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Vuelve el pánico a la indignada L'Aquila

  • Los nuevos temblores hacen que muchos vecinos pasen la noche en coches
  • Las autoridades vuelven a cerrar el centro, para el que no hay dinero
  • Los ciudadanos se sienten abandonados, tras el circo mediático del G-8
  • El Gran Hermano italiano buscó concursantes este verano entre las víctimas

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En este estado han quedado los edificios de las instituciones de L'Aquila.
En este estado han quedado los edificios de las instituciones de L'Aquila.

"Acojonados" viven los ciudadanos de L'Aquila los nuevos temblores que se registran en la región de los Abruzzo, el último de los cuales ha sorprendido esta madrugada a "muchos durmiendo en los coches", según asegura en declaraciones a RTVE.es el director general del Consistorio, Massimiliano Cordeschi.

"Estamos viviendo el mismo escenario que los dos meses antes del 6 de abril de 2008 -fecha del seísmo que dejó casi 300 muertos- y los técnicos vaticinan un nuevo terremoto",  explica este responsable, que argumenta que la decisión de cerrar el centro de la ciudad de nuevo puede prorrogarse sine díe de persistir los temblores.

Tres son los objetos que muchos tienen en sus mesillas de noche desde el devastador terremoto de 2008: un teléfono móvil -para llamar a urgencias-, un silbato -para poder ser localizado en caso de que se queden atrapados en un nuevo temblor- y una linterna, con la que dar con una salida segura en caso de que se vengan abajo las escaleras -fueron muchos los que murieron despeñados al no ver que las escaleras ya no estaban-.

Hace pocas semanas, las autoridades decidieron reabrir algunas de las arterias principales de la capital de la región de los Abruzzo. Primero fue una placita, luego una calle, luego dos... Intentaban apaciguar los ánimos de los indignados ciudadanos que han visto como se ha abandonado a su suerte el centro urbano de la ciudad, mientras se desplazaba a los suburbios a los damnificados.

No hay dinero para reconstruir el centro

Algunos de ellos, unos 14.000, fueron realojados en las casas prefabricadas construidas con el dinero del Estado. Pero, tal y como explica Cordeschi, aún son 50.000 las víctimas que siguen necesitando asistencia y que han optado por remozar de su bolsillo las viviendas o alquilar a otros pisos.

"No hay dinero para reconstruir el centro, no hay dinero", argumenta Cordeschi, quien descarta que se retrase el inicio del curso escolar previsto para el 6 de septiembre dado que "los colegios están bien  porque la mayoría de ellos son edificios nuevos".

50.000 personas siguen necesitando asistencia social

Desde que el centro de la ciudad fue reabierto, muchos visitantes se acercaban a pasear por las mismas calles en las que se 'contonearon' Obama, Berlusconi o Carla Bruni durante la celebración de la cumbre del G-8, cuyo único rédito fue el "bombardeo publicitario" que obtuvo el primer ministro italiano, segun Cordeschi.

Edificios abandonado y apuntalados

Sólo se requería un par de minutos para darse cuenta de la 'tumba' en la que se ha convertido la que un día fuera la próspera capital de la provincia. El eje económico y político en la que un día vivieron más de 73.000 habitantes pero que poco a poco va sufriendo el éxodo de sus vecinos en busca de trabajo a otras zonas libres de terremotos, como la costa adriática.

Los edificios de las a penas cuatro calles reabiertas al público estaban abandonados, apuntalados por andamios y llenos de grietas. Carteles descolgados, escaparates abandonados a la carrera, cubiertos del polvo de año y medio.

Ni un solar ni un escombro a la vista. El drama, perfectamente oculto por vallas

Sin embargo, ni un solar ni un escombro estaba a la vista. Todo perfectamente tapado por vallas, que impedían el acceso a los vecinos, a los que no se les ha permitido acceder a sus casas una vez que recogieron sus efectos personales. El Ejército italiano estaba aún a principios de agosto desplegado cada 200 metros, bloqueando todo acceso a las zonas más dañadas.

"Me estáis robando mi ciudad"

"Dejadme pasar, es mi ciudad, me estáis robando mi ciudad", increpaban desde la impotencia algunos vecinos a los agentes.

Fueron los propios aquilanos quienes limpiaron de escombros las calles en la víspera del primer aniversario, hartos del inmovilísmo de las autoridades, que ya daban las primeras señales de que no estaban por la labor de hacer nada.

"We have a dream: L'Aquila" o "SOS Italia" son algunos de los carteles que cuelgan de las las vallas y que mantienen viva la 'herida' y el recuerdo de la antigua ciudad, que este verano recibíó la visita del 'casting' del Gran Hermano italiano, en busca de drama para la 11 edición del show.

Conscientes de que la reconstrucción del centro de la ciudad está casi perdida por los intereses políticos que están en juego, los vecinos han decidido colgar en las vallas que  "ocultan el drama" hasta "1.000 chiavi per riaprire la città" -1.000 llaves para reabrir la ciudad-.

El 'Gran Hermano' italiano buscó este verano víctimas para su show

Ni hostelería, ni comercios, ni turismo. Cada vez son menos los sectores que se mantienen abiertos en la región de L'Aquila y más los empleados que buscan una salida laboral fuera de la región.

Éxodo en busca de trabajo

Es el caso de Mattia, un joven que vive en Cittáreale, una localidad suficientemente alejada del epicentro de la mayoría de temblores como para sentirlos pero no sufrir el deterioro de las viviendas.

"Trabajo en L'Aquila y es cierto que muy poco a poco se va recuperando la actividad comercial. Vamos tirando", explica con desánimo este joven, que vive de alquiler.

Con el cobro de impuestos a la vuelta de la esquina, Cordeschi vaticina una nueva movilización de los vecinos para octubre ante el incremento del número de parados y tras la última manifestación este verano por el centro de Roma, que acabó con un enfrentamiento con la policía.