obras de arte se han convertido en iconos, el uso que les ha dado la publicidad, y nos acerca las interesantes historias de 30 de ellas, desde el Discóbolo de Mirón a El hijo del hombre de Magritte, y también nos descubre por qué han alcanzado la inmortalidad.

Nos cuenta cómo se concibieron, cómo se convirtieron en iconos y cómo ha cambiado su interpretación a lo largo de los años. Y todo ilustrado con una estupenda selección de obras, viñetas, anuncios, portadas de disco, llibros y material publicitario.

El poder de las imágenes

"Las imágenes tienes un poder persuasivo que va más allá de la palabra. Quien desea ejercer su dominio sobre las masas, desde siempre, produce y controla las imágenes: antaño los papas y los reyes, en la actualidad las agencias publicitarias. No podemos dejar de mirarlas, nos atraen de manera irresistible"; así explica el célebre artista Maurizio Cattelan el poder de las imágenes en el prólogo del libro, algo con lo que no podemos estar más de acuerdo.

Por ejemplo, ¿cómo recordamos el pasado? Siempre con imágenes a las que a veces asociamos otras cosas como olores o sensaciones. Pero lo principal son las imágenes. Por eso la importancia del arte, el cine, la pintura, la escultura, la televisión y el cine. Las imágenes nos acompañan toda la vida y nos ayudan a recordar.

Los autores del libro consideran, que esas grandes obras artísticas que ponen como ejemplo, por importantes que sean, no son sagradas, porque se han vuelto familiares y cercanas, un patrimonio para todos. Se han convertido en iconos e incluso en mitos.

¿Cómo nace un mito?

En su prólogo, Francesca Bonazzoli periodista e historiadora de arte), intenta explicar los elementos fundamentales para que una obra de arte se convierta en un icono. Por ejemplo, los museos no solo exponen obras de Arte sino que también las crean. ¿La Mona Lisa tendría tanta fama si no estuviera en el Louvre? (recordemos que su fama mundial se debe a su robo en 1911 y que antes solo era conocida por los expertos). O la importancia de la posición estratégica de Niké de Samotracia, en la escalina del Louvre, que le da una gran relevancia.

Son solo algunas de las conclusiones que expone esta historiadora que piensa que hubo un momento clave para que esas obra de arte se convirtiesen en iconos: los años sesenta, con la reproducción a bajo coste, el auge de la publicidad, los viajes y el más fácil acceso a las exposiciones y los museos. El auge de los carteles publicitarios, el cine, la televisión e incluso la industria de los envases...

Para esta periodista e historiadora de arte, "la fuerza de una imagen se revela, precisamente, en el ir y venir de sus múltiples interpretaciones: de la mano de Dios que toca la mano del primer hombre en La creación de Adán de Miguel Ángel, pasamos a la misma mano copiada por Caravaggio" hasta llegar a Steven Spielberg, que lo recupera para el cartel de ET el extraterrestre.

De esta forma el mítico David (1504) de Miguel Ángel perdió sus medidas perfectas en el anuncio publicitario de una cadena de restaurantes de comida sana, Freshii, en 2010, al aparecer con sobrepeso bajo el lema: "Muy mal, no ha comido en Freshii".

El cuadro más famoso de Edvard Munch, El Grito (1893), imagen representativa del dolor, fue reproducido en forma de muñeco inflable para una exposición dedicada al noruego en 1998 en el Museo de Arte Moderno de Lugano, frente al cual se colocó el muñeco que representaba al hombre que grita. Según la publicación, la empresa estadounidense que fabrica estos muñecos desde 1991 ha vendido en once años más de 450.000 ejemplares en veinte países del mundo, con EE UU y Japón a la cabeza, a pesar de que, como mínimo, la mitad de los que lo compran no saben ni siquiera que existe un cuadro titulado El Grito. "Reconocen, simplemente, en esa imagen la descripción de su misma angustia".

Pero estos son solo algunos ejemplos de los muchos que existen en torno al uso y abuso del arte como reclamo publicitario. "Actualizaciones, errores, malinterpretaciones, traiciones, actualizaciones, cancelaciones: todas y cada una de estas etapas resultan indispensables para que se construya un icono. De hecho, también en el culto laico del arte, cada imagen sacralizada se convierte en una fuerza creadora", concluye Francesca Bonazzoli.