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La presidenta interina de Kirguistan advierte que la cifra de muertos podría ser de 2.000 personas

  • Según la OMS los enfrentamientos han afectado a un millón de personas
  • El gobierno está dispuesto a continuar con el referéndum constitucional del 27 de junio

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La presidenta internia de Kirguizistán, Rosa Otunbayeva,  ha afirmado que la violencia étnica probablemente ha dejado más de 2.000 muertos en el sur del país, una cifra 10 veces superior a la que que barajaban las autoridades kirguises y que rondaban las 190 víctimas mortales.

La distribución étnica de la cifra oficial de muertos de más de 190 personas no está clara. En una entrevista con el diario ruso Kommersant publicada este viernes, Otunbayeva ha dicho que podría ascender hasta 1.900 muertos.

"Para obtener el número real de las pérdidas yo tendría que multiplicar el número oficial de 10", ha dicho al diario ruso.

La Organización Mundial de la Salud ha indicado que los disturbios de los últimos días habían "afectado directa o indirectamente" a un millón de personas en esta antigua república soviética en Asia Central.

Estas cifras -300.000 refugiados y 700.000 desplazados dentro del país- son "el peor escenario", según Giuseppe Annunziata, coordinador del programa de ayuda de emergencia de la OMS.

El adjunto a la secretaría de Estado norteamericana para asuntos de Asia Central y del Sur, Robert Blake, ha exigido una investigación "independiente" y ha instado a Kirguizistán a "detener la violencia que da lugar a una avalancha de refugiados" en Uzbekistán, donde Blake se encuentra de visita.

Mientras tanto, la presidente Otunbayeva se ha reunido con los residentes de Osh, la segunda ciudad del país y bastión del ex presidente depuesto, que se ha visto especialmente afectada por la violencia.

"He venido aquí para hablar con la gente y escuchar lo que dicen acerca de lo sucedido", ha afirmado Otunbayeva, quien vestía un chaleco antibalas, ante un pequeño número de personas en la plaza central.

Dismunuye la violencia

En la ciudad de Osh, ciudad que visita la presidenta interina donde el pasado día 11 estallaron choques étnicos, sus calles están llenas de escombros y aún suenan los ecos de disparos ocasionales, mientras que en los barrios de Uzbekistán se han establecido barricadas para separarlos de las zonas de Kirguistán.

Los ataques esporádicos han continuado, pero la violencia ha disminuido de forma considerable desde el lunes. Algunos lugareños han comenzado aventurarse fuera de sus casas para recoger los escombros.

El gobierno está dispuesto a atenerse a su plan de celebrar un referéndum constitucional el 27 de junio. También quiere que Gran Bretaña extradite al hijo menor de Bakiyev, Maxim, que  fue detenido en el sur de Inglaterra esta semana.

Azimbek Beknazarov, subjefe del gobierno interino de Kirguistán, ha dicho que Estados Unidos debería presionar a Gran Bretaña para acelerar este proceso como parte de su "guerra contra el terrorismo".

"Si ellos no le dan, la población de Kirguistán se preguntaría para qué tener una base de la OTAN (en Kirguizistán)," ha dicho.

El presidente ruso, Dmitry Medvedev, entrevistado por el Wall Street Journal, ha advertido que los extremistas islámicos podrían tomar el poder en Kirguizistán si el gobierno no logra mantener el control.

"Cuando la gente pierde fe en la capacidad de las autoridades civiles para imponer la ley y el orden y decidir que sólo hay una fuerza que puede hacerlo, entonces podemos terminar con una Kirguistán que podría terminar como el escenario afgano, el escenario afgano en los tiempos de los talibanes ", ha dicho.