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Los presos de Guantánamo estarán en España libres, pero bajo vigilancia

  • Moratinos afirma que no hay "ningún peligro" para la ciudadanía
  • El Gobierno actuará de forma similar que con los refugiados palestinos de Belén
  • Los tres palestinos, acusados de terrorismo por Israel, llegaron a España en 2002
  • Estuvieron confinados en un pueblo de Soria y luego se trasladaron a la capital y Zaragoza
  • Los palestinos se quejaron de las condiciones de vida en España
  • Según la documentación de EEUU, los presos no tienen cargos y podrían quedar libres

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Estados Unidos pide a España que acoja a cuatro presos de la cárcel de Guantánamo

Los cuatro presos del penal de Guantánamo que Estados Unidos ha pedido a España que acoja vivirán libres, pero bajo un "sistema de vigilancia y observación" similar al que tuvieron tres refugiados palestinos en nuestro país en 2002 que fueron desalojados de la basílica de Belén, según ha avanzado el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos.

Según Moratinos, se establecerá un "sistema de vigilancia y  observación" en torno a los detenidos que finalmente vengan a España para garantizar plenamente la seguridad de la sociedad española, a pesar de que sobre estas personas no pesan cargos y no son consideradas peligrosas.

Por ello, el ministro de Asuntos Exteriores ha querido tranquilizar a la población y ha afirmado que la acogida de estos presos no supone "ningún peligro" para la ciudadanía.  

"No hay peligro para la sociedad española. Hay un sistema de vigilancia y observación, pero al mismo tiempo, de libertad para esas personas", ha explicado.

Así se hizo cuando España acogió en 2002 a los tres activistas palestinos que se habían encerrado junto a otros 120 compañeros durante 38 días en la basílica de la Natividad en Belén. Esta experiencia, indicó el ministro, es "bastante similar" a la situación de los detenidos de Guantánamo, por lo que adelantó que en la actualidad el Gobierno actuará más o menos en el mismo sentido.

"Será un poco el mismo sistema", ha señalado Moratinos en la rueda de prensa ofrecida junto con su colega belga, Karel de Gucht.

En aquella ocasión, Moratinos, como enviado especial de la UE para Oriente Próximo, estuvo personalmente involucrado en las negociaciones por las que distintos países europeos, entre ellos España y Bélgica, se repartieron a 13 de estos activistas a los que Israel consideraba terroristas.

Los palestinos que fueron acogidos en España disponían de un régimen de libertad -como ocurrirá con los detenidos de Guantánamo, sobre los que no pesan cargos- pero se estableció en torno a ellos un "sistema de vigilancia y observación".

En un pueblo peninsular y bajo control de Policía y Guardia Civil

Esos tres refugiados palestinos llegaron a España el 22 de mayo de 2002 y su destino era un pequeño pueblo de la Península donde permanecerían bajo control y protección de agentes de la Policía Nacional o de la Guardia Civil día y noche, según las informaciones periodísticas de entonces.

Estos agentes también tenían la tarea de garantizar su seguridad, ya que los Gobiernos europeos de acogida temían que fueran víctimas de atentados selectivos organizados por Israel; aunque tampoco se descartaba que contactasen con células durmientes islamistas.

Aunque hubo cierto secretismo respecto a las identidades de los refugiados acogidos, acabó trascendiendo que estos eran Ibrahim Abayat, considerado el jefe del barzo armado de Al Fatha en Belén y el que le achacaba el asesinato de un coronel de los servicios secretos israelíes; Ahmed Hemamreh y Aziz Abayat.

Bajo la gestión de su estancia por Cruz Roja, tras pasar unos días en un hostal de Torrejón de Ardoz, los tres refugiados fueron trasladados a una finca forestal de Cubo de la Solana (Soria). En septiembre de 2002, los primos Abayat se trasladaron a Zaragoza y Hemmareh a Soria capital.

Aunque en un principio se dijo que tendrían libertad de movimientos y los tres palestinos se mostraban contentos por su llegada a España, a mediados de junio de 2002 iniciaron una huelga de hambre para protestar por las restricciones de movimiento que sufrían, según informó entonces el Comité de Solidaridad con la Causa Árabe. Según la ONG, el endurecimiento de sus condiciones de residencia se debía a "presiones de EEUU e Israel". 

Dos de los refugiados, casados, trajeron a sus esposas a España y uno de ellos llegó a tener a su hija en Zaragoza. Pero se quejaban de que no vivían en unas condiciones dignas porque recibían escaso dinero por parte del Estado español -entre 419 euros para el palestino casado con una hija y los 258 del soltero- y de que tenían que comparecer semanalmente ante la Policía.

Además, tampoco estaban autorizados a trabajar ni a estudiar, excepto un curso de español.

En julio de 2003, y bajo presiones de EEUU, Israel autorizó el regreso de los palestinos de Belén.

Los presos no tienen cargos y podrán quedar en libertad

Según la documentación entregada por la Administración de Barack Obama a Exteriores, los cuatro presos de Guantánamo no tienen ningún cargo y estarían en disposición de quedar en libertad.

En los expedientes de los cuatro prisioneros, aparece la expresión en inglés "Clear for release", que indica que estas personas pueden ser liberadas al no haberse demostrado que tengan vínculos con actividades terroristas, han informado fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores.

Nacionalidades

En cuanto a las nacionalidades, Moratinos no ha querido concretar nada, pero en su día, la ONG británica Reprieve (Indulto), que representa a más de 30 personas encarceladas sin cargos en la prisión de Guantánamo, abogó por España como destino para entre tres y cuatro presos de nacionalidad siria y tunecina con una notable cercanía con España, bien por el conocimiento de la lengua o por la presencia de  familiares en este país.

El enviado especial de Estados Unidos para el cierre de Guantánamo, Daniel Fried, ha sido el encargado de formalizar la petición de ayuda a España. Fried se ha reunido este mediodía con el director general para Europa no comunitaria y América del Norte, Luis Felipe de la Peña, y con representantes de Justicia e Interior, y posteriormente, lo ha hecho con el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Ángel Lossada.