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Margallo alerta del avance del islamismo radical en Túnez si la UE no aporta ayudas económicas

  • El ministro cree que la falta de oportunidades es un peligroso caldo de cultivo
  • Los blogueros de la revolución piden al Gobierno democracia y trabajo
  • Es la segunda jornada de la visita oficial de Margallo al país árabe

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Margallo pide ayuda económica internacional en Túnez

El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, ha alertado de que el islamismo radical irá ganando terreno en Túnez si la UE no destina fondos suficientes para que después del cambio político, haya también una "revolución económica y social" en el país magrebí.

García-Margallo ha lanzado este mensaje durante su segunda jornada de visita a Túnez, en la que se ha reunido con un grupo de blogueros y activistas de las redes sociales que tuvieron un papel protagonista en el derrocamiento del dictador Zine el Abedin Ben Ali, que supuso el estallido de la "primavera árabe" hace un año.

"Europa está no solo en la obligación, sino en la exigencia, si quiere evitar males mayores, de acompañar la revolución con ayudas financieras para salir de la pobreza", ha advertido el jefe de la diplomacia española, quien hizo la misma solicitud a Estados Unidos.

Aunque los movimientos islamistas más radicales están fuera de las instituciones tunecinas, García-Margallo ha opinado que la falta de oportunidades que afecta a buena parte del país es "el caldo de cultivo" para que estos grupos ganen terreno.

"Estamos asistiendo a una nueva lucha de clases. El salafismo se nutre de poblaciones que carecen de esperanza material y que se echan en manos del salafismo", ha concluido el ministro en declaraciones a los periodistas en la residencia del embajador de España en Túnez.

Mantener la cooperación pese a los recortes

García-Margallo ha ofrecido asistencia técnica al Gobierno local y se ha comprometido a mantener los proyectos de cooperación, sin concretar cómo afectarán a estos fondos los recortes presupuestarios en su departamento.

Después de que el ministro asegurara este lunes que el Ejecutivo español estaba "encantado" con el desarrollo de la transición tunecina, los blogueros le transmitieron un mensaje de "pesimismo" por la evolución del proceso.

Ben Alí huyó de Túnez dejando tras de sí acusaciones de conspiración, abuso de poder, homicidio voluntario, tráfico de drogas. Hasta 66 años de cárcel pide el tribunal militar que le juzga, en rebeldía, porque el expresidente ve pasar los cargos desde Arabia Saudi, que se niega a extraditarle. El segundo en caer fue Hosni Mubarak, que gobernó Egipto con mano de hierro. Un tribunal le juzga en El Cairo por la muerte de 846 manifestantes. El fiscal pide para él la pena de muerte. Una Junta Militar se comprometió a asegurar la transición política. En Libia, será Saif, el hijo de Gadafi quien responda de los crímenes del régimen, tras la detención y ejecución del dictador. Aunque está por ver si será en La Haya o en Trípoli, como piden las nuevas autoridades libias.

"La revolución fue hecha por los jóvenes, pero se ha aprovechado de ella la vieja guardia", ha lamentado Sofiene Belhadi, uno de los activistas encarcelados al comienzo de las revueltas, tras la cita con García-Margallo.

Imen Laamani también ha expresado su descontento: "No estaremos satisfechos mientras la revolución no haya alcanzado sus objetivos en términos de dignidad, democracia y trabajo".

Meriem Ben Yahia, profesora, ha negado que el problema de Túnez sea la religión. "Europa haría mejor en olvidarse del islam y el salafismo y preocuparse más en la situación económica", recomendó.

Túnez tiene una tasa de paro en torno al 22 por ciento, ocho puntos más que la que había en la última etapa de Ben Ali, y su economía está estancada después del colapso del turismo.

Conciliar islam y democracia

El partido islamista moderado Al Nahda, claro vencedor de las elecciones del pasado mes de octubre, encabeza el Gobierno de coalición, integrado por el Congreso por la República (CPR) y Atakatol.

García-Margallo se reunió con el primer ministro, Hamadi Yabali, el 'hombre fuerte' del país, y el jefe del Estado, Moncef Marzuki (CPR), un cargo devaluado después de los más de veinte años de dictadura presidencialista de Ben Ali.

Yabali, quien tiene intención de viajar a España antes del verano, le trasladó la postura de Al Nahda de que la futura Constitución no se asentará en la "sharía" (ley islámica).

El presidente de la Asamblea Constituyente, Mustafá Ben Yafaar (Atakatol), también tranquilizó a García-Margallo sobre el temor en Europa de que el islamismo moderado representa una amenaza: "Túnez ha aportado la prueba de que democracia e islam son conciliables".

Ben Yafaar criticó a los países europeos por haber "sostenido" la dictadura de Ben Ali durante tantos años y haber tolerado la represión de los grupos islamistas por creer que eran "fanáticos y terroristas".

Después de verse con la tercera autoridad del país, el ministro anunció la celebración de un encuentro entre parlamentarios tunecinos y españoles que la Fundación Carolina organizará en próximas fechas.