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El nuevo mercado interior de servicios, el gran reto económico europeo

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A finales de 2009 entra en vigor la conocida como Directiva Bolkestein, que pretende crear un mercado interior de servicios efectivo, como ya existe para las mercancías, en el ámbito de la Unión Europea. Para ello es necesario eliminar barreras y elevar la competencia, lo que, sin embargo, ha suscitado reticencias en los Estados miembros.

El Parlamento Europeo ha sido esencial para limar los aspectos más controvertidos de la norma y, probablemente, esta haya sido la legislación más importante que ha aprobado la Eurocámara en los últimos años, ya que los servicios representan dos tercios de la producción y del empleo en la UE.

Así, la Directiva prohíbe las restricciones a la libre prestación de servicios y permite que cualquier actividad profesional del sector terciario se establezca en otro Estado miembro, con un sistema de "ventanilla única" que elimine trámites burocráticos. Con todo, se ha eliminado el polémico principio de país de origen, que habría permitido operar en otro Estado miembro conforme a las condiciones aplicables en el país de origen.

No obstante, será cada país quien adapte las condiciones concretas de la Directiva, concebida como un marco de actuación con unas pocas reglas más que como una legislación exhaustiva. En España, a este respecto, hay disparidad de criterios.

Apoyo entre los dos grandes

Tanto PSOE y PP han respaldado la Directiva de servicios, aunque con matices que se reflejan en sus programas para las elecciones del 7 de junio. Así, los socialistas abogan por un modelo económico más volcado en lo social, que recuerda al gasto público si es necesario para impulsar la creación de empleo. 

Sin embargo, desde el PP reclaman contención en las cuentas públicas europeas y asegurar la integración de los mercados, para introducir mayor competitividad en la economía europea.

Desde Coalición por Europa, CiU señala la necesidad de introducir reformas en la normativa europea de servicios, de forma que, por ejemplo, haya una "mayor especificación en lo que respecta al comercio minorista".

IU rechaza la norma

Por el contrario, Izquierda Unida rechaza la Directiva Bolkestein, que a su juicio supone una "desregulación" que "socava sistemáticamente las leyes nacionales". Su programa denuncia también que su principal consecuencia "será la dificultad de los poderes públicos estatales de ejercer un control sobre las empresas para comprobar que éstas cumplen con la legislación social, laboral y medioambiental".

UPyD recuerda en su programa la necesidad de reforzar el mercado interior de bienes, no sólo el de servicios, dado que existen aún trabas internas a la libre circulación de mercancías, por ejemplo, en el mercado automovilístico.