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El exvicepresidente de ZimbabueEmmerson Mnangagwa, ha jurado este viernes como presidente provisional del país en sustitución de Robert Mugabe. La jura se ha producido en un gran acto de ambiente festivo en un estadio de la capital, Harare.

El exvicepresidente ya fue nombrado el pasado domingo nuevo líder de la ZANU-PF y candidato oficialista a las presidenciales de 2018.

Mugabe dimitió el pasado martes tras un golpe de Estado de los militares para impedir que la sucesión pasara a su familia en la persona de su esposa, Grace.

Mnangagwa regresó a Zimbabue desde Sudáfrica, donde había huido por amenazas de muerte. La facción del partido gobernante, ZANU-PF, que apoyaba a Grace Mugabe forzó su destitución, lo que para los militares fue traspasar una línea roja.

Mnangagwa cuenta con el apoyo de los veteranos de la guerra de liberación, un importante grupo de poder en el régimen zimbabuense.

  • El dirigente más longevo del mundo cede las riendas tras 37 años en el poder
  • Durante los 70 fue el líder de la guerrilla contra los británicos
  • En 1980 se convirtió en primer ministro y, en 1987, en presidente
  • Las ambiciones de su familia por sucederle han provocado su derrocamiento

Sebastián Ruiz Cabrera, periodista experto en África, analiza en Las mañanas de RNE lo ocurrido en Zimbabue con la toma del poder por parte del Ejército. Robert Mugabe tiene 93 años y su sustitución era una decisión que se tenía que tomar, máxime cuando su mujer, Grace, se había posicionado para sustituirle, explica. El vicepresidente era una claro candidato, pero el pasado día 6 Mugabe le destituyó en una clara maniobra para dejarle el paso libre a su esposa. Grace, señala, es una mujer con ansias de poder y una clara cleptomanía a la que nadie ni dentro ni fuera quiere al frente del país.