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"Se burlaban de mí por mi forma de andar y de hablar pero no iba a cambiar por ellos"

  • El 80% de los homosexuales se siente intimidado en sus centros escolares
  • Muchos adolescentes viven su orientación sexual en silencio por miedo
  • Los psicólogos alertan de las secuelas que pueden tener tras ser acosados
  • "Es solo una etapa de tu vida, cuando vas cumpliendo años todo cambia"

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Un grupo de jóvenes se dirige hacia el instituto
Un grupo de jóvenes se dirige hacia el instituto

"En el instituto lo viví en silencio, no sufrí demasiado acoso porque exteriormente no se notaba pero oía comentarios sobre otras chicas que me hicieron pensar que era mejor guardármelo para mí". Son las palabras de Elena, una joven madrileña de 23 años que recuerda cómo vivió su homosexualidad en la adolescencia.

Precisamente el año en el que Elena nació la Organización Mundial de la Salud dejó de considerar la homosexualidad como una enfermedad y a pesar de que toda una generación ha nacido y crecido tras este hecho, aún no se puede hablar de una igualdad real.

Según un reciente estudio de la UE, el 80% de los homosexuales se ha sentido intimidado en sus centros escolares, un 66% ha ocultado su orientación sexual por miedo y un 26% ha sufrido agresiones y amenazas en su entorno educativo.

Vestía de forma diferente y me gustaba más jugar al fútbol que a la comba

Fue el caso de Ana García, de 23 años, quien reconoce haber sufrido acoso en sus años de instituto. "El momento que peor recuerdo fue en una excursión donde me empujaron por detrás, me caí y me hice una herida. Mis padres fueron a hablar con los profesores y solo les dijeron: ya saben cómo son los chavales", explica Ana a RTVE.es.

Problemas de autoestima y fobia social

Ana no dijo abiertamente que le gustaban las chicas pero tenía rasgos que la hacían diferente. "Vestía de forma distinta a las demás y me gustaba más jugar al fútbol que saltar a la comba. Eso era raro porque no es lo que la sociedad estipula que debería hacer una chica", cuenta Ana.

Por todo ello la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) advierte de que la situación de estas personas dentro de las aulas sigue siendo objeto de acoso y burla por parte de sus compañeros. Algo que, según los psicólogos, puede dejar al menor marcado de por vida.

"Este hecho puede traer problemas de autoestima y fobia social. Supone un impacto psicoemocional a medio largo plazo que puede tener secuelas en la edad adulta", explica la psicóloga Ana Belén Gómez a RTVE.es.

Se burlaban de mí por mi forma de andar y de hablar

Billy tiene 16 años y lleva cuatro viviendo en Zaragoza. Este ecuatoriano reconoce haberse sentido acosado por sus compañeros de clase que le llegaron a pegar por defenderse de sus insultos. Él nunca lo oculto, siempre dijo que era homosexual, algo de lo que no se arrepiente. "Se burlaban de mí por mi forma de hablar y de andar y tras la pelea casi me expulsan pero no iba a cambiar por ellos", cuenta Billy a RTVE.es.

"Tenía miedo, era como llevar una doble vida"

Elena recuerda que en su adolescencia tenía mucha ansiedad que llegaba a sintomatizar como dolores físicos. "Mis padres creían que era del estrés pero yo sabía que era por no contarlo, por no poder ser sincera, tenía miedo, era como si llevara una doble vida", explica.

Hasta los 19 años no se lo contó a sus padres y fue a raíz de un comentario que hizo su madre y que le ofendió. El hecho de vivir en un pueblo pequeño también condicionó el silencio de Elena. "Una chica de mi barrio lo contó y fue la comidilla durante semanas, yo no quería eso para mí ni para mi familia", recuerda.

Una chica de mi pueblo lo contó y fue la comidilla

Por eso hasta que no fue a la universidad no decidió contarlo públicamente. "Mi familia y mis amigos lo saben y lo viven con normalidad y naturalidad", explica. Elena tenía clara su orientación sexual desde muy pequeña pero quiso esperar a mudarse para decirlo abiertamente. "Viendo lo que me rodeaba supe que me tenía que aguantar unos años para decir abiertamente quién era y así lo hice. Echando la vista atrás creo que me he ahorrado disgustos", opina.

Al principio mi padre me dijo muchas burradas

Lo mismo le pasó a Ana que no se sinceró con su familia hasta que se fue de Galicia, su tierra natal. "Yo no se lo conté a mis padres hasta que me fui a estudiar fuera y no se lo tomaron muy bien", confiesa. "Al principio mi padre me dijo muchas burradas y con mi madre directamente no se puede hablar del tema", explica.

"Todo pasa, es solo una época de tu vida"

Elena, Ana y Billy viven a día de hoy su homosexualidad con toda naturalidad, un claro ejemplo de que esa dura etapa de la adolescencia también pasa.

Todos se ponen de acuerdo en mandar un mensaje de esperanza a aquellos que se encuentren en una situación similar a la suya. "Las cosas cambian, ese tiempo es solo una época de tu vida que pasa. Cuando eres mayor vas eligiendo a tus amigos y todo es más fácil", dice Elena.

Esta madrileña destaca lo rígido de la sociedad en este tema. "Desde que somos pequeños a los niños se les pregunta que si tienen novia y no debería ser así porque entonces ningún niño va a pensar que es homosexual. Habría que cambiar el sistema educativo desde la base para así dar a elegir entre todas las opciones", opina.

Hay que tener coraje aunque sea difícil

Billy reconoce que los primeros años fueron difíciles pero también sabe por experiencia que cuando pasa el tiempo "todo es más llevadero".

"Ahora tengo el apoyo de mis padres y de mis amigos íntimos, mi madre siempre me dijo que no le diera tanta importancia a los comentarios y ese sería el consejo que yo daría a quien esté en esta situación", recomienda.

"Hay que tener coraje aunque sea difícil, creer en uno mismo y salir adelante. Cuando te haces mayor te das cuenta de lo que verdaderamente importa".