Nadia Calviño, un alto cargo europeo que Sánchez pone para cumplir los objetivos económicos con Bruselas

La actual directora general de Presupuestos de la Comisión Europea, Nadia Calviño, es la persona elegida por Pedro Sánchez para dirigir el Ministerio de Economía. Su elección no solo refuerza la apuesta del nuevo presidente del Gobierno por confiar a mujeres las principales carteras económicas (junto a la elección de María Jesús Montero para Hacienda), sino que en el caso de esta economista gallega es también una señal europeísta (sumada a la de Josep Borrell en Exteriores) dirigida a los socios del euro en un momento de incertidumbre por el rumbo que pueda tomar Italia.

Al tiempo, Nadia Calviño Santamaría (A Coruña, 1968), economista y abogada, sustituirá a Román Escolano para seguir cumpliendo con los objetivos de disciplina fiscal que España tiene comprometidos ante los socios europeos: mantener el déficit público por debajo del 3% en 2018 y hacer un ajuste estructural del 0,65% del PIB en 2019.

Calviño es conocedora del texto y del contexto, porque desde 2014 es directora general del departamento que se dedica a elaborar los presupuestos anuales de la Comisión Europea y las normas contables y financieras.

En este puesto ha trabajado al lado del actual comisario, Günther Oettinger, supervisando la actividad de cinco direcciones y 450 empleados. Deja el cargo en un momento crucial, justo cuando empieza la negociación entre los países del marco financiero plurianual para 2021-2027 elaborado por sus servicios y que será el primero posterior al Brexit.

Su experiencia en materia de Presupuestos será muy útil a la hora de esta negociación en la que España se juega los fondos para agricultura, cohesión o empleo. Es decir, trabajará para los intereses españoles sobre la propuesta diseñada por el servicio que dirigía hasta la fecha, aunque con la diferencia de que ahora lo hará desde el punto de vista político y no el meramente técnico en el que se ha desenvuelto.

Pero la futura ministra de Economía también deberá aplicarse para mantener el ritmo anual de crecimiento económico, del que se espera una ligera desaceleración del actual 3%, elaborar el cuadro macroeconómico que acompañará al techo de gasto y tendrá que decidir sobre el futuro de Bankia.