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Nueve ministros del Reino Unido implicados en un nuevo escándalo por los gastos públicos

  • Los políticos laboristas pagaron a asesores fiscales con dinero público
  • Según fuentes laboristas los ministros no violaron ninguna regla
  • El desencanto público pone en duda la participación en las elecciones europeas
  • Algunos arzobispos, incluso, han llamado a la abstención como un modo de castigo

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Nueve ministros del Gobierno laborista británico pagaron a sus asesores fiscales con dinero público, según revela el diario conservador "The Daily Telegraph", que cifra en 11.000 libras (12.320 euros) el dinero empleado.

Entre los ministros que han recurrido al erario público para cubrir ese gasto, que se considera privado en el mundo de la empresa, figuran el de Hacienda, Alistair Darling, el de Exteriores, David Miliband y la titular del Interior, Jacqui Smith.

Según fuentes laboristas, los ministros implicados no violaron, sin embargo, con su proceder las reglas sobre gastos parlamentarios.

El titular de Hacienda, Darling, afirmó haber pagado a un asesor para asegurarse de que pagaba al fisco "la cantidad exacta correspondiente a los gastos de su oficina", explicación similar a la ofrecida por otros de sus colegas.

El periódico conservador, que lleva más de dos semanas destapando escándalos de uso indebido de fondos públicos por parte de los parlamentarios británicos, informa también de que otros miembros del Gobierno reclamaron la devolución de dinero gastado en cámaras digitales y videograbadoras.

El domingo, Darling declaró a la BBC que los diputados tenían que asumir la responsabilidad de no haber reformado el sistema de gastos del Parlamento cuando se les ofreció la oportunidad de hacerlo.

"No hay duda de que las reglas de la Cámara de los Comunes escaparon a todo control y, sinceramente, todos nosotros, yo incluido, tenemos nuestra parte de responsabilidad", dijo el ministro.

El portavoz de Economía de los liberales demócratas, en la oposición, Vince Cable, acusó, sin embargo, a Darling de tratar de meter a todos los parlamentarios en el mismo saco para rehuir su propia responsabilidad.

Voto de castigo

Los ciudadanos del Reino Unido, a los que se había hecho creer que tenían un Parlamento modélico, están indignados y muchos de ellos confiesan no saber a qué partido votar en las próximas elecciones ya que ninguno de los tres del Parlamento -laboristas, conservadores y liberales demócratas- está

libre de pecado.

El desencanto con el sistema es tan grande que el domingo, los arzobispos anglicanos de Canterbury  y York, máximas autoridades religiosas de Inglaterra, instaron a los británicos a no votar al racista British National Party (BNP) en las elecciones europeas y locales del 4 de junio como castigo al

resto de los partidos políticos.

En un comunicado conjunto, Rowan Williams, primado de la Iglesia Anglicana, y John Sentamu reconocen que el electorado pueda estar desilusionado por los recientes escándalos, pero subrayan que sería "trágico" que, para expresar ese descontento, no ejercieran su derecho a voto o emitieran uno de protesta que beneficiara al BNP, un partido ultranacionalista y xenófobo.

"No es momento de votar por partidos políticos cuya ideología central consiste en sembrar la división en nuestras comunidades y crear hostilidad por la raza, el credo o el color", afirman los prelados.

Los arzobispos animaron a los ciudadanos a votar por personas que "desean respetar los valores democráticos y trabajar por el bien común en el espíritu del servicio público, que necesita ser reafirmado urgentemente en estos días difíciles".