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Charlamos con el guionista y dramaturgo Guillem Cluá. Con él conversamos sobre las series, los temas que abordan, la manera de enfocarlos y el modo de enganchar al espectador. Con él sabremos, entre otras cosas, cómo se gestan estas producciones y de qué manera se elaboran sus guiones. También queremos hablar de argumentos, de plazos y de la interacción con su consumidor.

Roi, el décimo expulsado de Operación Triunfo 2017, ha confesado en Las mañanas de RNE que le cuesta ver las galas del programa, aunque ha añadido que su primera semana fuera de la Academia ha sido mejor de lo que se temía. "Al principio era raro, pero me he acabado adaptando", ha dicho el gallego, que verá el concurso esta noche junto a Cepeda y Ricky "si le da tiempo". Además, ha apostado por un dúo para Eurovisión compuesto por Amaia y Alfred, una opción a su juicio "increíbe". En la entrevista ha intervenido el director musical de la academia, Manu Guix, que ha aventurado que la gala de esta noche va a ser "especialmente emotiva" y ha vaticinado que las actuaciones de los dos aspirantes a convertirse en el quinto finalista, Agoney y Ana Guerra, van a ser "espectaculares".

Vuelve el programa de televisión que está a punto de convertirse en todo un clásico de las Navidades, MasterChef Junior, cuya quinta edición se estrena este miércoles por la noche en La 1 de Televisión Española16 niños de entre 8 y 12 años se enfrentarán en las cocinas a pruebas tan duras como las de los mayores para demostrar una vez más que el talento en los fogones no tiene edad. Uno de los jueces, Jordi Cruz, ha subrayado en Las mañanas de RNE que "un peque, si le das cancha, hace de todo".

Vestido con la chaquetilla de ganador de la segunda edición de MasterChef Celebrity, Saúl Craviotto ha dicho en Las mañanas de RNE que le cuesta creer que sea el vencedor del concurso. "Dos meses antes no tenía ni idea de cocinar. Si me lo llegan a decir el primer día que iba a ganar MasterChef hubiera alucinado", ha confesado.

Una tortilla, comida a la plancha, arroz a la cubana y poco más. Eso era todo lo que sabía cocinar el piragüista y policía, por lo que se preparó a conciencia: "Fue un poco una obsesión, porque cuando me dijeron que entraba, yo conozco mucho a Marcos Morán, que tiene un restaurante estrella Michelín en Asturias, y le dije, oye, que voy a MasterChef, y me dijo, pues ven y yo te enseño. Me acuerdo que me pillaba a cinco minutos del lugar donde entreno y me ponía desde las 11 de la mañana hasta las cuatro o cinco de la tarde que acababa el servicio como un cocinero más".

El no poder seguir entrenando y los nervios hicieron que perdiera durante el concurso siete kilos. Pero la experiencia le ha merecido la pena y anoche lo celebró junto al resto de concursantes -salvo Juan Betancourt y Edu Soto-. "Vimos el programa, no lo escuchamos. Con Bibiana y Anabel era imposible", ha dicho entre risas.

¿Se ve trabajando profesionalmente en el mundo de la restauración en un futuro? De momento dice no estar en su cabeza, aunque no lo descarta. "Quiero ír a los Juegos de Tokio, que ya quedan tres añitos. Estoy centrado en ese proyecto, en ese sueño, y quiero cerrar mi ciclo y mi carrera deportiva en Tokio", ha asegurado.

En su cuadragésimoquinta edición se concendió una Antena de Oro Extraordinaria al presidente de RTVE, José Antonio Sánchez. También fueron reconocidos con este premio el Canal 24 horas, que este año celebra su 20 aniversario; el director de los servicios informativos de RNE y el programa de la 1 Aquí la Tierra. La nota musical de la gala corrió a cargo de un quinteto de viento de la Orquesta RTVE.

Hasta luego, Lucas, daba igual que Lucas no estuviera por ninguna parte, Chiquito logró que todos dijéramos ese Lucas, después de un "hasta luego.

Pero mucho antes de que Grijander anduviera por ahí, a saltitos, Chiquito fue cantaor y estuvo en Japón y pasó mucha miseria y mucho hambre.

Dicen que tras la boda con su Pepita del alma, que murió hace cinco años, el convite fue de café con churros.

Pero en 1994 la televisión hizo que entrara en todas las casas, que sus gestos, sus palabras inventadas, esa forma de humor surrealista nos hiciera reír inevitablemente. Que le trataran de imitar sin conseguirlo, porque los fistros pecadores de la pradera no abundan y Gregorio Esteban Sánchez ya era un mito.

Hasta luego, Lucas, hasta siempre, Chiquito.