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Joseph Louis Proust, uno de los fundadores de la química moderna

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A hombros de gigantes

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El químico francés Joseph Louis Proust nació en Angers el 26 de septiembre de 1754. Hijo de un boticario, su infancia transcurrió entre retortas, matraces y plantas medicinales.

Estudió en el Colegio de los Oratorianos al tiempo que ayudaba a su padre en la farmacia. Fue así como adquirió sus primeros conocimientos de química y herboristería, llegando a participar en la creación de un jardín botánico en la ciudad.

En 1774, y a pesar de la oposición de su familia, Proust se trasladó a París para completar sus estudios y establecerse como boticario-químico.

En la capital francesa se formó con Rouelle, el futuro descubridor de la urea, y trabó amistad con el famoso químico Lavoisier, y con el también químico Jacques Charles.

En 1775 ganó por oposición el puesto de primer farmacéutico en el Hospital de la Salpétrière de París, donde publicó sus primeros ensayos. Tres años más tarde, fue contratado por el Real Seminario Patriótico de Vergara para impartir un curso de química.

Estudios en España

El centro guipuzcoano contaba por aquellas fechas con profesores tan destacados como el propio Proust, el también químico francés Chavaneau o los hermanos Elhúyar, descubridores del wolframio.

Durante su estancia en Vergara, publicó en los Extractos de las Juntas Generales de la Sociedad Vascongada de Amigos del País su Introducción al curso de química, y tres notas referentes a los espatos pesados, el cobalto y la composición de la bilis.

Sin embargo, una serie de problemas con el personal técnico y la escasez de alumnos le hicieron regresar a París en 1780.

De nuevo en Francia, Proust se interesó en las recién nacidas técnicas aerostáticas gracias a su amigo Jacques Charles, experto en el estudio de los gases, y consiguió una plaza de profesor de Química en el museo del Gabinete Real de Química y Física de París, dirigido por otro entusiasta de los globos, Pilâtre de Rozier.

Vuelos en globo

Tras los éxitos de los hermanos Montgolfier, Rozier y Proust realizaron un vuelo de exhibición en Versalles el 23 de junio de 1784 frente a los reyes de Francia y Suecia.

Con el globo, bautizado La Marie Antoinette en honor a la reina, volaron durante 45 minutos, tiempo durante el cual llegaron a ascender hasta 3.000 metros de altura y recorrieron los 52 km que separan el Palacio de Versalles de la localidad de Luzarches.

Ese mismo año se plantearon el cruce del Canal de la Mancha con un globo mixto de aire caliente e hidrógeno, pero Proust desistió al considerar que la mezcla de gases era demasiado peligrosa.

Plantearon cruzar el Canal de la Mancha en globo pero desistieron al consdierar que la mezcla de gases era peligrosa

Proust no vivió en primera persona la Revolución Francesa, porque vino a España antes de su comienzo. En 1786, y por recomendación de Lavoisier, el gobierno español contrató a Proust para que enseñara química en Madrid.

Tras una breve estancia en la capital, se hizo cargo de las enseñanzas de química y metalurgia en el Real Colegio de Artillería de Segovia, situado en el Alcázar de la ciudad, donde impartiría cursos hasta 1799.

Además, desempeñó numerosas comisiones en fábricas y minas y dirigió la publicación de los Anales del Real Laboratorio de Química de Segovia.

El laboratorio del Real Colegio fue dotado con los mejores medios de la época y en esas instalaciones Proust realizó la gran hazaña científica de su vida, que tuvo como resultado una larga controversia con otro gran químico francés, Claude Louis Berthollet.

Este científico consideraba que el desarrollo de una reacción química dependía de las cantidades de las sustancias que reaccionaban y que éstas, a su vez, actuaban sobre la velocidad de acción y sobre la naturaleza del compuesto final. Tenía razón en la primera de sus suposiciones pero Proust demostró que no la tenía en la segunda de ellas.